Cuando sea demasiado tarde… - La Movilidad como Termómetro Social

En opinión de Gabriel Dorantes Argandar

Cuando sea demasiado tarde… - La Movilidad como Termómetro Social

Muy buen día, apreciado lector. Esta semana estuvo bastante movida por todos lados. En el plano de lo internacional todavía no han declarado el inicio de la IV Guerra Mundial, pero entre el conflicto en Ucrania, cómo están las cosas en medio oriente en general, y ahora con el ataque perpetrado por Hamas en contra del estado de Israel, podemos anticipar que los gringos y los rusos ya se van a poner intensos. No manifiesto apoyo por Palestina o Israel (porque de entrada lo poco que conozco del tema me indica que es de una complejidad nivel Edgar Morin), pero sí condeno el andarle haciendo agujeros a la gente para solucionar cualquier forma de conflicto. Isaac Asimov sostenía que la violencia es el recurso favorito del ignorante, y veo que es sintomático a esta desaceleración intelectual, cultural, y humana que estamos viviendo actualmente. Leí también por ahí que el peso argentino está ya a mil unidades por dólar, cosa que preocupa en gran medida porque los conflictos económicos en el sur irán subiendo por el continente, lo cual avivará las actividades del crimen organizado (que ya hasta candidatos presidenciales han perdido la vida), y eso sólo detonará más movimientos migratorios hacia los esteits.

            Ya dentro de la frontera de mi amado México, le tumbaron un fideicomiso al Poder Judicial por un monto de 15 mil millones de morlacos, de tal manera que Gobierno Federal pueda disponer discrecionalmente del recursho. Al parecer el López quiere administrar directamente todo el presupuesto y tienen la fuerza mayoritaria para conseguir este tipo de logros. Vi varios comentarios de que la acción era anticonstitucional, pero ya ve usted que tiene más usos el papel de baño. Veremos qué efectos tiene tal acción, si es que los tiene y son visibles. Lo que sí veo es que cada vez hay más Guardia Nacional armada hasta los dientes patrullando por las calles de mi amada Cuernavaca.

            Ya en lo que nos atañe a la temática de esta columna (aunque era necesario el contexto para lo que voy a sostener), la noche del miércoles o madrugada del jueves, ocurrió un hecho de dimensiones kafkianas sobre avenida universidad. Un joven (que no se sabe a ciencia cierta si pertenece a la comunidad venada) en lo que aparenta ser estado de ebriedad pero yo diría que es de sustancias más complejas, no pudo mantener el carril mientras descendía por la vía e impactó a otro joven que venía en motocicleta. Alguien prontamente graba el hecho unos segundos después de haber ocurrido (en los videos se puede apreciar que son como tres o cuatro los testigos), y el conductor de la camioneta trata de abrir la puerta del conductor (al parecer se baja del vehículo por la puerta del pasajero), rodea la camioneta buscando algo, y procede a orinar alrededor del mismo, mientras se aprecia el cuerpo del motociclista tendido sobre la vía a unos cuantos metros. El conductor se da a la fuga, y el motociclista pierde la vida parece ser que instantáneamente (el cuerpo queda como a 10 metros de la motocicleta). La comunidad universitaria está muy indignada por el hecho, parece ser que el muchacho que pierde la vida sí era estudiante de la gloriosa UAEM y, de todas maneras, en caso de no serlo, el hecho es indignante en sí mismo y ocurre en las inmediaciones de la universidad (ya ve usted todos los abrevaderos clandestinos y no tan clandestinos que ofrecen sus servicios en tal avenida).

            Los estudiantes se organizan y realizan una manifestación la mañana del viernes cerrando la glorieta de la Paloma de la Paz, el vaso comunicante más importante de la ciudad. Yo no sé si me estoy haciendo viejo (mis estudiantes ya han dictaminado que oficialmente soy un chavorruco, lo cual todavía no termino de determinar si es bueno o malo), pero esto de cerrar vialidades ya está comenzando a cansar. Lo admito, su servidor ha participado en más de una (sin entrar en detalles porque kof kof), pero no se está consiguiendo mucho con estas acciones. De cierta medida la manifestación pública era una medida extrema que buscaba cumplir un objetivo, y veo que cada vez hay más eventos de esta naturaleza y cada vez se consigue menos. Pues bien, transcurría la manifestación de los estudiantes de manera pacífica, cuando un conductor de transporte público colectivo, haciendo gala de su amabilidad, humanidad, elegancia y salud mental, encuentra oportunidad para romper el cerco creado por los estudiantes y logra traspasar hasta el otro lado de la glorieta. Afortunadamente los estudiantes reaccionan con celeridad y logran salir del paso del vehículo, y algunos policías emprenden la persecución para detenerlo algunos metros más adelante. Ya hubiera sido mucho que se les escapara tal hombre de bien y orgullo para su familia, pero las cámaras y la presión social se aseguraron de que lo detuvieran. Es increíble la total ausencia de respeto por el bienestar de otras personas en los conductores de transporte público de esta ciudad.

            Por eso insisto en que la movilidad es una especie de termómetro social, pues nos indica el estado de crispación psicológica en la que se encuentra la población. Porque la psicopatía subclínica no ha muerto, pero en cosa de nada dejará de ser de grado subclínico.