La Encrucijada - Los cambios no son fracasos, son rectificaciones

En opinión de Luis Alberto Machuca Nava

La Encrucijada - Los cambios no son fracasos, son rectificaciones

No es fácil adaptarse al cambio, una cosa es cambiar de presidente de cuando en cuando y otra muy distinta lo es el transformar desde los cimientos la manera de hacer política.

Sacudir al país y dar un golpe de timón, que en algunas ocasiones puede ser no muy popular, es para los valientes, para los desinteresados, para los patriotas, la otra forma de hacer las cosas ya la conocemos.

Han sido décadas de cambiar a la cabeza, sexenio tras sexenio dejando en funciones todo el andamiaje podrido y a salvo los intereses de todos aquellos privilegiados que hoy se desgarran las vestiduras ante la pérdida inminente de sus fueros.

No es extraño que quienes más se quejen con el cambio de régimen sean los de “la alta” sociedad, la mayoría de las fortunas en México se deben al padrinazgo de políticos sin escrúpulos, mujeres y hombres que más que procurar el bienestar de su gente, del pueblo, de sus votantes, practican un culto a la riqueza, aman la buena vida a costa de lo que sea. La estadística no miente, es claro como se contrasta la desigualdad en nuestro país, es claro que las anteriores administraciones sólo hicieron más ricos a sus amigos y más pobres a sus votantes.

Hoy que se revela la sangría que asestaban al erario público desde todos los sectores, político, empresarial, periodístico, intelectual etc., etc. Nos damos cuenta de la dimensión del saqueo que representaron todas estas “eminencias.” Claro que es entendible el odio y la apuesta por el fracaso de la actual administración, muchos intereses se han trastocado, muchas cosas cambiarán de raíz.

Los cambios en el gabinete a lo largo de estos primeros siete meses son claro ejemplo de un cambio, no es un fracaso cada movimiento en el gabinete, es una rectificación, un ejercicio transparente y de auto crítica, nadie es inamovible, esos tiempos se fueron, ahora quien no comparta la idea de un México distinto, quien no de resultados, quien no conciba en sus funciones dejar fuera los actos de corrupción, esos más temprano que tarde quedarán evidenciados.

 

PD. Cambiar de paradigma no es fácil, pero indudablemente necesario, para cambiar de rumbo hay que cambiar de mentalidad.

 

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