Becas, mafias culturales y el Nobel de Literatura: Un Contraste de dimensiones épicas
En opinión de Tania Jasso Blancas
Me gustaría llevarlos a un viaje de contrastes épicos en el mundo de las artes. Por un lado, celebramos el reciente galardón del Nobel de Literatura, al distinguido escritor y dramaturgo noruego Jon Fosse, quien ha sido reconocido por dar voz a lo "inefable" en sus innovadoras obras de teatro y prosa. ¡Bravo, señor Fosse! Diez millones de coronas suecas y el reconocimiento mundial le esperan.
Mientras tanto, en la tierra del chinelo y los tacos acorazados, también conocida como Morelos, nos encontramos inmersos en un drama cómico digno de una tragicomedia. Aquí, las becas parecen más un chiste que un estímulo real para el arte, al menos podemos aplaudir a nuestros queridos artistas premiados con suculentas "becas". ¿Quién necesita 16 millones de pesos mexicanos cuando puedes recibir la brillante cantidad de... esperen, ¿me dicen que son menos? Ah, disculpen, parece que exageré los ceros, ¡16 pesos mexicanos! Un gran aplauso para nuestros queridos artistas que recibirán el equivalente de un taco al pastor. Qué suerte la suya, ¿no?
Pero lo que hace de este espectáculo un verdadero festival de hipocresía es la existencia de las llamadas "mafias culturales". Sí, como en una novela de crimen y corrupción, estas mafias otorgan becas a sus fieles seguidores. Esos artistas mediocres que saben perfectamente cómo aplaudir los discursos correctos y obedecer órdenes como si fueran simples marionetas. ¿El resultado? Un festival de subvenciones que se otorgan con la misma seriedad que un juego de cartas en una noche de póker clandestino.
Pero no se preocupen, porque aquí no hay un premio Nobel en juego. Solo la oportunidad de seguir creando, contribuir a la cultura y, quizás, ganar el privilegio de aplaudir a los líderes de su mafia cultural en la próxima convocatoria. ¿Quién necesita un Nobel de Literatura y diez millones de coronas suecas cuando puedes tener un diploma de adulador profesional y el encanto de ser parte de la élite artística local?
Así que, mientras Jon Fosse se sumerge en la gloria del Nobel, aquí en Morelos seguimos luchando por estirar los pesos mexicanos que nos asignan, sorteando las redes de la mafia cultural vigente y esperando que algún día alguien nos premie por nuestra destreza en la diplomacia artística, más que por nuestra auténtica creatividad.
En fin, el mundo de las becas y estímulos para artistas en Morelos puede que no sea tan glamoroso como un Nobel, pero al menos es un escenario lleno de intrigas, donde los artistas pueden aprender las artes secretas de la adulación y la sumisión. ¡Que viva el arte!