Serpientes y escaleras - Gobernadores
En opinión de Eolo Pacheco
El cambio más importante que veremos el 01 de octubre es que tendremos gobernador
Gobernadores
Los últimos dos gobernadores han sido ajenos a Morelos y esa situación se reflejó en sus administraciones y la forma como ejercieron el poder. Aunque distintos de muchas formas, Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco coincidieron en su falta de arraigo y lejanía con la gente. Luego de doce años, los morelenses volveremos a ser gobernados por alguien que realmente se identifica con esta tierra.
Desde el año dos mil Graco Ramírez exigió que la constitución local abriera las puertas a los no nacidos aquí para poder gobernar el estado; en ese momento el perredista era diputado federal, vivía en la Ciudad de México, pero tenía una casa de fin de semana con la cual justificó la plurinominal que obtuvo representando a Morelos.
Desde el inicio del siglo el tabasqueño buscó la gubernatura y lo intentó de diferentes maneras; sus mejores tiempos fueron en el periodo de Jorge Carrillo Olea, cuando en la crisis de inseguridad el perredista se coló en el movimiento ciudadano y aprovechó el repudio de la gente para asumirse como el luchador social que nunca fue. Dicho sea de paso: antes de que la ola de secuestros descompusiera el escenario político del general, Graco Ramírez era su amigo, lo apoyaba y se beneficiaba de su gobierno.
Cuando andaba en campaña solicitando el voto de la gente, el tabasqueño prometía todo y se vendía como un redentor capaz de resolver los problemas añejos de la entidad, como el único capaz de acabar con la inseguridad que tenía secuestrada a la ciudadanía. “En 18 meses resolveremos la inseguridad” prometió el perredista. Y la gente le creyó.
Con el triunfo electoral en la bolsa apareció el verdadero rostro de Graco: atrás quedó el hombre conciliador, tolerante e inclusivo y reapareció el político arrogante, corrupto, agresivo y rencoroso. La conformación de su gobierno fue reflejo de su personalidad: colocó en la secretaría de gobierno a su amigo Jorge Messeguer y en las demás áreas a incondicionales que estaban dispuestos a decirle que sí a todo.
Graco Ramírez gobernó con mano dura, avasalló a los otros dos poderes, compró voluntades y persiguió a quienes no pensaban igual que él; junto con su esposa e hijos depredaron el gobierno, se apropiaron de las instituciones y canalizaron las obras y los contratos a sus amigos, siempre a cambio de una jugosa comisión.
A la fecha no ha habido una administración tan corrupta como la del tabasqueño, bajo su mando el estado contrató créditos multimillonarios que comprometieron las finanzas de las siguientes tres administraciones, realizó obras de mala calidad a sobreprecio y creó diversos fideicomisos para poder manejar el dinero público de forma discrecional.
Pero a pesar de la inmensa corrupción registrada en esa administración, el mayor daño que Graco Ramírez causó al estado se ubica en el terreno social, porque a partir de sus acciones, su política y su manera de ejercer el poder dividió a la gente, confrontó a la sociedad y provocó una descomposición del ambiente público que continúa hasta la fecha.
Fue en esa administración que los abusos se institucionalizaron y la improvisación se hizo moda: para tener el control del dinero de las dependencias estatales Rodrigo Gayosso y Elena Cepeda nombraron a los responsables de las compras y del manejo financiero, en casi todos los casos se trató de figuras sin capacidad ni experiencia, pero dispuestas a hacer lo que la familia gobernante les ordenara.
La ambición de Graco Ramírez solo era superada por la de su esposa, quien abiertamente despreciaba a los morelense, los consideraba personas de segunda y los hacía sentir mal cada vez que podía. Esa visión era compartida por el resto de la familia, quienes cotidianamente tenían expresiones despectivas hacia el estado y hacia sus habitantes, a los que describían como “indios malagradecidos”.
Dada la personalidad de esa familia no es extraño que el gabinete actuara de la misma manera: los funcionarios estatales seguían la regla del jefe, despreciaban a la población, ignoraban a los críticos y se burlaban de sus opositores. Un ejemplo de esa actitud la vimos después del sismo del 2017, cuando en un acto público varios secretarios y funcionarios del gobierno estatal hicieron del acto solemne de la demolición de una escuela, una fiesta de burlas y festejos que, además, transmitieron en vivo y promocionaron como una mala broma.
Hablar con los funcionarios de primer en estas últimas dos administraciones ha sido complicado porque en los dos casos responden a gobernadores ajenos al estado, desconocedores de la historia local y alejados totalmente de la gente que, además, marcan esa línea de actuación a sus subalternos.
En los eventos y en las fotos es común ver al jefe del ejecutivo rodeado de personas, retomando clichés políticos para hacer creer que son cercanos a la gente, pero fuera de esos actos la realidad es otra, porque los gobernantes solo se reúnen y platican con sus amigos, con sus incondicionales y muchas veces hasta fuera del estado.
