Serpientes y escaleras - Narcopolíticos y corruptos
En opinión de Eolo Pacheco
La delincuencia y la corrupción son un problema latente en todos los gobiernos.
Narcopolíticos y corruptos
El gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo puso nuevamente el dedo en la llaga: “Hay muchos narcopolíticos que apuestan porque le vaya mal a Morelos y ahora buscan ser candidatos”. No es la primera vez que el mandatario hace una referencia así sobre los actores de poder en el estado y seguramente no será la última vez que hemos de escuchar este concepto. La delincuencia y los cárteles de corrupción han sido un problema constante en el estado desde hace muchos años; luchar contra ellos no es fácil.
“No doy nombres, pero ahí están, ahora quieren ser diputados”, dijo el jefe del ejecutivo al referirse al proceso electoral en curso. En otro momento el ex seleccionado apuntó directamente al exgobernador Graco Ramírez y a algunos de sus colaboradores; varios de ellos, por cierto, tratarán de competir en el siguiente proceso electoral, algunos incluso bajo las siglas de Morena.
Hablar de narcopolítica es fácil, no así combatirla; desde hace tiempo y desde muchos frentes se ha señalado que el problema está presente en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes del estado; la influencia de los grupos criminales es enorme, no se circunscribe a un solo partido, ni concluye con un periodo gubernamental.
Con Jorge Carrillo Olea vivimos la pesadilla de los secuestros y se comenzó a hablar de la presencia en el estado de algunos jefes del narcotráfico. Luego llegó Sergio Estrada. Cajigal y la historia no cambió, solo se modificó: durante ese sexenio se contaron historias que referían el contubernio del gobierno estatal con grupos criminales y las relaciones personales del gobernador con familiares de narcotraficantes.
La de Marco Adame Castillo fue una administración sospechosa de principio a fin, varios funcionarios se relacionaron con la delincuencia organizada y tras la detención de su jefe de policía se evidenciaron las redes de protección que el médico brindaba a ciertos grupos criminales, particularmente el que encabezaba Arturo Beltrán Leyva.
Historias así se han contado siempre desde hace más de veinte años, incluyendo el sexenio de Graco Ramírez; la administración pasada enarboló la bandera de la inseguridad e hizo del discurso de la paz un enorme negocio. El tabasqueño aprovechó los altos índices de violencia para vender su candidatura y luego para destinar miles de millones de pesos al combate de los grupos delictivos; al final todo quedó en lo mismo: Morelos no mejoró, por el contrario, empeoró… pero hubo un enorme negocio para quienes teóricamente se dedicaron a buscar la paz.
Digámoslo de esta forma: el sexenio de Sergio Estrada Cajigal abrió la puerta a la delincuencia organizada en Morelos y Graco Ramírez se encargó de expandir el mercado. Dicen que el panista pactó con un grupo criminal y aseguran que el perredista acordó con varios.
Los vínculos de la delincuencia organizada con las autoridades de los tres niveles de gobierno no son un asunto fácil, por el contrario, representan un tema muy serio que va más allá de los delitos que se conocen a simple vista. Desde hace años las autoridades han reconocido que al menos una docena de alcaldes morelenses pagan derecho de piso a grupos delictivos y en privado señalan que en ciertos ayuntamientos la relación va más allá, porque implica que algunas áreas de la administración pública sean manejadas por criminales en una especie de concesión.
Hablar de estos temas no es sencillo, pero lamentablemente no es el único problema que se vive en nuestro estado; de manera paralela a la violencia se han multiplicado los actores de poder proclives a la corrupción, esos que llegan a la administración pública con la idea de enriquecerse rápidamente sin importar el camino o las consecuencias.
La corrupción gubernamental no está solo en las cabezas de las instituciones y los operadores de algunas áreas, como las administrativas y las encargadas de los contratos; desde hace años existe una mafia gubernamental en la que participan funcionarios de segundo y tercer nivel que conocen la forma de operar del gobierno, contactan a los proveedores y muestran a los recién llegados la forma como se hacen los negocios.
Una y otra vez se han señalado a personajes como Sergio Beltrán Toto o Andrik Ruíz de Chávez, pero pocos reparan que aunque tipos como estos han sido los grandes operadores del gobierno en turno, a su lado hay figuras que no se ven, pero ejecutan y permanecen en sus cargos por varios años sin importar el gobierno en turno. Ahí es donde comienzan a gestarse los malos manejos.
La corrupción es un monstruo de mil cabezas, tanto o más peligroso que la delincuencia organizada y muchas veces más perjudicial para los gobiernos que los mismos criminales. La mafia del poder a la que todo el tiempo hace referencia el presidente López Obrador no son solo las figuras encumbradas del poder, también se deben considerar a los que están abajo y se benefician de este tipo de negocios.
En la administración estatal y en casi todos los municipios hay personajes que llevan muchos años en el cargo, que no llaman la atención porque no son la cabeza, pero tienen la vida resuelta operando los negocios de los jefes en turno. En la secretaría de obras, en salud, en Ceagua, y en la DGPAC, por mencionar algunos, siguen incrustados personajes que en el pasado ayudaban a hacer negocios a los adamistas, luego a los graquistas y ahora lo hacen con quien tienen arriba.
Combatir la corrupción debe ser un tema central en la agenda del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo; está bien que no deje de señalar a los narcopolíticos, se aplaude que recuerde que varios de esos pillos irán a campaña, pero para que las cosas cambien se necesita que haga mucho más que una declaración tronante.
A esta altura del sexenio el mandatario debe analizar lo que ha logrado en el terreno de combate a la impunidad, para saber si es factible continuar por el mismo camino o es necesario cambiar de estrategia. Una y mil veces hemos escuchado la crítica al fiscal Uriel Carmona por su falta de resultados y reiteradamente aparece el mensaje que descalifica a Juan Salazar por la supuesta protección que brinda a los graquistas desde la Fiscalía Anticorrupción. Preguntemos ¿Esa situación cambiará o seguirá de la misma manera a lo largo de todo el sexenio?
La presión que reciben los fiscales no es menor a la que tiene el gobernador por no actuar contra su antecesor; es momento de que el jefe del ejecutivo tome decisiones al respecto, que dialogue con Carmona y Salazar para tomar acuerdos que permitan procesos más ágiles y efectivos contra los corruptos o bien que toque base en instancias federales y hable con el congreso local para proceder con su inmediata remoción.
Combatir a los corruptos es una promesa que varios hicieron en campaña, pero también es la principal bandera de la Cuarta Transformación. Los narcopolíticos que van a estar en campaña en este proceso electoral son una realidad que la gente no debe dejar de observar, pero el combate frontal a los cárteles de la corrupción que operan desde las administraciones públicas es un asunto que no podemos olvidar.
Para que a Morelos le deje de ir mal no basta con detener a los narcopolíticos, como dijo Cuauhtémoc Blanco; para que la entidad avance y las cosas mejoren, se requiere una limpia profunda de todas las redes de corrupción que hay en los gobiernos.
Es imposible lograrlo todo de la noche a la mañana, pero es importante comenzar a hacerlo. Actuar contra los grupos criminales es algo muy difícil; proceder contra los funcionarios corruptos no lo es tanto.
- posdata
Nunca como ahora había sido tan sencillo ser candidato en Morelos; con 23 partidos registrados, las organizaciones políticas necesitan muchos nombres para llenar sus listas de contendientes al congreso local, al federal y a las presidencias municipales, incluyendo a los integrantes del cabildo y a quienes buscan una posición plurinominal. Hoy casi cualquiera puede ser candidato, lo difícil es ser competitivo. En un ambiente tan peculiar como el que estamos viviendo en este 2021 la pregunta que debemos hacernos es ¿Para qué quieren ser candidatos?
Participar en un proceso electoral y ser postulado por un partido político puede ser resultado de diferentes circunstancias; los motivos que mueven a los aspirantes son distintos de una persona a otra, aunque siempre se hable del interés superior y el deseo de ayudar a los demás.
Algunos de los aspirantes tienen la idea de cambiar las cosas y le ponen a su actuar una alta dosis de idealismo; hay otros que a lo largo de los años han hecho una carrera en la administración pública, que dieron resultados en las posiciones que han ocupado y buscan continuar creciendo profesionalmente. Pero existen esos cuyo deseo de participar es una ocurrencia o el simple deseo de enriquecerse.
Si queremos que nos vaya mejor como sociedad es necesario observar qué mueve a los candidatos. Una manera de hacerlo es reflexionando: Si ya ocuparon un cargo de elección popular o un puesto en la administración pública y lo hicieron mal ¿Por qué volver a votar por ellos?
- nota
Jorge Messeguer Guillén es un personaje político cien por ciento graquista: fue diputado local plurinominal, dirigente estatal del PRD, secretario de Gobierno, candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca en el año 2015 y secretario de Transporte con Graco Ramírez.
Todos los cargos políticos que ha ocupado Jorge Messeguer a lo largo de los años han tenido una característica: mediocridad. Su bandera política siempre ha sido la que Graco le ha marcado; el tabasqueño no solo es su amigo, es su mentor, su jefe, su protector y su cómplice. No hay nadie más graquista que Messeguer. Ni Gayosso.
Cuando fue titular de la política interna del estado Messeguer se caracterizó por sus constantes tropiezos y su insensibilidad; como titular del transporte la historia cambió: todo fue negocio.
El alter ego de Messeguer es enorme: se siente un gran político, un intelectual y hasta guapo. En la izquierda hay dos tipos de militantes, me dijo alguna ocasión Messeguer siendo diputado por el partido del Sol Azteca: “Están los del PeErreDe y estamos los del PiArDi”. Jorge como Graco pertenecer a una izquierda fifí que gusta de la buena comida, los buenos vinos y la buena vida.
En este 2021 Jorge Messeguer Guillén aspira a ser diputado local plurinominal por el Movimiento de Regeneración Nacional. Como funcionario público graquista se cansó de hablar mal de Andrés Manuel López Obrador: lo criticaba, se burlaba de su movimiento y se reía de su estilo de vida; igual que Graco Ramírez, Jorge Messeguer no tuvo empacho en darle la espalda a AMLO cuando perdió la elección del 2012 para asumirse como soldados del presidente (del presidente Peña Nieto). Hoy que Andrés Manuel es el jefe de la nación se refiere a él como un compañero de lucha. ¿Es cínico o es hipócrita?
Esto dijo hace unos días Jorge Messeguer a través de sus redes sociales:
“He tomado la decisión de registrarme como precandidato a DIPUTADO LOCAL por @PartidoMorenaMx en #Morelos. He hablado con mi familia, con amigos y compañer@s de lucha y coincidimos que es importante poner la experiencia y los conocimientos al servicio de la gente en este momento…
en que #Morelos atraviesa por una profunda crisis politica y social. Hace 21 años fui diputado local, en aquel entonces con el ímpetu de la juventud trabajé para consolidar el avance democratico de #Morelos, ahora con la experiencia que te da la vida quiero aportar desde…
el @MorelosCongreso mis conocimientos, mi carácter y mi compromiso al servicio de los morelenses. Toda mi vida he luchado por ideales y por las mejores causas, eso es lo que le da sentido a la politica. Mi origen político y mis inicios en la política es común y coincide con el…
Movimiento que hoy encabeza @lopezobrador_ no soy ajeno a las luchas que dimos en 2006, 2012 y hasta 2018. Estaré atento a la decisión de @PartidoMorenaMx @mario_delgado @RabinSalazar”
El que no lo conozca que lo compre.
- post it
Veámoslo desde el ángulo de la percepción: cuando una autoridad no actúa contra los corruptos se entiende que los protege, porque es igual o más corrupta.
- redes sociales
¿Qué le incomodará más a los militantes de Morena? ¿La precandidatura de Amado Orihuela, la de Jorge Messeguer o la alianza con el PES?
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
Twitter: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx
Instagram: eolopachecomx