Cuando sea demasiado tarde

En opinión de Gabriel Dorantes Argandar

Cuando sea demasiado tarde

Peatonizar lo impeatonizable.

 

He recorrido un porcentaje importante del Estado de Morelos, tanto en transporte público como en particular. Conozco Tehuixtla (¡los caldos!), Zempoala (¡la barbacoa!), Hueyapan (¡el pan!), y Axochiapan (donde no he tenido el placer de comer). He subido las pirámides de Xochicalco, he dado clases en el Claustro de Tepalcingo, y he subido a las comunidades que están a tiro de piedra de Buenavista de Cuellar. Definitivamente me falta mucho por recorrer, pero conozco una gran parte del glorioso estado de Morelos. He podido observar de primera mano el fenómeno de la movilidad en toda la región, desde Toluca hasta Puebla, desde Chilpancingo hasta San Juan del Río. Estos años de experiencia me han permitido concluir una sola cosa: la infraestructura en Morelos está en un estado deplorable que muy probablemente lo sea irreversiblemente.

Éste es tema de mi especialidad. Por ahí anda el material que he publicado: artículos en revistas indexadas, un libro, capítulos de libro, entrevistas, columnas de opinión, videos de Youtube, hasta un usuario de twitter hay que hice con la idea de promover mi trabajo en Psicología de la Movilidad. Nada más el Libramiento de Cuernavaca es un fenómeno complejo digno de Edgar Morin. Esta columna versará de un tema que atañe a todos pero importa a pocos (por lo menos a pocos de aquellos a quienes debería de preocupar): la movilidad peatonal.

La temática es harto diversa. Personalmente opino que aquellas personas que sólo andan en auto no comprenden a aquellos que nunca lo hacen, y aquellas que constantemente viajan en auto tampoco comprenden muy bien las peripecias del peatón. Dado que hoy en día hasta los reglamentos de tránsito se inventan los policías, me he visto renuente a adquirir un ejemplar. Una búsqueda rápida en internet nos da un reglamento en pdf que data del 2014. Asumiendo que el reglamento es verídico y su información se encuentra intacta tal cual como se aprobó, éste documento cuenta con 5 grandes y poderosos artículos que muy finamente regulan el comportamiento del peatón en la vía pública. ¿Quién hubiera dicho que no se puede circular en patines en las vías públicas? Llamo su atención al Capítulo IX, artículo 41°, numeral III, el cual dice a la letra: En los lugares donde haya pasos a desnivel para peatones, deberán hacer uso de ellos para cruzar las calles.

Aquí es donde la cosa se pone harto entretenida. Dado, los pasos a desnivel no sólo se pueden usar para cruzar las calles (siendo el comercio informal su uso principal), y he podido observar que hasta hay motociclistas que aprovechan su colocación (el puente peatonal que está sobre el Libramiento a la altura de la colonia Antonio Barona, por ejemplo). Así que vamos al grano: es hora de una buena idea, mala idea, de los puentes peatonales.

Los puentes peatonales se colocan donde los usa lo gente, no dónde el gobierno quiere que la gente circule. No hay poder humano que haga que las hordas de gente castigada por el sol inclemente escale 3 pisos de escaleras y descienda por una misma cantidad para cruzar la calle. No es culpa de la gente, no es un tema de educación, no es un tema de educación vial, ni civismo, ni hospitalidad, ni artilugios de magia. La gente cruza la calle donde necesita cruzarla. Los únicos dispositivos que el peatón tiene a su servicio son los semáforos, aquellos grandes y míticos seres que son capaces de detener un 90% de la circulación por no más de dos minutos a la vez. Si el peatón desea cruzar la calle aquí, hará más uso de los semáforos que tiene cerca que el puente peatonal más cercano (el cual muy posiblemente esté a más de 100 metros). Un gran avance en la movilidad urbana se alcanzará cuando se invierta en puentes peatonales que se coloquen donde sean requeridos por los usuarios, no dónde se ajusten a las necesidades de la infraestructura. Un buen ejemplo de esto es la porción de Plan de Ayala que hay frente al edificio del IMSS: en cualquier momento dado, hay más del triple de personas cruzando la calle cerca de los semáforos o donde los autos se ven obligados a parar, que sobre el paso peatonal.

¿Qué se requiere para un buen paso peatonal? Además de colocarlo donde sea requerido, es importante adecuarlo a las condiciones de la infraestructura actual y a las necesidades del usuario. ¿Cuántas personas suelen transitar por este cruce? ¿Tiene accesibilidad para personas de capacidades diferentes? ¿Es preciso dotarle de un techo, para el sol inclemente? Las rampas son mil veces mejor que las escaleras directas, pero no sólo hay rampas, también hay accesos en espiral y, ¿por qué no?, interconexiones entre diferentes puentes. Un ejemplo de ello es el puente peatonal que se hizo en la ciudad de Puebla, sobre la avenida Atlixcáyotl. Yo sueño con un puente peatonal que vaya desde más allá del Crucero de Tejalpa, hasta más allá de la Paloma de la Paz. Si no podemos hacer que los autos y los peatones se relacionen en un solo medio sin que signifique riesgo, vulnerabilidad, y/o pérdida de vida, ¿por qué no hacer el esfuerzo de separar a los peatones de los autos un poco más?

 

*Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología

Universidad Autónoma del Estado de Morelos