Abrazos a los delincuentes, balazos a las víctimas
En opinión de José Román
La política a seguir para combatir a la delincuencia de hecho estuvo definida desde el principio del gobierno de AMLO, que no se haya entendido, es nuestra bronca.
La sociedad mexicana es ingenua, hasta cierto punto inocente, y sigue encandilada con los abrazos y los besos en un romanticismo ridículo donde de por medio están los hechos macabros de las muertes nuestras de cada día. El presidente nos entretiene con sus ocurrencias mañaneras mientras la casa arde. Felices sus seguidores, tan felices que le volvieron en un número importante de votos a dar la confianza a su partido. Trato de entender por qué y llego a la conclusión de que esto tiene un doble sentido: Por un lado con toda la justa razón la sociedad estaba enfadada de los abusos y desmanes del PRI y del Pan, por otro estaba un antiguo priista con una cara de incorruptible con promesas, sino nuevas, al menos impactantes de que su gobierno, si lo elegían, daría pronto y rápida respuesta a los problemas de seguridad que ya era (y es) insoportable. Un asunto que apesta por la fabulosa cantidad de ejecutados por la delincuencia y donde como barita mágica mesiánicamente AMLO prometió resolverlo entregando más dinero en apoyo a los jóvenes sobre todo, que eran y son la carne de cañón con que se alimenta la guerra entre los delincuentes.
Inútil. Obviamente no llegó al precio y las cifras lo delatan: Somos y tenemos el primer lugar mundial en homicidios violentos, es decir, somos una bola de criminales en una gran parte de la sociedad, que no toda la sociedad. Conste. Porque los jóvenes siguen siendo asesinados, las zonas geográficas del dominio del gobierno lenta pero inexorablemente desaparecen ante los ojos románticos del presidente que arroja por montones abrazos y besos a los delincuentes, solo faltan las flores (por floreros no para) porque los festejos al menos de palabra, ya están entregados a las mafias cuando dijo y exaltó lo bien que se portaron el día de las elecciones.
No. No cumplió su promesa de eliminar esta espantosa criminalidad y buscar el castigo de los autores materiales e intelectuales en 6 meses. Pero es que la sociedad vive del engaño, de la fantasía, le gusta que le mientan. Es más, creo que somos más felices con el engaño. Vivimos del engaño y hacemos de la mentira una simbiosis extraña de mescolanza social. Jodidos estamos, pero no queremos salir y ese es el mensaje que enviamos cuando refrendaron el voto a Morena en las pasadas elecciones, que en sí Morena es AMLO, porque si AMLO deja de existir (Dios no lo quiera y prendo mil veladoras para que siga vivito), Morena no existe, es solo un montoncito de diferentes tribus que se volverían caníbales al otro día y ofrecerían los huesos y calaveras de los contrincantes como ofrenda en la tumba de AMLO.
Curiosamente somos felices cuando el presidente viola impunemente la ley y la constitución que juró respetar. Todo mundo le tiene miedo y no porque esté feo y espante sino porque es sabido y los hechos lo dicen, que es vengativo y todos en su gabinete están calladitos que así están más bonitos y sin chistar y menos aún hacerlo razonar y para no desentonar hacen lo que el jefe dice, que lo que dice, contradice lo que dijo que haría. Les vale, el hueso es más importante que el país, el hueso, como se sabía entre los priistas, es de lo más sabroso y quedarse sin hueso, es vivir en el error.
Dijo que castigaría a los funcionarios perversos que día a día generaliza en ya casi tres años y mire Usted que siguen vivitos y coleando y disfrutando de esos haberes que con tanto grillero consiguieron con sus fortunas mal habidas pero que de castigo, nada claro. Al menos yo no veo a nadie verdaderamente enjuiciado y si los miro alegremente disfrutando de la vida.
Mientras, la casa se quema, la gente se desilusiona y quiere más mentiras para entretenerse y seguir amando el engaño. Hábil, ágil, oportuno, eficiente y ni tardo ni perezoso y menos aún manco, AMLO encontró la respuesta: Nos va a entretener con el cuento de la consulta pública para juzgar a quien sabe quién y hay va su borregada, para juzgar a quien sabe quién y que no podrá juzgar a quien sabe cuántos porque ni tiene elementos de prueba, ni la consulta y su respuesta personaliza (no se puede legalmente) a quien va en tambar y ni tiene voluntad y ni siquiera la respuesta que le den alcanzará para juzgar ni a Petra la vecina y solo lo miro como un taquito de lengua para entretener al populacho, ¿no cree Usted?. Si la tuviera, (la voluntad y la imparcialidad) hubiera comenzado como los buenos jueces: Por su familia.