Secreto a voces - Allende y el reformismo revolucionario (XLVI)

En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz

Secreto a voces - Allende y el reformismo revolucionario (XLVI)

Salvador Allende, nace el 26 de junio de 1908 en la ciudad de Valparaíso, Chile. Su familia era de un pensamiento positivista, radical. Comprendamos que se trata de una familia que vivió en el siglo XIX. Su bisabuelo era médico y docente. Su abuelo, Ramón Allende, jefe de Guerra del Pacífico y su padre, que le heredo el nombre de “Salvador” fue un abogado y participó de las agrupaciones de masones, radical, igual que el bisabuelo de Allende. Laura Gossens, su madre de origen belga, fue una mujer que practicaba el catolicismo. Laura e Inés, fueron sus hermanas. Laura, fue diputada e Inés, se casó con un médico que fue alcalde Viña del Mar. En 1940 se casa con Hortensia Bussi. (Cruz-Coke M, Ricardo. (2003). Síntesis biográfica del doctor Salvador Allende G. Revista médica de Chile, 131(7), 809-814.).

Allende, durante su juventud estudió en diferentes ciudades y su servicio militar en las fuerzas armadas chilenas en 1925, en el Regimiento de Lanceros de Tacna y en los Coraceros de Viña. El socialismo, le llegó en la época en la que realizaba sus estudios de medicina, en la Universidad de Chile. Era la época de la dictadura de Carlos Ibáñez (1927-1931) y en la que Chile vivió una coyuntura política de grandes transformaciones muy propicia para la formación de una conciencia contraria al sistema que prevalecía en Chile. Fue ayudante de anatomía en la Casa de los Orates, destinado a pacientes mentales, además de la asistencia pública en Valparaíso. Fue líder estudiantil por lo menos de dos organizaciones de estudiantes e ingresa a la masonería. En 1931 fue suspendido y tuvo que concluir su carrera hasta 1933. Se tituló con una tesis sobre “Higiene mental y delincuencia”. Los problemas mentales siempre fueron parte de su ocupación profesional (Cruz-Coke M, Ricardo. (2003). Síntesis biográfica del doctor Salvador Allende G. Revista médica de Chile, 131(7), 809-814.).).

En 1932 se forma un gobierno en Chile de corte socialista que es derrocado por un golpe de Estado. Fue conocido como la República Socialista de Chile e inició el 4 de junio de 1932 y encabezado por Juan Esteban Montero. El Partido Socialista (PS) de Chile fue fundado en 1933 y con el que simpatizó desde sus inicios Salvador Allende. En 1937 participó en las elecciones y el PS obtuvo 19 diputados, entre ellos Salvador Allende quien se encargó de organizar al partido en Valparaíso. Ahí, contribuyó a la unidad de las fuerzas de izquierda en las experiencias de los primeros frentes populares. En 1938 gana el gobierno de Pedro Aguirre Cerda y Allende es nombrado Ministro de Salubridad. Aguirre Cerda era del Partido Radical. Entre fuerzas socialistas, comunistas, demócratas, trabajadores de la central obrera chilena, formaron el Frente Popular, siguiendo las experiencias europeas (Cruz-Coke M, Ricardo. (2003). Síntesis biográfica del doctor Salvador Allende G. Revista médica de Chile, 131(7), 809-814.).).

Allende se convierte en una figura política debido a que diseñó con amplio sentido social estrategias relativas a la atención médica y la salubridad de los sistemas asistenciales chilenos. Fue nombrado Secretario General del Partido Socialista de Chile. En 1945 ganó la elección que lo llevó al senado chileno. Como Senador duró 25 años representando a diversas regiones del país: Chile, Magallanes, Tarapacá y Antofagasta y de nueva cuenta Valparaíso y Austral. “En esa época senatorial Allende era el médico-político más influyente del país, llegando a dirigir el Colegio Médico de Chile, de 1949 a 1963, y contribuyendo a la expansión del estado benefactor en la salud pública nacional. Viajaba por todo el mundo, apoyado por el fervor izquierdista de la época culminante de la Guerra Fría y era recibido por los gobernantes de México, China, Rusia y Cuba, y admirado por los intelectuales latinoamericanos”. Hasta 1970 en que electo presidente de la República (Cruz-Coke M, Ricardo. (2003). Síntesis biográfica del doctor Salvador Allende G. Revista médica de Chile, 131(7), 809-814.).

