Escala de Grises - Al infinito y más allá

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Al infinito y más allá

El pasado 16 de junio, Lightyear, la nueva película de Disney, llegó a la cartelera mexicana con grandes expectativas para el público infantil y adulto. Con un promedio de 25 funciones por día en cines comerciales, la producción de Pixar apostó —una vez más— por la nostalgia. Sin embargo, además de la emoción por parte de la audiencia fanática de Toy Story, Lightyear despegó acompañada de la polémica.

Aunque podríamos pensar que la fama de dicha película se debe únicamente al cariño por el astronauta, la popularidad de la frase que le da título a esta edición o la admiración por el estudio, la realidad es un tanto más compleja. Y es que Disney y Pixar optaron por mostrar a una familia homoparental, situación que no fue bien recibida por las personas homofóbicas de la sociedad.

De acuerdo con información reciente, Lightyear se prohibió en 14 países de Oriente Medio y Asia entre los que se encuentran, Arabia Saudita, Líbano, Egipto, Indonesia y Malasia; países en los que las relaciones entre personas del mismo sexo son criminalizadas. Los Emiratos Árabes Unidos argumentaron que la película “viola los estándares de medios del país”. Las leyes musulmanas las dejamos para después.

Si usted no ha visto la película, le cuento. La escena (con una duración menor a los tres segundos) que ha provocado un escándalo en México [y en el mundo] se resume en el reencuentro de dos mujeres que, tras estar separadas por cierto tiempo, se saludan con un beso “de piquito”, como se conoce coloquialmente. Nada más y nada menos.

El mismo contacto que hemos visto en producciones que van desde Blancanieves (1937), La Cenicienta (1950) y La Sirenita (1989); hasta Frozen, el éxito taquillero del 2013. La diferencia es que no hay mayor conflicto en proyectar un beso entre un hombre y una mujer… Aunque la mujer esté inconsciente, como en el caso de La Bella Durmiente.

Esos besos, por supuesto —al ser parte de la heteronormatividad—, no causan mayor conflicto, no necesitan aclaración ni son blanco de protesta para las madres y padres conservadores. Por otro lado, la escena de Lightyear ha generado en las familias una duda de esas que no dejan dormir: ¿Cómo le voy a explicar eso a mi hije?

Aunque usted no lo crea, la respuesta a esa pregunta es más simple de lo que podría imaginarse. El primer paso es abrir los ojos y darse cuenta de que la palabra diversidad forma parte de la realidad que, inevitable y afortunadamente, seguirá reflejándose en las películas. ¿Qué mejor forma de poner el tema sobre la mesa?

Constantemente, se concibe a las infancias como responsables de construir un mañana o una sociedad mejor, como la esperanza inequívoca de que la humanidad será cada vez más cercana a la perfección. Sin embargo, suele olvidarse que las niñas y niños ya no son parte del futuro, sino de un presente que no se detiene. En resumen, las personas responsables de crear un futuro mejor no son las nuevas generaciones.

La representación es necesaria en todas las esferas, incluida la del entretenimiento. No sé usted, pero empezar por demostrar que la diversidad sexual no es un pecado, una enfermedad o algo malo me parece “un gran salto para la humanidad” y una forma más de enseñar que ninguna persona debe ser excluida de ningún espacio por su orientación sexual o su identidad de género.

La inclusión de temas LGBTIQ+ podría representar una luz necesaria para aquellas personas que son señaladas constantemente, víctimas de expresiones de odio, agresiones físicas y acoso; especialmente en un país como el nuestro, donde imperan problemas como el machismo, la discriminación y la LGBTfobia.

México, según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, es el segundo país en el continente americano con más violencia por homofobia y transfobia (Brasil es el primero y Estados Unidos el tercero). De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), seis de cada 10 personas que se identifican como parte de la comunidad ha sufrido algún tipo de discriminación.

Plantear la posibilidad de que las familias no deben —en términos de obligación— estar conformadas por una madre, un padre, dos hijes y un perro (tal como indica la heteronormatividad), es una oportunidad más de evitar que la discriminación se vuelva parte de la cotidianidad.  ¿Por qué no empezar desde hoy? Hablar sobre diversidad también es hablar de respeto y tolerancia. ¿Hasta dónde puede observarse el arcoíris?

Al infinito y más allá:

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