Observador político - Se agudiza la crisis en el Poder Judicial de Morelos
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
Desde que Luis Jorge Gamboa Olea asumió la presidencia del Poder Judicial en Morelos, su gestión ha estado marcada por la controversia y el conflicto; la llegada de nuevos magistrados ha puesto de manifiesto una crisis profunda que no solo afecta a la institución, sino que repercute directamente en la sociedad morelense, que clama por una justicia efectiva y transparente.
SIGUE LA DIVISIÓN.- La reciente división entre los 22 magistrados es un síntoma alarmante de la descomposición interna, ya que ocho de ellos han alzado la voz en una clara demanda de remoción, señalando la incapacidad de Gamboa Olea para garantizar la correcta impartición de justicia. Este descontento no es un hecho aislado, sino una manifestación de un malestar que se ha ido acumulando con el tiempo, alimentado por la falta de liderazgo y la ausencia de un rumbo claro en la administración.
Gamboa Olea, en un intento por defender su posición, descalificó a sus críticos, tildándolos de flojos y acusándolos de no cumplir con sus deberes, sin embargo, esta respuesta no solo revela una falta de autocrítica, sino que también desvía la atención de los verdaderos problemas que enfrenta el Poder Judicial; la justicia no puede ser un mero espectáculo de rivalidades personales; debe ser un pilar fundamental en la vida de los ciudadanos.
Lo más preocupante son las implicaciones de esta crisis en la vida cotidiana de los morelenses. Cuando la cúpula judicial está fracturada y los procedimientos internos son cuestionados, el acceso a la justicia se ve comprometido; los ciudadanos, que deberían confiar en su sistema judicial, enfrentan un panorama de incertidumbre y desconfianza.
Es fundamental que los actores políticos y sociales de Morelos tomen cartas en el asunto. La exigencia de un Poder Judicial autónomo y funcional no es solo una cuestión de procedimiento; es una demanda de derechos que debe ser atendida con urgencia. La sociedad morelense merece un sistema de justicia que opere con eficacia, y es responsabilidad de todos, desde los magistrados hasta los ciudadanos, asegurar que así sea.
GAMBOA OLEA Y EL OCASO DE LA JUSTICIA.- Basta recordar el segundo informe de labores de Luis Jorge Gamboa Olea al frente de la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Morelos, donde no solo fue una oportunidad para ostentar logros cuestionables, sino que reveló de manera palpable la profunda crisis que enfrenta el Poder Judicial en la entidad. La notable ausencia de la mayoría de los magistrados durante el evento, que Gamboa intentó presentar como un triunfo, es un síntoma claro de un liderazgo en crisis, carente de apoyo interno y credibilidad.
Gamboa Olea, en su intento por mantener una fachada de éxito, dedicó casi dos horas ese día para exaltar supuestos avances, como el aumento salarial para los empleados del tribunal; empero, se abstuvo de reconocer que este incremento fue posible gracias a gestiones anteriores que aseguraron la autonomía financiera del Poder Judicial, aumentando su presupuesto de 500 a más de 800 millones de pesos. Este silencio estratégico revela una práctica común en el ámbito político: apropiarse de logros ajenos mientras se omiten contextos fundamentales, en un intento de mantener una narrativa conveniente.
La politización del informe fue evidente, con empleados del TSJ coreando "presidente, presidente" en un espectáculo que se asemejó más a un mitin político que a una rendición de cuentas. Este tipo de estrategias populistas, lejos de consolidar su posición, socavan aún más la credibilidad de Gamboa Olea, quien parece aferrarse al poder a cualquier costo, en lugar de buscar un verdadero ejercicio de autogobierno.
La crisis en el Poder Judicial de Morelos no es un fenómeno aislado; refleja un estado generalizado de corrupción y negligencia que ha afectado a todos los poderes en el estado. Los diputados, por ejemplo, cobran salarios exorbitantes mientras se dedican a campañas políticas, ignorando sus responsabilidades legislativas. Este entorno se traduce en un sistema judicial debilitado, que no solo es incapaz de garantizar justicia, sino que se encuentra atrapado en luchas internas y prácticas turbas.
URGENTE LA TRANSPARENCIA Y LEGALIDAD.- La situación en el Poder Judicial de Morelos es un reflejo alarmante de las tensiones y fracturas que afectan a una de las instituciones más importantes del estado, a pesar de que Luis Jorge Gamboa Olea, afirma que no hubo observaciones en la reciente designación de jueces, la realidad es otra. Desde el 19 de septiembre, un grupo significativo de magistrados ha exigido la reposición del proceso de selección, alegando serias irregularidades que ponen en entredicho la legitimidad del mismo.
Y es que, al menos siete magistrados han solicitado a la Junta de Administración, Vigilancia y Disciplina que suspenda el concurso y reponga el proceso; este llamado no es un capricho; responde a preocupaciones legítimas sobre la transparencia y la justicia en la selección de quienes tendrán la responsabilidad de impartir justicia en el estado. Sobre todo, porque las irregularidades en el examen de conocimientos teóricos son un indicio de que el proceso no se llevó a cabo de manera adecuada, lo que amenaza la integridad del sistema judicial.
La respuesta de la Junta ha sido desatender estas preocupaciones, lo que ha llevado a los magistrados a ausentarse de las sesiones ordinarias y extraordinarias, por lo que este acto de desobediencia no es simplemente una muestra de descontento, sino un grito desesperado por condiciones que permitan un diálogo respetuoso y productivo. Al convocar a sesiones con menos de 24 horas de anticipación, la Junta ha demostrado una falta de seriedad y compromiso con el funcionamiento del tribunal.