Observador político - Legalizar presidencia del TSJ
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
En víspera de que los diputados del Congreso del Estado designen a quienes serán los sucesores de María del Carmen Cuevas López, Roció Bahena Ortiz, Valentín López González y Miguel Ángel Falcón Vega quienes se integrarán al pleno del Tribunal Superior de Justicia, es urgente no solo reconocer sino legalizar al magistrado Rubén Jasso Díaz, como presidente del TSJ que sigue siendo cuestionado por la forma en cómo fue designado por sus iguales.
LAS DIFERENCIAS EN EL PODER JUDICIAL.- Además, los actuales magistrados deben dejar de lado la política que tanto daño le ha causado al Poder Judicial de Morelos, en virtud de que muchas acciones y decisiones se han tomado bajo esa circunstancia y por ello, su credibilidad hoy está por los suelos. El grupo compacto de los magistrados “disidentes” hoy es un hecho que se fracturado y a pesar de que hay quienes hablan de acuerdos pero que al final trascienden como rumores, lo cierto es que la duda y señalamientos de la ilegalidad en la que llegó a la presidencia el actual titular del Poder Judicial, debe de ser solventada y con la llegada de los próximos magistrados se pudiera dar de una vez por todas, una definición por bien no solo del TSJ sino del pueblo de Morelos.
Varios argumentaron en su momento que nunca se dio el quórum legal para sesionar y en consecuencia fue inválido elegir a un presidente con sólo nueve votos cuando se requerían las dos terceras partes, que en número eran 12. Por ello, se recurrió al amparo para echar abajo esta decisión, aunque seguro pasarán varios años para que tenga un fallo a favor o en contra del caso en cuestión. Sin embargo, es importante mencionar que en la última sesión del pleno de los magistrados, estuvieron la mayoría, lo que provocó un asombro y expectación de que fue lo que sucedió, cual fue el truco, la magia o los acuerdos a los que llegaron para unificar criterios y dejar de lado las fuertes diferencias para coincidir. Con esta acción, se cerró una etapa de aparente divisionismo.
Empero, hay todavía algunos magistrados que niegan cualquier acuerdo pero omiten dar su nombre, lo cierto, es que han desconocido algún acuerdo, en tanto que Carlos Iván Arenas Ángeles, en su momento se deslindó de cualquier acuerdo, bajo el argumento de que la ilegalidad nunca podrá ser objeto de negociaciones y que él se mantiene congruente con sus principios. Y lamento la decisión de sus compañeros, cuando lo que se esperaba es que hubiera un cambio en la política interior del gobierno judicial. Por lo que después de días de que el grupo de magistrados que constituían la mayoría se vieron disminuidos en sus integrantes por la ilegal permanencia del cargo, de manera extraña al final terminaron sumándose al grupo de magistrados que actualmente representa Jasso Díaz.
HERENCIA DE CARMEN CUEVAS.- Además de las divisiones, fracturas al interior del TSJ también debe de haber un golpe de autoridad del magistrado presidente para sacudirse la herencia que le dejó su antecesora, María del Carmen Cuevas López, sobre todo en lo relacionado a los casos de nepotismo y pese a las quejas y denuncias públicas, jamás se hizo nada y todo quedó igual pese al conflicto de intereses que se ha documentado.
Más aún cuando se ha señalado hasta el cansancio que algunos magistrados de Morelos violan la ley por tener en la nómina del Poder Judicial a familiares, amigos y gente cercana, sin importarles que está bien establecido que ‘‘ningún nombramiento de servidor público podrá recaer en ascendientes, descendientes o personas con otro parentesco con los servidores públicos’’. La ley se la pasan por el arco del triunfo. Urge que las nuevas autoridades no dejen pasar esto, investiguen y en los casos en los que encuentren situaciones extraordinarias y actos irregulares los corrijan, por la salud del TSJ y de la sociedad morelense que exige transparencia y legalidad en las acciones judiciales.
La herencia que dejó Carmen Cuevas López, después de dejar su cargo como magistrada por decisión de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es: alrededor de ocho familiares o gente cerca en la nómina del TSJ, entre ellos su padre, Juan Manuel Cuevas Jiménez (jubilado y ex oficial); su hermana, Patricia Cuevas López, y sus dos sobrinos, Edwin Jassen y Brian López Viazcan. Además del jefe de seguridad del TSJ, Arturo Manuel Castillo Rodríguez, su cuñado y su sobrino Israel Cuevas Castillo. Otro caso es Sandra Leticia Pliego Ordóñez, cuñada de su hermano, Alejandro Cuevas.
Es decir, los magistrados hicieron su nicho de poder y consideraron al TSJ como una agencia de colocaciones en las que integran a sus familiares y amigos cercanos, por lo que ante esta situación, los responsables del Poder Judicial, deberían de llevar a cabo una investigación y todo el personal que haya llegado de forma irregular a laborar prescindir de sus servicios, siempre y cuando, se demuestre que hay conflicto de intereses y poner orden de una vez por todas en este controvertido y cuestionado poder Judicial.
Para nadie es un secreto que la política invadió al TSJ y por ello, deben dejar de lado estas acciones y dedicarse 100 por ciento a lo que fueron designados, haciendo prevalecer la justicia sin importar que durante años, el Poder Judicial siga atravesando una crisis de corrupción y nepotismo de miedo sin que nadie haga nada al respecto. No pueden los magistrados hacer que no existe, que los temas de corrupción son solo de la prensa y que los casos de impunidad quedaron en el pasado. Hoy en tiempos difíciles, es tiempo de hacer aún lado a los malos servidores públicos y se ataque este cáncer que tanto daña a la población y que ha sido casi imposible de extirpar al menos en el Tribunal Superior de Justicia.
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