Escala de Grises - Particularidades II

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Particularidades II

Informe presidente

 

Ayer atestiguamos el Segundo Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (¿el segundo!, se preguntará usted. El segundo oficial, nada más.) y, en esta ocasión, a diferencia de la edición pasada, le traigo un resumen mucho más breve; porque hay temas mucho más importantes para poner sobre la mesa.

Los ejes principales del discurso fueron: el combate a la corrupción, la salud pública, el coronavirus y la pandemia, la economía, los apoyos que ha otorgado a la población vulnerable; la educación, la construcción de sus obras insignia, la inseguridad, los ataques de los conservadores y su compromiso con la sociedad.

Aunque, aparentemente, podríamos entretenernos días enteros para analizar lo dicho por López Obrador, la realidad es mucho más simple. Empecemos con uno de los spots más polémicos con los que se promocionó el evento.

El presidente mencionó: “Los conservadores sostienen que estamos llevando al país al comunismo. El Papa Francisco ha dicho que ayudar a los pobres no es comunismo, es el centro del Evangelio”. Ah, bueno, pa’ saber. Si uste tenía duda de lo que opinaba el Papa, pues ya no más.

A pesar de que el INE vetó el spot, al presidente pareció no bastarle. En las primeras líneas que pronunció el martes, estuvo la siguiente “en estos tiempos, transformar es moralizar”. Alguien se toma muy en serio su papel de “Mesías de la democracia”. Una lástima. Sin embargo, no deja de sorprendernos el cinismo con el que acude a este recurso cada que tiene oportunidad.

Los tiempos mediáticos son casi perfectos y al mandatario se le está cayendo el evento. Sus palabras respecto a la lucha de la corrupción pasaron desapercibidas en unos ojos (y oídos) que ya vieron a Pío recibir dos millones de dólares de quién sabe dónde o —como a López Obrador le gusta llamarse— las generosas “contribuciones” del pueblo bueno.

Por otra parte, y este es el último punto que toco, tenemos su versión sobre la pandemia por la que atraviesan México y el mundo: “La pandemia no es un asunto político, sino de salud pública”. Ahora nos queda mucho más claro por qué el presidente no ha metido ni las manos para hacer algo por frenar la crisis en salud pública; pero le tengo malas noticias. Todo es político.

El optimismo se está nublando por los problemas sociales, las dificultades económicas y las brechas de desigualdad que se acentúan todos los días. Cuando las emociones se enfríen, la población estará preguntándose “¿Qué hiciste por mí?”. Si el presidente tiene un poco más de visión, deberá moverse y hacer algo más que solo trenes. Ya veremos.

#JusticiaParaDanna

Danna Reyes, una niña de 16 años, fue asesinada el pasado 22 de agosto en Mexicali, Baja California. Su cuerpo fue quemado y arrojado a un lote baldío. A pesar de esto, las autoridades encargadas del caso no consideraron tipificar su muerte como feminicidio.

Según el Código Penal de Baja California, dos de las causales de feminicidio son que las víctimas hayan tenido “lesiones degradantes o mutilaciones” y que el cuerpo fuera “expuesto o arrojado en un lugar público”. Pues al parecer la violencia que sufrió Danna no fue suficiente para que las autoridades pudieran atender el proceso correctamente.

Al respecto, el fiscal general del Estado, Guillermo Ruiz Hernández declaró los siguiente: “Tristemente en Mexicali, la semana pasada, [fue asesinada] una niña de 16 año, pero pues la niña también traía tatuajes en todos lados”.

Como usted habrá de imaginarse [o no] las declaraciones del fiscal fueron criticadas en las plataformas digitales. ¿Ya sabe por qué? Exacto. Porque criminalizan y revictimizan a una mujer que no tuvo la culpa de haber sido asesinada.

¿Qué tienen que ver los tatuajes de la menor en su asesinato? Lo único que, tal vez, podría decirse al respecto es que gracias a las señas particulares pudo identificarse su cuerpo. Ni una palabra más. Empero, el fiscal utilizó la palabra “pero”, como justificando su feminicidio, como explicando que Danna no merecía seguir viva porque “quién la manda a tatuarse”.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California, organizaciones, activistas y miles de personas se posicionaron en contra del fiscal y no era para menos. En muchas Escalas le he contado sobre la negligencia de las autoridades y el machismo —en este caso bastante explícito— que poseen.

Las autoridades responsables de resolver delitos como este deben desprenderse de prejuicios y cualquier tipo de discriminación; pero sigue sin quedarles claro. Sin embargo, resulta cada vez más sorprendente que en el mismo país en el que matan a 11 mujeres todos los días, se siga asumiendo que la culpa no es de sus agresores, sino de ellas mismas.

Los únicos responsables de los feminicidios son los feminicidas. Los únicos responsables de las violaciones son los violadores. Los únicos responsables del acoso son los acosadores. Y así nos podemos ir con cada expresión de la violencia de género, la fórmula seguiría siendo la misma. Los tatuajes, la ropa, la hora o las sustancias ingeridas jamás justificarán la violencia. La culpa nunca es ni será de las víctimas.

#SonMisFotos

El pasado domingo, la etiqueta que le da título a este apartado fue tendencia durante unas horas gracias a la sororidad de cientos de mujeres que se unieron para denunciar un caso de violencia digital y, claro, violencia de género.

Gilberto Israel filtró las fotografías íntimas de su exesposa —cuyo nombre no será mencionado—. Ella, a su vez, declaró que el agresor la ha amenazado de muerte en repetidas ocasiones. ¿La razón? Se niega a regresar con él. “Trata de afectarme de una u otra manera. Siempre han sido amenazas constantes, lo tengo demandado. Los invito a que lo conozcan antes de hablar o de opinar”, expresó en un video.

 Al conocer la historia, las usuarias de Twitter comenzaron a adjudicarse la identidad y a exigir justicia en una ola de apoyo inmediata. Además, se compartió la información correspondiente para actuar en un caso similar al de la víctima.

La Ley Olimpia está vigente en la mitad del país y establece la violencia digital (acoso, hostigamiento, amenazas, insultos, violación de datos e información privada) como un delito que debe ser castigado con sanciones económicas o, en el caso de la CDMX, con hasta 12 años de prisión.

Sin embargo, esto no ha sido impedimento para que decenas de hombres (o cientos, lamentablemente) sigan compartiendo fotos íntimas de sus parejas con amigos o, incluso, en plataformas donde se expone hasta el nombre de las víctimas (sin su consentimiento, por supuesto).

El objetivo de este acto tan repugnante —perdón, no podía evitar el calificativo— es vulnerar la integridad de las mujeres y, en casos como el del pasado domingo, amenazar o chantajear a las víctimas y perjudicarlas como un tipo de venganza.

Ahora, vamos a dejar algo claro. Si usted forma parte de las personas cuyo argumento principal es “Ay, si no quiere que le pase eso, entonces que no mande fotos”, permítame decirle que —sin importar el género con que se identifique— su mente padece de un mal estructural llamado machismo.

Las mujeres debemos ser libres de ejercer nuestra sexualidad y, si así lo deseamos, compartir cierto contenido con la seguridad de que nuestra privacidad, nuestra confianza y nuestros cuerpos estarán a salvo. Mi cuerpo es mío. Yo decido. Tengo autonomía. Yo soy mía.

 

¡Que se haga justicia!

arendy.avalos@gmail.com

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