Árbol inmóvil - Congreso: caterva de inopia
En opinión de Juan Lagunas
Los inquilinos de “Guillermo Gándara” se han vuelto una muchedumbre de la inopia. En su insignificancia laboral (a dos años), su productividad es nula. No existen tópicos que deban destacarse (Héctor Javier García lo admitió). Le han fallado a la UAEM, empresarios, comuneros de pueblos indígenas y, recién, a los ediles (no sólo por rechazarles sus respectivas leyes de ingresos, sino por no erigir un viso taxativo de solución).
Este martes, Rosalina Mazari Espín (inamovible de la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública. Debió haber sido “rotada”) declaró que es, inescrutablemente “imposible”, que los esquemas financieros de 32 ayuntamientos puedan retomarse en un segundo ejercicio de análisis. Tienen que quedarse con sus lineamientos anteriores (con los que están operando, conforme a la normatividad). Habrá, eso sí, un “ajuste” en UMAS, a fin de lograr los puntos porcentuales necesarios.
Resumen: delicuescencia (en términos de declive).
Ante eso, el alcalde de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante, fue lacónico: felonía. El campo semántico de este vocablo deambula en las paredes enmohecidas del recinto. Hay traiciones por doquier.
Juegan con dados cargados. El presidente de la Mesa Directiva, Alfonso Sotelo anhela, una vez más, la presidencia de su natal Jojutla (donde posee “compromisos” funestos, que le retribuyen un dominio turbio de ciertos aspectos de la cotidianidad sibilina).
Marcos Zapotitla, en su discurso aciago en contra de la senadora Lucía Meza y el munícipe de Cuautla, deja varadas sus concupiscencias… en el aire irrespirable. Lejos de acercarse a la municipalidad, se está alejando más… (En realidad, jamás estivo cerca). Keila Celene Figueroa quiere transportarse a Zacatepec (¡uf!, qué abuso y turbulencia). Mazari querrá repetir un ciclo parlamentario en el ámbito federal. Y las proyecciones pueden seguir…
Lo cierto es que ninguno deja de aprovechar su curul, para catapultarse hacia el glóbulo ulterior. Al fin y al cabo, el poder corrompe y, lo peor, genera impunidad (como es el caso de estos 20 congresistas espontáneos e inadmisibles).
En súmulas, propician desconfianza (de la que no saldrán librados en los comicios que se avecinan, los intermedios, cuya decisión ¿soberana? habrá de suceder a los ayuntamientos y el Congreso).
El tridente Morena-PES-PT se fisuró, otrora. Así se resquebrajarán los demás partidos políticos. Empero, van a intentarlo todo. Hasta la ignominia, si es posible, para asegurar una inmersión más en la nómina pública (en la “ubre”, como le llama el vulgo).
Estarán atentos a las instrucciones que dé el cacique rudimentario de López Obrador.
No existen más los fraudes electorales sistémicos; pero, la manipulación del sufragio es una práctica indescifrable, porque se renueva (en la medida de la voracidad de la clase política).
ZALEMAS
La muerte se ansía; trata de evitarse… O, en algunos casos, tiende un acueducto de persuasión. Pese a que fue derrotada, se ensimisma en el pensamiento absorto de la insuficiencia montaraz del denuedo. El amor no existe, por tanto. Recordemos algunos versos de Sor Juana (a propósito de la nada):
Que no me quiera Fabio al verse amado
es dolor sin igual, en mi sentido;
mas que me quiera Silvio aborrecido
es menor mal, mas no menor enfado.
¿Qué sufrimiento no estará cansado,
si siempre le resuenan al oído,
tras la vana arrogancia de un querido,
el cansado gemir de un desdeñado?
La poetisa, en su nebulosa pesadumbre, nos expresa que el afecto enfrenta una disyuntiva (siempre), que culmina en el desaliento y el esplín. No deberíamos estar aquí. (No puedo endilgar la penumbra de cada día). Uno ama; el otro, henchido el rechazo, fenece… Y así… Hasta el infinito terminable.
Y continúa (ataviada de la dolencia de los besos que no obtiene):
Si de Silvio me cansa el rendimiento,
a Fabio canso con estar rendida:
si de éste busco el agradecimiento,
a mí me busca el otro agradecida:
por activa y pasiva es mi tormento,
pues padezco en querer y ser querida.
En los versos endecasílabos de estos dos últimos tercetos, la “Décima Musa” deja entrever, como un estilete que incluye el espíritu, la tribulación del enamoramiento (reconcomio inservible e ilusorio). Nadie está embelesado. Todo es apariencia, como cuando la lluvia cae en el campo seco. Transustanciación… Mentira. Paganismo transgresor que desagua en el Hades (para siempre).
No me satisfizo el ciclo semanal. (Algo viene…).