Escala de Grises - Los símbolos y las deudas históricas
En opinión de Arendy Ávalos

Este lunes 15 de septiembre, México añadió un hecho histórico más a su lista. Por primera vez, una mujer celebró la conmemoración de la Independencia mexicana. Desde el balcón de Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum se presentó ante las casi 140 mil personas que respondieron sus arengas con “¡vivas!” entusiastas.
El protocolo, además de estar protagonizado por la presidenta, estuvo lleno de simbolismos feministas. Más allá de la vestimenta (que, por supuesto, no fue al azar), Sheinbaum encontró la forma de demostrar que su discurso oficial está respaldado por gestos repletos de intención y significado.
El retrato de Leona Vicario, la escolta conformada por ocho mujeres cadetes y un grito que rompió la tradición con microfeminismos como nombrar a Josefa Ortiz con sus apellidos, haciendo a un lado su relación con Miguel Domínguez, intercalar el nombre de un héroe y una heroína mexicana y nombrar a las mujeres indígenas fueron una forma de reconocer el papel de las mujeres en la historia de nuestro país.
Además, la presidenta aprovechó la oportunidad para lanzar un mensaje directo a Estados Unidos y Donald Trump, celebrando a “nuestras hermanas y hermanos migrantes” y celebrando que México es un país soberano, que sigue luchando por su independencia doscientos años después, incluso en el terreno comercial.
La primera presidenta del país logró ponerle su sello a uno de los actos más importantes a nivel nacional para, después, escuchar el himno nacional (sin microfeminismos, eso sí), ver el espectáculo de fuegos artificiales y terminar con el son jarocho y “Cielito lindo” entonado por las personas asistentes.
En esta ocasión, el reconocimiento a las adecuaciones realizadas por Sheinbaum y su equipo asesor son innegables. Colocar a las mujeres como parte de un acto que, hasta ayer, había sido encabezado por presidentes, con hombres como únicos personajes relevantes en la historia, fue un acierto tremendo.
Sin embargo, aunque los símbolos tienen un valor incuestionable, sería un error pensar que eso es suficiente. La lucha no puede reducirse únicamente a lo que vimos la noche del lunes. El feminismo en México, además de representación en actos solemnes, requiere de transformaciones estructurales que garanticen la integridad, la vida y la igualdad para todas las mujeres.
Esas heroínas anónimas que Claudia Sheinbaum recordó en su grito son un recordatorio constante de que, además de luchar por la independencia política, lucharon por la posibilidad de vivir en un país más justo; anhelo que hoy sigue vigente. Aunque nombrarlas es profundamente significativo, no perdamos de vista que hay una serie de deudas históricas, como erradicar la violencia machista que asesina a once mujeres cada día en México.
Falta un camino largo para que los decretos se traduzcan en realidades cotidianas, para que el reconocimiento a las mujeres no sólo se viva un día al año. Los obstáculos que las mujeres enfrentan en sus comunidades, en sus lugares de trabajo y en sus propios hogares demuestran que el verdadero desafío no está en el balcón de Palacio Nacional, sino abajo, en las calles, en las instituciones.
Ojalá que este primer grito de independencia encabezado por una mujer sea una invitación a no conformarse, a seguir luchando desde todas las trincheras. No hay mejor forma de celebrar y conmemorar a las heroínas que nos dieron patria que implementando acciones concretas para que las mujeres puedan vivir una vida libre de violencia.
Claudia Sheinbaum, además de pasar a la historia como la primera presidenta de México, tiene la posibilidad de ser recordada como la primera que ejerció ese título de manera responsable. En nuestro país es indispensable que el feminismo deje de ser utilizado únicamente como un recurso discursivo, exigimos una política pública realmente transformadora.
Si la presidenta logra que su gobierno traduzca esos gestos en acciones, entonces sí podremos decir que las heroínas anónimas han sido honradas con justicia. Recordar a las mujeres que nos dieron patria es garantizar que hoy todas las mujeres podamos contribuir a escribir la historia en México.
¡Vivas!
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