Combatir la impunidad
En opinión de Juan Salgado Brito
Justicia, es el clamor que corre y recorre por todos los ámbitos del Estado y de todos los sectores de la sociedad, que advierten una creciente impunidad ante los altos índices delincuenciales y de violencia que se generan a diario en todos los municipios de la Entidad y que aun cuando las víctimas y los agraviados los denuncien pocas esperanzas tienen de que se investigue y se castiguen los delitos, ya sean homicidios, robos, asaltos, secuestros, extorciones, violaciones y lo que es peor, los feminicidios que tanto lastiman y ofende a las mujeres y a la sociedad. Frente a este problema, por desgracia para los afectados, otros vicios como el burocratismo, la corrupción, la indiferencia e insensibilidad de muchos servidores públicos encargados de procurar e impartir justicia son causantes de que la impunidad sea lo que más lastima, indigna y condena la sociedad.
La situación y estado de cosas que se está viviendo y que padece cotidianamente la población, amerita, una revisión a fondo y en serio de las estructuras de poder y del desempeño de muchos funcionarios y empleados de las dependencias responsables de recibir las denuncias, perseguir los delitos y aplicar las penas; se requiere un enérgico sacudimiento con reformas profundas del ministerio público, una institución que como representante social que se le llama, hoy día deja mucho que desear por lo anquilosado y viciado que parece estar. Urge una revisión, modernización y actualización del ministerio público y de todas las instancias de procurar justicia, donde la Fiscalía General del Estado tendría que emprender una revolución autentica.
La ciudadanía, la gente en general quizá pueda tolerar alguna falta de respuesta de la autoridad a sus peticiones para atender o mejorar un servicio público, como de algún trámite administrativo, la falta de agua, de alumbrado público, de recolección de basura, etc., pero lo que no tolera ni perdona es la impunidad, que los delincuentes, que matan, violan, roban, secuestran, agreden su integridad física o patrimonial propia o de sus seres queridos, quede en el olvido por las autoridades sin que se persigan, aprehendan y castiguen a los culpables.