“El pensamiento, el legado y la imagen de Salvador Allende siguen siendo hasta hoy objetos de ardua disputa política e intelectual. En su figura se concentraron persuasiones en apariencia contradictorias, reflejo de la trayectoria del conflicto político chileno, latinoamericano y global del siglo xx. Por una parte, la política institucional, incluyendo partidos, prensa y elecciones; el ánimo transaccional y gradualista, la política institucionalizada y la lenta organización social. Por otro lado, el cambio abrupto de régimen, la revolución total, el asalto al poder como acto heroico para acabar con las injusticias de la tierra. Ambas corrientes se enfrentaron agriamente a principios del siglo xx al interior de la diversidad de actores políticos que se reconocían dentro del socialismo. Salvador Allende en Chile pareció sintetizar esas “dos almas” en la “vía chilena al socialismo”, programa revolucionario a la vez que institucionalista –utópico y legalista–, tan deudor de las tradiciones republicanas como de las promesas emancipadoras del socialismo. Las fuerzas desatadas durante el gobierno de la Unidad Popular –la imposibilidad de aunar ambas dimensiones, y la feroz reacción de un poderoso bloque contrarrevolucionario nacional e internacional–, y su muerte enmarcada en un fuerte discurso moral, convirtieron a Salvador Allende en un símbolo político universal, que aún resuena en nuestros tiempos. A contrapelo de su relevancia histórica, no hemos llegado aún a una comprensión acabada del impacto de este personaje antes y después de su trágico final en el palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973” (Casals, Marcelo. (2019). Allende: cómo su historia ha sido relatada. Un ensayo de historiografía ampliada. Historia (Santiago), 52(1), 245-248).

Allende vivió en un contexto en el que las revoluciones Rusa, China, Cubana, reafirmaban la idea de que la revolución violenta era el método adecuado para cumplir el ideal de justicia social en el mundo en el que a la clase obrera se le había asignado el rol de libertador de la humanidad. Pero, contrariamente a ese contexto, Allende fue parte de un movimiento político chileno que experimentaba un tipo de accionar político que creía en una visión de lograr el socialismo por vías pacíficas, lejos de la idea de la toma del poder por la vía armada como lo indicaba toda la experiencia de occidente y, de manera particular, a revolución cubana en el Caribe. La revolución con “vino tinto y empanadas” que preconizaba Allende se transformó en un debate con otras corrientes que pensaban de otra manera: ¿reforma o revolución? (Grez Toso, Sergio. (2004). Salvador Allende en la perspectiva histórica del movimiento popular chileno. Universum (Talca), 19(2), 180-185).

La derrota de Allende por la vía del golpe militar dirigido por Augusto Pinochet (orquestado en realidad desde EU por las empresas multinacionales) le daba la razón a los que no creían en el vino y las empanadas. Pero, a cincuenta años de distancia lo que prevalece es una especie de “allendismo” sin Allende. Aunque, como en todo, los matices son importantes. Allende, creía firmemente en el socialismo y en la transformación de la sociedad por la vía pacífica. En la actualidad, el socialismo ha perdido su relevancia como principio de acción política luego de la caída del Muro de Berlín. La vía pacífica que plantean las actuales revoluciones pacíficas latinoamericanas, expresado por sus autores (Venezuela, Bolivia, Ecuador y México) y en un contexto distinto al que vivió Allende, salvo en el caso de Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, el resto de las fuerzas políticas mencionadas no se plantean el socialismo sino el impulso de sociedades igualitarias/humanistas a partir no de la transformación de la economía (las formas de propiedad) sino del manejo del Estado y sus vínculos con el pueblo.

“La oposición entre la vía reformista electoral y la vía revolucionaria armada no es ya un punto de quiebre al interior de la izquierda y del movimiento popular, pero sí lo son, por ejemplo, la adhesión o el rechazo al modelo neoliberal y a la dominación imperial. A la luz de este nuevo dilema, la política de Allende adquiere renovada relevancia histórica. Su "reformismo rupturista" o "reformismo revolucionario" nos parece hoy día -incluso a sus críticos de izquierda de entonces- el súmmum a lo que podríamos aspirar en estos tiempos de globalización neoliberal. Curiosa paradoja de la historia: lo que antes era considerado altamente insuficiente llega a ser "el bien mayor". El allendismo del período de la Unidad Popular fue la expresión de una tentativa abortada por resolver, en una síntesis dialéctica, la disyuntiva entre reforma o revolución que el contexto histórico de los años 70 -ahora lo percibimos con claridad- no permitía solucionar. Con todo, a pesar de verse atrapado en ese callejón sin salida, Allende en el día de su muerte, y con su muerte, intentó dejar una herencia política de contenido "reformista revolucionario" (Grez Toso, Sergio. (2004). Salvador Allende en la perspectiva histórica del movimiento popular chileno. Universum (Talca), 19(2), 180-185).

“Así, en la madrugada del 11 de septiembre, el Presidente con su guardia personal y acompañado por una docena de fieles médicos de palacio, se acuarteló en la casa de gobierno para enfrentar los asaltos de las Fuerzas Armadas de la República. Después de heroicas horas de bombardeo y de combate, sus acompañantes se rindieron y el Presidente, ya solitario, rindió su vida con sus mano” (Casals, Marcelo. (2019). Allende: cómo su historia ha sido relatada. Un ensayo de historiografía ampliada. Historia (Santiago), 52(1), 245-248).