Escala de Grises - Falta de autoconciencia
En opinión de Arendy Ávalos
A pesar de las señales evidentes para que el Partido Revolucionario Institucional desista de sus esfuerzos por figurar, las personas que aún pertenecen a él no aceptan la derrota. El pasado domingo, se celebró la 24 Asamblea Nacional Ordinaria del partido en el Pepsi Center, con una asistencia superior a las tres mil personas.
Después de un par de horas, el grupo de priístas tomó la decisión de cambiar los estatutos de la institución. Con la esperanza de que todavía habrá un renacer del PRI, Alejandro Moreno, el dirigente nacional, modificó las reglas del juego para permanecer en el poder hasta el año 2032.
Como ya se ha vuelto una costumbre en la política mexicana, Alejandro Moreno decidió responder las múltiples críticas que ha recibido con ataques y amenazas, desde investigar lo ocurrido con el Pemexgate hasta adjudicar responsabilidades en el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
“Alito” Moreno aprovechó los oídos de su audiencia para sentenciar que quienes se han alejado de las filas del PRI no son más que “una bola de cínicos, de lacayos al servicio del gobierno” que no hacen más que romper la unidad de la institución a su cargo. Sin embargo, no todo se reduce a la necesidad de inmunidad y acuerdos con la administración actual.
Y es que, aún después de 70 años (o más), la historia sigue haciéndose presente. Bastan unas clases en la primaria para comprender que las reelecciones orquestadas por el PRI (o por cualquier otra institución, ya que andamos por ese camino) no son la mejor idea. ¿O acaso la militancia no ha aprendido nada?
Desde las malas costumbres, como saltar de un partido a otro, traicionar a sus mismos compañeros o aferrarse al poder sin importar las consecuencias, el priísmo no ha hecho más que repetir los mismos errores de siempre. Tal vez en eso radique su pérdida de poder parlamentario y territorial, en la falta de autoconciencia.
Entre las críticas por las decisiones de Moreno hasta la nostalgia cínica de quienes afirman que “ya no es el PRI de antes”, el partido parece fragmentarse cada vez más. Sin embargo, algo debe quedarnos claro. Independientemente de las preferencias que tenga cada persona, la caída paulatina del PRI no representa la destrucción de las malas prácticas en la política y, mucho menos, el triunfo rotundo de la “izquierda”.
Una de las razones fundamentales para que la desgracia llegara al PRI es el cansancio de la población ante su pésima gestión en la presidencia y los tantos otros cargos de representación que han ocupado por décadas. No se trata de las traiciones o los chapulineos, sino de los múltiples errores cometidos a lo largo de su historia.
Ahora, mucho ojo. Esta también puede ser una enseñanza para cualquier otra fuerza política que pretenda hacerse (o mantener) la hegemonía. Tal vez esta muerte anunciada sea una alerta para quienes pretenden seguir haciendo historia y prevenir un desastre en las urnas como el que vivió el PRI el pasado dos de junio.
A pesar de que el partido y su dirigente aún no aceptan la derrota ni la agonía en la que se encuentran, parece que la despedida es nada más cuestión de tiempo. Y por más Escuela de Cuadros y discursos en los que se declaren “más fuertes que nunca”, los rastros y consecuencias de sus decisiones no podrán eliminarse de la historia ni del electorado.
Mi más sincero pésame:
@Arendy_Avalos en X y Threads