Sobre racismo, discriminación y educación intercultural
En opinión de Fabiola del Jurado Mendoza
México reconoce en el artículo 2° de la Constitución Política que es
un país Pluricultural, esto se logra a partir de la lucha que los
pueblos indígenas han sostenido frente al Estado Mexicano desde todos
los tiempos, pero con mayor ahínco, desde los 90´s a la fecha.
Sin embargo, existe una deuda con el pueblo afromexicano, se le ha
incluido en la agenda de los pueblos indígenas, existen actualmente un
movimiento de comunidades y mujeres indígenas que promulgan por el
reconocimiento de su existencia y su participación como sujetos de
derecho.
El racismo y la discriminación estructural de estos pueblos, así como
de otros grupos en situación de vulnerabilidad, es una realidad que no
se puede negar en nuestro país, no son casos aislados las situaciones
de discriminación, ni tampoco son acciones de un solo individuo, es un
problema social, los comportamientos racistas se fundamentan en la
estructura social que ha permitido la reproducción y el
fortalecimiento de las desigualdades sociales.
Cuando el racismo y la discriminación se mide en términos de la
desigualdad social, quedan visibles las brechas, estas conductas
limitan e impiden el acceso al ejercicio pleno de los derechos, al
desarrollo integral, a la igualdad de oportunidades.
Actualmente existen políticas educativas dirigidas a pueblos
indígenas, sin embargo, la apuesta de la educación intercultural,
sigue siendo un reto al trabajarlo en la cotidianidad de la vida
escolar, no acaba de entenderse, se sigue pensando que se atiende este
derecho al abrir escuelas solo para indígenas, no se promueve dentro
del aula, la posibilidad de hablar de los diferentes temas contenidos
en el currículo educativo desde una perspectiva intercultural, que
aporten los niños y niñas, jóvenes, los conocimientos ancestrales que
poseen.
Los pueblos indígenas y el pueblo afromexicano tienen mucho que
aportar, ir a las mal llamadas “ruinas arqueológicas”, nos permite
abordar temáticas como la física, matemáticas, biología, conocimientos
sobre astronomía, historia, el uso y diseño de espacios desde otras
visiones, el tema del plato del buen comer abordado desde la
alimentación tradicional de cada pueblo permitiría una alimentación
más sana, la valoración de las semillas y frutos nativos, la
recuperación de los huertos de traspatio, pero sobre todo permitiría
la convivencia comunitaria escolar.
El trabajo intercultural en las aulas, a partir de reconocernos parte
de estas identidades culturales diversas, que poseen epistemologías
bastas, permitiría fortalecer la identidad, y hoy ante las situaciones
de violencias que atraviesa nuestra sociedad, saber que pertenecemos a
un pueblo con raíces milenarias y que somos poseedores de
conocimientos ancestrales, permitiría no perdernos y ser presa fácil
del narco o de otro tipo de grupos delictivos, reconocer y valorar la
diversidad cultural es una herramienta esperanzadora e integrativa.