Tregua en primavera
En opinión de Carlos Morales Cuevas
Acodado en tu sonrisa gitana
miro perplejo mis ojos sobre tu cuerpo en el espejo.
Mi aliento timonea sobre tu piel
hasta varar en esos labios tibios
que me incitan a ofrendar mi desnudez.
En este insomnio de Babel,
la luna cuelga de la noche con una soga al cuello;
los poetas habitantes del olvido,
son párvulos demonios del silencio.
El clonazepam le da tregua al amor,
diletante psique que transfigura el alma,
cuarenta y dos besos revoloteando van
de la planta de tus pies hasta el almohadón del alba.
Extranjero en el mar,
muerto estoy, ocho veces por semana.
Eucaristía de la noche malva, corazón,
recital de pájaros sobre el cristal de la mañana.
Sangre que apea dejando impronta en tu mirada,
sortilegio de tres generaciones con ojos en la espalda;
descalza a la congregación con la tercera,
va mi sombra aullando, enredando, girasol, la primavera.