A nadie puede sorprender que tras dos sexenios de distanciamiento así la gente esté desencantada de sus autoridades y enfadada con la clase política; imposible que no sea así cuando los gobiernos estatales siguen una línea que dice apostar por la consolidación del estado, pero están alejados de la sociedad y de la voluntad de quienes aquí vivimos.
Hablar con un gobernador nunca ha sido sencillo, pero en los últimos doce años se volvió una posibilidad exclusiva de un grupo cerrado y algo totalmente inalcanzable para el ciudadano común. Atrás quedó la agenda social del ejecutivo, las reuniones con la gente común y los momentos en donde era cotidiano encontrarse al gobernador en algún lugar público.
La historia puede ser diferente con Margarita González Saravia porque se trata de una mujer con un profundo arraigo en el estado, con relaciones en todos los sectores de la población y la decisión de tener puertas y oídos abiertos con todos. La historia con la gobernadora puede ser distinta, porque acceder a ella podría volverse más sencillo sobre todo para los ciudadanos que no forman parte de la cúpula de poder.
El primer y más urgente cambio que requiere la gubernatura morelense está en la actitud de su titular.
· posdata
El primer bloque de funcionarios que formarán parte del gabinete de Margarita González Saravia fue presentado esta semana; se trata de los titulares de las áreas de Educación, Salud, Mujer y Cultura.
Destaca la figura de Karla Aline Herrera, una dama experimentada en la administración pública, con trayectoria en el sector educativo y capacidad para encabezar una de las oficinas más importantes.
En los próximos días se anunciarán los nombres de quienes formarán parte de las demás oficinas del gabinete y la línea que ha determinado la gobernadora es la misma: deben ser personas íntegras, capaces, identificadas con el estado y comprometidas con el proyecto de transformación.
En estas semanas la futura jefa del ejecutivo ha hecho un ejercicio interesante en torno a su equipo, ha puesto a la vista a figuras que podrían acompañarla y al hacerlo observó la reacción social. De esto último ha derivado que algunas decisiones se ajusten o cambien.
En contraste con gobernadores anteriores que no aceptaban equivocaciones, Margarita González Saravia observa, escucha y cuando es necesario reconsidera decisiones que parecían tomadas.
Si esa va a ser su actitud al frente del ejecutivo, veremos mejores tiempos para Morelos.
· nota
Lo mismo en el congreso que en el escenario político estatal, Morena deberá elegir con qué oposición quiere tratar.
Al hablar de oposición se piensa en todos los partidos distintos a quien gobierna, aunque dada la conformación de la 4T se pone aparte a los aliados.
Veamos el mapa local: Morena tiene como aliados formales al PT, al Verde, a Nueva Alianza y a Encuentro Social; sus adversarios son el PAN, el PRI, Movimiento Ciudadano, Morelos Progresa y el cuasi extinto PRD.
Pero si se revisan las cosas la historia cambia: el Partido del Trabajo es aliado de Morena en las siglas, no en los hechos; localmente Tania Valentina se mueve en función de sus intereses y de acuerdo con sus compromisos, por eso en campaña rompió la coalición y en las calles apoyó la candidatura de Lucía Meza. Considerar que en la Legislatura 56 el PT se sumará al bloque de Morena sería erróneo.
Del lado de la oposición también hay diferencias: la segunda fuerza política es el PAN, aunque en buena medida los triunfos electorales que obtuvo en la pasada elección se debe a los votos que le allegó el PRI. Negociar con los hermanos Martínez Terrazas empieza y termina con dinero, ese es el único lenguaje que conocen y aún llegando a acuerdos, dicen, no hay certeza de que los hermanos cumplan.
El PRI tendrá un solo voto en la cámara, pero circunstancialmente puede volverse un partido clave en las negociaciones por su condición de bisagra. El Revolucionario Institucional podría mantenerse a la sombra del PAN y actuar como rémora; otra opción es actuar en función de acuerdos particulares, con una visión de estado y en función de lo que a ellos como institución les sirve para crecer. La misma lógica aplica para Movimiento Ciudadano, que por ideología y perfil está más cerca de la 4T que del FAM.
Por la naturaleza de lo que representan, Morena puede elegir con qué tipo de oposición quiere trabajar y a qué partido ayuda a fortalecerse.
La clave de la decisión es simple ¿En quién pueden confiar?
· post it
El secreto mejor guardado de la gobernadora está en el nombre de quien se encargará de la seguridad.
Algunas personas especulan respecto a quien será el elegido, aunque la gobernadora lo único que ha dicho es que será una persona enviada desde México y avalada por el gobierno federal.
El desencuentro entre Margarita González Saravia y el comisionado estatal de seguridad luego de que este sugirió que el próximo titular fuera alguien que ya formara parte de la CES confirmó que veremos una cara nueva al frente de la policía, pero también que la gobernadora no acepta sugerencias ni se amedrenta ante mensajes cifrados.
Un dato importante: si la comisión se volverá secretaría, su titular deberá cumplir con los requisitos de residencia.
A menos que cambien la ley.
· redes sociales
La tensión en el proceso de transición es evidente, aunque se niegue. Licitar todo de último momento y gastarse el dinero por anticipado es una terrible manera de cerrar un ciclo.
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