El Tercer Ojo - Sobre las Encuestas y la Manipulación de las Conciencias

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Sobre las Encuestas y la Manipulación de las Conciencias

Estimados lectores que siguen nuestra columna semanal El Tercer Ojo, esta ocasión me propongo atraer su atención compartiendo con ustedes algunos elementos de juicio sobre los alcances, límites y manipulaciones de las encuestas como herramientas para atemperan los juicios a la hora de los procesos electorales. Más en esta hora en la cual parece que las encuestas son el oráculo o la bola murano que os permite “ver” nítidamente el futuro y, a su vez, nos permite predecir y anticipar lo que sucederá en las próximas elecciones.

¿Qué son las encuestas y cuáles son sus límites y sus alcances?

Las encuestas son herramientas diseñadas e instrumentadas para identificar, mediante un conjunto de preguntas dirigidas a un grupo de población –léase una muestra socialmente representativa de individuos--, su opinión o juicio de valor con respecto de alguna problemática o asunto como lo es de las próximas elecciones políticas.

Ahora bien ¿Qué es una opinión?

Una opinión es un juicio, una valoración, una idea sobre algo, alguien o un evento que acontece en nuestra realidad.

Si seguimos esta suerte de definiciones, notaremos que una opinión no es necesariamente una actitud ni, mucho menos, un comportamiento inevitable e inamovible ante ciertas circunstancias supuestas o reales.

Por ejemplo pudiéramos preguntar: ¿Quién cree usted que ganará las elecciones presidenciales próximas? o ¿Quién cree usted que debe ganar las elecciones presidenciales próximas? o De las siguientes personas, ¿si hoy fueran las elecciones presidenciales, por quién votaría usted?

Como puede comprenderse, dependiendo de la estructura de las preguntas puede o no obtenerse una u otra información; en este caso, por ejemplo, dos preguntas son de creencia ¿Quién cree usted que…? mientras que la otra es de intención ¿por quién votaría usted?

No quiero introducirme en las cuestiones metodológicas de diseño, instrumentación e interpretación de los datos obtenidos mediante las encuestas de opinión, sin embargo, este asunto no es menor a la hora de interpretar los resultados de diferentes encuestas ante un mismo suceso, mucho más cuando hay diferencias entre una u otra encuesta.

Ahora bien el otro asunto no menos relevante es el que se refiere al sentido y los propósitos de la divulgación mediática y propagandística de supuestos resultados de encuestas que colocan a uno u otro candidato en una u otra posición de menos a mayor puntuación en las preferencias electorales y, también, las distancias que separan a uno del otro candidato o suspirante el encargo; asimismo, a lo largo del tiempo propagandístico electoral se muestra cambios en estos datos de modo que se asume que uno u otro candidato, según la encuestas, tiene menores o mayores posibilidades de obtener el triunfo; por ello parece que no sólo se proponen los propagandistas “informar” de las tendencias y preferencias electorales, sino que, sobremanera, tiene el firme propósito de inducir y manipular la intención del voto y desde luego, los resultados electorales.

En esta era político-electoral parece que tiene mayor relevancia la discusión sobre los datos de las encuestas que las propuestas de los programas políticos a impulsar, en caso de verse favorecidos con el voto ciudadano. No importan los proyectos de nación, más relevantes son la diatriba, el circo mediático electoral, los datos estadísticos y, por supuesto, la falacia ad hominem de reducción al absurdo.

Cantidades impresionantes de recurso económicos se dirigen a las empresas encuestadoras que lucran con la manipulación industrial de la conciencias y que se proponen inducir el voto, bajo el supuesto de la opinión informada y el “voto libre”.

Sin contar aún con los “debates” que nunca son debates porque no se confrontan ideas o proyectos no, por supuesto, con las encuestas que supuestamente informan sobre “ganadores” de los debates que, insisto, no son debates.

Invariablemente las estrategias mediáticas y propagandísticas, entre estas las encuestas y, más que estas, su interpretación y manipulación, ocupan un lugar prominente en las estrategias de manipulación de la opinión y las conciencias.

La guerra de las encuestas, lo mismo que la de la propaganda que busca más que mostrar las bondades de un proyecto u otro, la descalificación de los otros candidatos o suspirantes, es el pan nuestro de esta circense locura electorera cargada de anatemas e insultos.

¿Son útiles las encuestas? Sí, pero no se les utiliza para realizar análisis serios y fundamentados para orientar la información y la acción política; son utilizadas para disfrazar la manipulación ideológica y político electoral.e