Juego de Manos - La entrevista
En opinión de Diego Pacheco
El presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, concedió una entrevista exclusiva a la periodista Inna Afinogenova del medio de comunicación Canal Red, la cual fue aplaudida y criticada desde diferentes perspectivas. Más allá de juicios de valor, desde este espacio me gustaría recuperar algunos puntos de esta conversación de más de dos horas de duración.
1. La democracia es el eje principal del discurso del presidente. El mandatario argumenta que las principales enseñanzas del quehacer público vienen de recoger los sentimientos de la gente, pues el escuchar al pueblo es fundamental para reconocer las necesidades y sus posibles soluciones en todo el país. Desde las políticas socioeconómicas hasta los procedimientos de entrega de apoyos, señala que fueron sugeridos por la gente a la que visitaba en las diferentes entidades federativas.
2. La política es tiempo. La precisión temporal de los mensajes y las acciones, de acuerdo con el contexto en el que se encuentran, es fundamental para poder aprovechar al máximo sus efectos.
3. La sociedad mexicana está sumamente politizada. El presidente asegura que esta característica permite que los mensajes proyectados desde la mañanera sean recibidos por la ciudadanía. Independientemente de ello, es verdad que el país tiene gente que se interesa por los asuntos públicos, que fija posturas y trata de informarse. Morelos, por ejemplo, tiene gente que se involucra en la política, que premia o castiga a partidos y personajes políticos en cada elección, he ahí la complejidad de competir en la Tierra de Zapata.
4. AMLO asegura que la democracia genera un sentimiento más fuerte para la persona pobre (llegando al punto de ligarse a su propia supervivencia). Ello, a partir de que afecta la continuidad o cese de las políticas de apoyo, la garantía de derechos y libertades de este sector; contrario a la clase media que se interesa en que se garanticen sus derechos y que exista seguridad. Este mensaje refuerza las políticas públicas del mandatario, pero hace a un lado la amplia participación que tiene la clase media en todas las elecciones. La simpatía de este sector es fundamental para ganar las elecciones.
5. En campañas se ofrecen muchas cosas y existe demagogia, pero la realidad del gobierno es muy diferente. Y sí, las campañas se centran en las emociones de las personas. La esperanza y el miedo son algunas de las más fuertes y, por lo tanto, más efectivas en materia electoral. Podríamos hacer un recuento de ello o, para muestra de ello, observar las campañas federales y locales de este año. Pero ojo, más allá de las promesas de seguridad o de transformación, hay que ver la posibilidad y las intenciones verdaderas que existan para cumplir con estas propuestas electorales.
6. Bajo esa línea de ideas, sobre los asuntos internacionales: las promesas coercitivas para hacer frente a los conflictos migratorios en la frontera de México con Estados Unidos son promesas de campaña que, en la práctica, son inefectivas para atender este fenómeno. También, el presidente rechaza el uso de la violencia para hacer frente a la problemática de inseguridad, como ocurre en El Salvador. Tolstoi, dice, es una lectura obligada para comprender el por qué.
7. No se puede caer en el necesariato, en pensar que se es insustituible y, por ello, es un error aferrarse al poder económico y al poder político. Hay que saber cerrar ciclos.
El espacio fue también utilizado para reafirmar los mensajes clave del discurso del presidente: el antagonismo de los conservadores, la política de primero los pobres, el fin del privilegio de unos cuantos, el protagonismo de la Cuarta Transformación, la admiración al presidente Benito Juárez y el hecho de que, una vez concluido su mandato, Andres Manuel Lopez Obrador se retirará de la vida pública del país.
La entrevista está bien ejecutada y muestra, una vez más, la habilidad discursiva que tiene el presidente de la República, que conoce y sabe hacer comunicación política. Si bien este contenido no alcanzó a penetrar las agendas y está claramente cargado hacia una línea política, es una conversación interesante.
Ya se siente cerca
Este viernes primero de marzo arrancan las campañas por la presidencia de la República, y estarán ocurriendo hasta el 29 de mayo de este año. Hay que tener presente algo, campaña hay dos puntos importantes para hacer ver el respaldo ciudadano: el arranque y el cierre de la campaña.
La candidata morenista, Claudia Sheinbaum, va iniciar esta contienda en el Zócalo capitalino, donde podemos esperar una primera muestra de músculo. Esta locación no es casualidad, sino que es un espacio cargado de simbolismo. Como sede de las movilizaciones sociales, está plancha ha sido utilizada en numerosas ocasiones para dar cuenta del apoyo del movimiento obradorista. Sin duda, la elección del Zócalo obedece a la intención de significar este arranque de campaña como una promesa de la continuidad del proyecto que hoy encabeza el presidente Lopez Obrador.
Por su parte, la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, dará inicio a esta competencia en León, Guanajuato, uno de los bastiones del PAN. Esto, a partir de la lógica de que ella centrará sus esfuerzos de campaña en los espacios con mayor problema de inseguridad. Finalmente, el candidato naranja, Jorge Alvarez Máynez, iniciará su campaña en el estado de Sonora, y tiene como objetivo hacer un contraste entre lo que llama la vieja política y la nueva política.
En Morelos, las campañas por la gubernatura darán inicio el 31 de marzo y concluirán el 29 de mayo, mientras que las correspondientes a las diputaciones locales y alcaldías empiezan el 15 de abril y finalizan el 29 de mayo.
Si en estos pasados meses de pre-precampañas, precampañas y demás variaciones hemos visto una lluvia de mensajes positivos y negativos, a partir de marzo esta tormenta se intensificará. Saquemos los paraguas.
Por cierto
La filtración en redes sociales de los teléfonos personales de distintas figuras públicas, de distintos bandos políticos —a partir de la divulgación del celular de la periodista Natalie Kitroeff de The New York Times— es una gravísima violación a la privacidad de las personas. Este asunto no consiste solo en cambiar de número telefónico, su complejidad y gravedad van más allá, sobre todo en el contexto de inseguridad nacional. Hay que tener cuidado.
El derecho a la privacidad no debe estar sujeto a las posturas políticas: