Serpientes y escaleras - Estructura

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Estructura

En un poco más de un año comenzará oficialmente el proceso electoral

 

Estructura

La contienda electoral del 2027 en Morelos será muy distinta a la del 2024, empezando porque ahora Morena tendrá rivales competitivos. La anterior fue una elección que parecía sencilla, tanto que los estrategas de la 4T consideraron que la marca, más que el candidato, era suficiente para ganar. Para el equipo guinda la victoria del 2024 en Morelos fue un triunfo con sabor a derrota: ganaron la gubernatura, pero perdieron 30 municipios. La arrogancia del jefe de campaña costó muy caro: hoy la oposición gobierna al 75 por ciento de los morelenses.

Desde una óptica electoral es tiempo de que los partidos comiencen a planear lo que harán en la votación intermedia. Hace unos días se cumplió el primer año de la elección y el octavo mes de gobierno de Margarita González Saravia; para quienes opinan que falta mucho tiempo para el proceso electoral vale la pena recordar que en Morena hacen precampañas de dos años y ello obliga a quienes buscan competir, a trabajar desde ahora en los escenarios posibles.

No ver esta realidad sería un error estratégico de Morena: en la contienda intermedia el Movimiento de Regeneración Nacional vendrá de atrás, es oposición en la mayoría de los municipios y deberá socializar con mucha anticipación a sus candidatos y su discurso, porque en lugares como Cuernavaca, Jiutepec, Emiliano Zapata o Tepoztlán, por mencionar algunos municipios, los alcaldes están haciendo un buen trabajo y será difícil armar una narrativa anti-establishment.

Dejar correr el tiempo sin trabajar en lo que viene puede significar la diferencia entre ganar o perder las alcaldías; del lado opositor los presidentes municipales tienen claro el escenario, saben que los ayuntamientos son la base de su campaña, que de ahí saldrán las estructuras y los recursos necesarios para refrendar los triunfos. Varios de ellos buscarán la reelección y lo harán montados en la estructura de sus gobiernos.

En Morena la historia es otra, hablamos de un partido que apoya muy poco a sus candidatos porque asume que postularlos es ayuda suficiente; en la mayoría de los municipios los representantes de la 4T competirán con recursos económicos propios, limitados, contra la estructura de los ayuntamientos y contra los morenistas que buscaron una candidatura y se quedaron en el camino.

Aunque para algunos miembros del equipo cercano de la gobernadora los resultados del 2024 fueron favorables porque “más allá de los números” se alcanzó el primer objetivo, las cifras contradicen totalmente esa hipótesis: la oposición gobierna hoy al 75 por ciento de los morelenses. Derivado de la elección del 2024 en la contienda del 2027 Morena arrancará desde una posición más débil porque la mayoría de las alcaldías están en manos de sus adversarios. ¿Quién puede sostener que eso es un buen escenario electoral?

El reto de Morena antes de llegar a esa fecha está en reconstruir su estructura y credibilidad en los municipios, en generar nuevos cuadros políticos y armar una narrativa de fuerte gestión social en donde no son gobierno. Hoy la oposición controla los ayuntamientos y desde ahí puede difundir sus logros con más facilidad que el partido oficial, amén de que las alcaldías y sus oficinas representan el primer contacto de la gente con la ciudadanía.

Aunque se rehúsen a creerlo, la elección intermedia no será sencilla para la 4T, será una contienda desafiante en la que deberán remontar la debacle local del 2024, tienen que reconstruir la confianza social y volver a disputar, ahora contra adversarios más fuertes y con estructura, los municipios que serán la base de la sucesión en el 2030.

Pongámoslo en datos duros: la oposición en Morelos controla 30 alcaldías que incluyen los principales ejes urbanos y las zonas con más alta concentración poblacional, llevan casi un año consolidando sus equipos, nombrando funcionarios y asignando presupuesto dirigido al 75 por ciento de los morelenses. El manejo de las burocracias municipales otorga a los futuros candidatos de oposición una estructura muy fuerte que no tenían en la pasada elección y los ayudará en la que viene.

Los próximos dos años los ayuntamientos manejarán cientos de millones de pesos en obra pública, servicios y seguridad, construirán redes de gestoría ciudadana y fortalecerán su presencia en tierra, algo que reducirá considerablemente la visibilidad de Morena. La contraparte a ello está en los programas federales, pero estos son manejados en la delegación de Bienestar, actualmente dirigida por personajes opuestos a la gobernadora Margarita González Saravia.

Si el Movimiento de Regeneración Nacional repite el error de nombrar candidatos malos, inventados de último momento, de reciclar figuras de mala reputación, sin vínculo social o por compromisos personales, el resultado será el mismo de la elección pasada y el 2030 estará en riesgo. El partido tiene que rehacer o reforzar los comités municipales y fortalecer o crear la estructura con la que competirán en el 2027 porque muchos de quienes los ayudaron en la campaña del 2024 hoy están del lado de quienes gobiernan los municipios.

Otro aspecto clave en la carrera de la 4T se ubica en las tensiones internas, la formación de grupos y la simulación en el equipo de la gobernadora. En Morena los diferendos no se resuelven dialogando, sino peleando; las corrientes políticas son parte su naturaleza y cada una representa intereses personales que se ubican por encima de la visión institucional. Morena no es un partido, continúa siendo un movimiento.

La simulación es obvia porque aunque se intente ocultar o justificar, la base que apoyó la campaña de Margarita González Saravia en el 2024 se ha diluido considerablemente porque a muchos de quienes estuvieron con ella no los tomaron en cuenta en el gobierno y su lugar lo ocupan personas que en la campaña apoyaron a Lucía Meza. Posiciones y espacios que debieron ser para los que apostaron y trabajaron por la hoy gobernadora los tienen figuras que llegaron después de la elección.

