Breves de Abogados y Políticos - TSJ: La tormenta que viene
En opinión de Alejandro Corona Markina
Las condiciones para que se genere la tormenta perfecta en el Tribunal Superior de Justicia, están dadas.
Resulta que el 14 de julio del presente año, se publicó en el periódico oficial “Tierra y Libertad”, la modificación a la Ley Orgánica del Poder Judicial, decreto en el que nuestros corruptos diputados, consideraron que a nuestra entidad le sobra el billete, por lo que establecieron suelos y prestaciones multi millonarias para los magistrados que, a partir de esa fecha, concluyan el periodo para el cual fueron designados. Además, éstos tendrán el privilegio (que no tiene ningún trabajador en el mundo), de exigir de inmediato el pago de la referida pensión, esto directamente en la administración del TSJ y sin pasar por el engorroso trámite de revisión de documentos, antes de obtener el decreto de pensión, lo que necesariamente debe hacer todo burócrata ante la Comisión del Trabajo de la legislatura local.
Se trata de un decreto absurdo, distinto al que acaba de vetar el gobernador Cuauhtémoc Blanco y que, por irregular, está sujeto a muchas interpretaciones y por lo mismo debería controvertirse, ya sea por la Fiscalía General, la Comisión de Derechos Humanos o el propio Tribunal Superior de Justicia, pero… para qué nos hacemos ilusiones.
Sin embargo, los zánganos diputados le dejaron una bomba de tiempo al magistrado presidente Luis Jorge Gamboa Olea, pues luego de la publicación del decreto, de un jalón concluyeron su periodo cuatro magistrados. Ellos por supuesto, están felices y quieren de inmediato seguir cobrando la misma cantidad que cobraban cuando estaban en activo (y que la misma se actualice o incremente cada año), aunque con la diferencia de que ahora no juzgarán más y sólo harán grilla barata.
Las millonarias cantidades para pagar a los magistrados que se van y los que vendrán a ocupar las vacantes, no estaban presupuestadas. Pero a los que se retiran no les importa nada y presionan al presidente del Poder Judicial, a quien le han puesto un ultimátum: o nos pagas o te movemos el tapete.
En este mismo espacio, hemos señalado los actos nada honorables del presidente del Tribunal. Pero hay que reconocer que a los magistrados que se retiran, sólo les anima el no perder sus onerosos salarios de por vida y heredables, además de que se les dé de manera inmediata, como si el dinero apareciera mágicamente, algo que no previó la legislatura más estúpida que hemos tenido (y conste que hemos tenido diputados estúpidos).
Pero para disfrazar su ambición, los magistrados que se van dicen que les preocupa que no se convoque a sesión del pleno del tribunal, ni de la Junta de Administración, Vigilancia y Disciplina del Tribunal Superior de Justicia, que no es otra cosa que el Consejo de la Judicatura local. Pero el presidente no convoca porque también quieren que se discuta su destitución en caso de que no acceda a pagar.
Ciertamente que las salas del Tribunal Superior de Justicia quedarán incompletas y los vacíos los deben llenar la mentada Junta de Administración, Vigilancia y Disciplina, con los magistrados que temporalmente habilite, en tanto nuestros corruptos diputados terminan de vender las magistraturas vacantes y las que pretendían apañarse con el criminal decreto que afortunadamente vetó el gobernador Cuauhtémoc Blanco.
Para explicarlo con más detalle, tenemos que señalar quiénes son los magistrados que dejaron la institución (pero no el millonario sueldo), pues concluyyeron el periodo para el cual fueron designados: María Idalia Franco Zavaleta; Carlos Iván Arenas Ángeles; Rubén Jasso Díaz y Norberto Calderón Ocampo.
Luego, tenemos que precisar cómo estaban integradas las Salas del Tribunal Superior de Justicia. La conformación era la siguiente: Primera Sala: Elda Flores León; Francisco Hurtado Delgado y Jaime Castera Moreno. Segunda Sala: Guillermina Jiménez Serafín; María del Carmen Aquino Célis y Carlos Iván Arenas Ángeles (esta sala queda incompleta con sólo dos integrantes); Tercera Sala: Martha Sánchez Osorio; Rafael Brito Miranda y Juan Emilio Elizalde Figueroa. Sala Auxiliar: Ángel Garduño González; Norberto Calderón Ocampo y Bertha Leticia Rendón Montealegre. Sala del Segundo Circuito: Andrés Hipólito Prieto; Norberto Calderón Ocampo y Guillermina Jiménez Serafín (otra vez); Sala del Tercer Circuito: Manuel Díaz Carbajal; Rubén Jasso Díaz y María Idalia Franco Zavaleta (esta sala queda con un solo magistrado).
Es claro que a los magistrados que se van -al igual que nuestros diputados- sólo les interesa el billete, no la justicia. El que paga los platos rotos de este desastre generado por el congreso, es el pueblo de Morelos. Del mermado presupuesto generado con los impuestos de los ciudadanos, saldrá el dinero para pagar las pensiones millonarias y vitalicias autorizadas en el inmoral decreto del 14 de julio.
Por supuesto que el presidente del Tribunal Superior de Justicia tiene tiempo para controvertir el decreto, pero se daría un balazo en el pie, pues también él es beneficiado y en el momento de que concluya su periodo como magistrado, va a querer que se le mantenga el resto de sus días con el oneroso sueldo de magistrado.
Vamos de mal en peor. Es hora de exhibir a todos los diputados por corruptos.