Repaso - Morena y el magisterio

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - Morena y el magisterio

Tengo la impresión que, por primera vez durante muchos años, la participación del magisterio estatal en procesos de elección partidista no fue inducida corporativamente, si bien es del conocimiento general que desde el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM) se intentó movilizar a contingentes integrados por trabajadores de la educación para posicionar políticamente a Ulises Bravo. Éste, como se recordará en virtud de un audio que se filtró en las redes, felicitó en su momento a Eliacin Salgado de la Paz por el acto masivo que se llevó a cabo en un renombrado centro de convenciones, en ocasión de la campaña que emprendieron para convocar a la sociedad morelense para motivarlos a participar en la votación relacionada con l revocación de mandato que propuso e impulsó el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.

 

Cobijado en las siglas de Morena, después de su fallido paso como dirigente de un partido morralla que no vale la pena citar su nombre, desde entonces Ulises Bravo hizo lo posible, con recursos excesivos y el apoyo de la estructura gubernamental, que le permitiese aparecer como un “morenista” fuerte, comprometido y merecedor de dirigir al partido en la entidad. Casi lo logró, de no ser por el fallo del Tribunal Federal Electoral que le aplicó un severo revés legal al determinar que su designación como consejero nacional infringió los requisitos fundamentales que el propio Morena estableció con toda anticipación.

 

En ese contexto, pudo suponerse que a las maestras y los maestros pudo “sugerirles” afiliarse a Morena y, desde luego, hacerlo en apoyo al “candidato” más cercano a los intereses y las querencias del cuasi gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo. Ignoro si en ese sentido tuvo injerencia la Sección 19 del SNTE, cuya titular, Gabriela Bañón Estrada, ha mantenido una relación fría, alejada de los caprichos y proyectos del mandatario estatal experto en patadas balompédicas.

 

Pienso que no, que no se instrumentaron estrategias desde la cúpula del sindicalismo magisterial para sumarse a las que sí hicieron los mandamases burócratas de otras instancias públicas pertenecientes al organigrama oficial.

 

Si hubo participación de grupos de docentes a favor de Ulises Bravo y lo que representa dentro de Morena o a favor de Rabindranath Salazar Soloio, me parece que no fue motivada por directivos o dirigente del sector. Quizá lo hicieron a partir de ciertos liderazgos locales, pero nada significativos para haber incluido en los polémicos resultados obtenidos en el pasado proceso electivo en el que asomó una crisis interna grave y el abordaje de personajes nada vinculados con la filosofía básica de lo que se llama cuarta transformación.

 

Si así fue, qué bueno, porque trasladados esos intentos de manipular procesos democráticos, en reiteradas ocasiones se me ha informado de la pretensión de grupos de Morena para pretender inclinar la balanza hacia tal o cual aspirante a la Secretaría General de la Sección 19, como dicen que ya lo hacen personajes “influyentes” que tienen como centro de operación el municipio de Jiutepec. ¿Se imagina el cochinero que podría suscitarse si Morena u otros partidos, o personajes como el senador priísta Ángel García Yáñez brindan su respaldo a algún candidato en particular? Sin duda, la compra de votos, las promesas demagógicas, las intimidaciones incluso, estarían a la orden del día, como estuvieron, desde luego, en el pasado proceso electivo de Morena.

 

A propósito de esas posibles afinidades políticas y partidistas, ¿cómo catalogarán los trabajadores de la educación sindicalizados a los aspirantes que ya han levantado la mano para suceder a Gabriela Bañón? ¿Será una garantía de confiabilidad el hecho de que los participantes se ufanen de tener ese tipo de padrinos?

 

Hoy más que nunca, considero que la elección del nuevo dirigente sindical en la Sección 19 del SNTE debe estar alejada, para ser verdaderamente democrática, de los arrebatos de partidos o de políticos para meter su mano sucia en la decisión que sólo corresponde tomar mayoritariamente a las maestras, los maestros y demás trabajadores agremiados de la educación del nivel básico. Los caudillos, los líderes vitalicios, los sujetos presuntamente influyentes, sólo vendrían a enturbiar un ejercicio colectivo que puede ser histórico. Hay que estar al pendiente para denunciar todo intento de injerencia al respecto. 

 

De refilón

 

A menos que no haya ponderado sus limitaciones, Eliacín Salgado de la Paz deberá abstenerse de participar en artimañas, aprovechando su condición de director general, para presionar al personal del IEBEM para votar por algún aspirante al máximo encargo de la Sección 19. 

 

Capacidad de convocatoria parece ya no tener, si tomamos en cuenta que pasó inadvertido como aspirante a consejero de Morena. Obtuvo muy pocos votos, no obstante que era parte de la “aplanadora” que integró Ulises Bravo, de quien es incondicional. A lo mejor pocos se fijaron en él, porque de morenista tiene lo mismo que un servidor como astronauta.

 

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