La lucha por las candidaturas de Morena será férrea en municipios clave a pesar de que el partido no gobierne; en Cuernavaca, Jiutepec, Cuautla, Temixco, Emiliano Zapata y quizá Yautepec, el duelo será feroz y en casos como la capital la guerra la comenzó la diputada Meggie Salgado al tratar de imponer candidaturas de mujeres en 21 municipios, empezando por la capital.

Last but not least está la manera como se competirá ¿Volverán a cometer el error de dividir a los partidos aliados bajo el argumento insulso de que así hay más candidatos llamando al voto? ¿Dejarán que la ambición personal de la dirigente estatal del PT fracture a la 4T y ayude a ganar a los adversarios? ¿Volverá a coordinar las campañas el mismo que se equivocó en el 2024?

Morena no llegará a la contienda del 2027 en su mejor momento, ese fue en el 2024 cuando la figura de Andrés Manuel López Obrador cerraba su ciclo entre aplausos y Claudia Sheinbaum aparecía como un relevo natural que fortalecería el proyecto. Hoy Morena sigue siendo una marca fuerte, pero mucho menos que en el 2024; las siglas ya no garantizan el triunfo. El ejemplo más reciente de ello son los resultados en Veracruz y Durango.

Morena ya no es invencible.

·         posdata

Los números son consistentes y van más allá del momento: en cuestión de asesinatos con violencia y diversos delitos, las cifras en Morelos están mejorando respecto al mismo periodo del año anterior. No es invento, no es discurso, son datos duros confirmados, cuantificables, aunque aún imperceptibles: en un año el estado pasó del 4 al décimo lugar nacional en homicidios dolosos.

¿De verdad estamos mejor? Me pregunta una amiga luego de mi columna pasada, donde refiero una disminución de 300 muertes que contrastan con la captura de trescientos delincuentes.

En términos estadísticos sí, es mi respuesta, el problema es que la mejoría no se percibe.

Y así es, porque aunque el trabajo del secretario Urrutia es consistente, con método e implementando sistemas que no existían en la policía estatal, en la vida cotidiana de las personas ese esfuerzo aún no se siente.

El secretario estatal de seguridad es un tipo metódico, ordenado, experto en tareas de inteligencia y enfocado a la captura y desmantelamiento de bandas criminales. A diferencia de los últimos dos titulares de seguridad estatal, el de Miguel Ángel Urrutia es un trabajo estructurado, con objetivos, seguimiento e identificación de los puntos que se deben atender para que la seguridad mejore.

El reto del gobierno en esta y otras áreas es que los resultados vayan más allá de la estadística, que se sientan y la gente los reconozca en un mejor ambiente de seguridad. La tarea no es sencilla porque son muchos años de crisis, de impunidad y violencia que han hecho que la población desconfíe de todo, empezando por las cifras oficiales.

Los números confirman que Miguel Ángel Urrutia está haciendo un buen trabajo; ahora falta que el ciudadano común lo diga.

·         nota

El nuevo presidente del poder judicial se estrenó con la declaración de que no habrá una auditoría especial a la administración saliente. ¿La razón? Ya se está aplicando una.

Juan Emilio Elizalde es un hombre distinto en personalidad a su antecesor, lo suyo no son los reflectores, el dinero o los placeres carnales, a él le sienta mejor la tranquilidad, navegar sin sobresaltos y la bohemia. Algo que le viene bien al Poder Judicial luego de mucho tiempo de sobresaltos.

El nuevo titular del TSJ puede elegir entre dos caminos: navegar sin hacer aspavientos hasta que concluya su periodo o apostar por una mejora del sistema de impartición de justicia en el estado. Elegir lo primero es sencillo, no implica reto alguno, ni tampoco genera problemas. Si decide seguir ese camino veremos un poder judicial inerte, operativamente funcional, pero sin cambios.

Lo segundo es una decisión más arriesgada que no combina con la personalidad del nuevo presidente, porque implica tomar decisiones, correr riesgos y promover un cambio que para muchos no tiene sentido, porque estamos viendo el final de una era en el poder judicial.

No hacer nada también es una decisión. Quizá esa sea el camino que elija Juan Emilio Elizalde.

·         post it

Lo que comenzó como un rumor ya es un secreto a voces: los hermanos manejan los negocios del gobierno y los ofrecen a diestra y siniestra, sin pudor, sin recato y sin importarles que se sepa, porque presumen estar protegidos.

“Le puedes entrar, pero la condición es que el “regreso” se pague por adelantado, es del veinte por ciento y en algunos casos del treinta, aunque ahí te dejan que le cargues en excedente a la factura” me comenta alguien que ya es proveedor.

Ese diálogo se repite en varios lados, se mencionan contratos de servicios y obra pública, compras de todo tipo y suministro de material en todas las áreas.

Cuentan que algunos han grabado las conversaciones y más adelante, en el proceso electoral, las harán públicas, para que quede en evidencia que a pesar de que se habla mucho de honestidad, las cosas no han cambiado en Morelos.

Por cierto: hasta hace un año estos personajes eran severos críticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Claudia Sheinbaum y del movimiento de Cuarta Transformación.

·         redes sociales

“Dejemos atrás las divisiones, el pueblo exige un servicio justo y honorable, estamos en un momento histórico para el poder judicial en México y Morelos en dos años será parte de ese proceso”

“El pueblo exige resultados en el servicio público, sobre todo en materia de seguridad; ustedes son parte fundamental de la pacificación del estado”

Margarita González Saravia a los integrantes del Poder Judicial.

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