A Nivel Banqueta - Una Cuernavaca sin agua
En opinión de Francisco Valverde Prado
El problema del agua en Cuernavaca no es muy distinto a muchos otros municipios de nuestro país; sin embargo, debería ser distinto por una simple y sencilla razón: las condiciones naturales de nuestra ciudad. Municipio cercano a distintos bosques, barrancas por las que corren ríos y cascadas de agua, infinitas fracturas por las que las lluvias fácilmente se desplazan y fuertes lluvias por aprovechar.
La crisis del agua en Cuernavaca es un problema que día tras día continúa agravándose. Ya no es un tema político, administrativo o municipal; es un asunto de derechos humanos, un asunto que de no atenderse pronto, entraremos de lleno a una realidad muy parecida a la zaga de Mad Max y sus apocalípticas escenas.
Llevamos años con protestas de vecinos por la falta de agua y nada pasa, el problema sigue propagándose y con mucha mayor gravedad. Ya sea por adeudos a la Comisión Federal de Electricidad o por la falta de recursos resultado de muchos trienios de corrupción e impunidad. El problema de fondo es una pésima administración del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC). Hace muchos años que no se le invierte un sólo peso a dicho sistema, ni se aplican nuevas tecnologías y toda la infraestructura hidráulica está en paupérrimas condiciones. El SAPAC es un claro ejemplo de lo peor que tenemos. Cero inversión, pésimo servicio y total opacidad y corrupción.
Cuernavaca no tendría que estar viviendo una crisis tan severa por la falta del vital líquido; esto ha sido el resultado de una enorme indiferencia y poca acción por parte de varios presidentes municipales. Muchos de ellos han hecho del SAPAC, su caja chica, el cajón de donde se saca según amerita la ocasión, siendo los ciudadanos los que pagamos los platos rotos de sus corruptelas.
De no invertirse pronto más recursos en la reparación de toda la red hidráulica, obras que permitan captación de aguas pluviales y plantas tratadoras que puedan devolverle agua limpia a nuestros mantos acuíferos, los días por venir serán desoladores.
Las escenas (cada día más comunes) de pipas circulando por las calles de nuestra ciudad, son el retrato perfecto de un SAPAC que ya no sirve, que ya no funciona. ¿A quién le conviene la venta de pipas cargadas de agua? ¿Quién podría estar detrás de tan maquiavélica acción? ¿De tan corrupta y vulgar idea? A ciencia cierta, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que al SAPAC nada le funciona y todo le duele. Empezando por su poca transparencia y rendición de cuentas.
Las preguntas que los ciudadanos de a pie necesitamos hacernos son: ¿qué haremos?, ¿podremos vivir sin agua? ¡Por supuesto que no! Sin agua la vida no es posible. Que Dios nos agarre confesados y no termine siendo la ciencia ficción nuestro futuro inmediato. De otra forma, ¿qué sigue?¿Traficantes de agua? ¿La venta clandestina de un elemento que por humanidad merecemos?
Hace tan sólo unos días, aparecieron un grupo de lonas alrededor de la colonia Vista Hermosa de Cuernavaca, acusando a las autoridades municipales de corruptas y rateras; esto ante la falta de agua por poco más de tres semanas. También la colonia Antonio Barona, Delicias, el poblado de Ocotepec, Lomas de Chipitlán y muchas otras, han realizado protestas por la falta de suministro de agua potable.
Las respuesta suele ser el “ábrele aquí y ciérrale allá”, dicho de otra forma: cuando falta agua en alguna colonia la redirigen de alguna otra parte para más tarde reorganizarse, pero la infraestructura es la misma, esa que ya no sirve ni funciona, aquella a la que hace muchos años no se le invierte un sólo centavo y mucho menos, ¡pesos!
Así que no nos hagamos bolas, es la corrupción la principal razón por la que el agua está por terminarse en Cuernavaca, tampoco es porque no exista, es simplemente porque carecemos de un sistema que sí sirva a la ciudad y a los que en ella habitamos.
La crisis que viene es de inimaginables proporciones, esperamos que pronto alguna autoridad o gobernante en turno, se preocupe por hacer de Cuernavaca, un lugar en donde la vida sea posible. Mientras tanto, nos dirigimos a un futuro Kafkiano, oscuro y con muy pocas probabilidad de éxito. Nada puede crecer, donde no sale agua de la llave.
La corrupción si mata y en este caso no será la excepción.
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