No los dejes caer en tentación
En opinión de Roberto Salinas
La próxima 55 legislatura (2021-2024) ha dado señales de interés por iniciar su gestión con acuerdos y respetando las fuerzas de los grupos parlamentarios. Recordemos que la actual legislatura dejó marginado al grupo parlamentario de Morena quien debía encabezar la Junta Política y de Gobierno o bien la presidencia del congreso morelense, pero con los acuerdos encabezados por el PES y PT -que también se beneficiaron del chapulineo de morenistas- los hicieron a un lado en la repartición de cargos y comisiones en septiembre de 2018.
Recordando las últimas tres legislaturas, podríamos calificarlas como: La legislatura de la sumisión (2015-2018) destacada por aprobar un crédito a la administración de Graco Ramírez por 4 mil millones de pesos, eliminar y poner una auditoría a modo y premiada con el reparto de cargos en el Sistema Anticorrupción. La legislatura de la corrupción (2018-2021) caracterizada por el G20 que preparó el camino de la impunidad con la designación y ratificación de fiscales, eliminación y cambios a la Ley de Participación Ciudadana, parálisis de la auditoría, sumisión en la aprobación de presupuestos estatales y el incremento y desaparición de documentos que comprueben el uso de recursos en el Congreso. Finalmente, la actual legislatura de la parálisis (2021-2024) con mínimos resultados y nula apertura al debate y escrutinio de su trabajo y resultados, pero igual o más gastalona que las anteriores.
¿Cuál ha sido el problema de las legislaturas? En mi opinión, el problema de la mayoría de los gobernantes, la sumisión al poder y el dinero. Los buenos deseos, los compromisos por trabajar por la sociedad y los más necesitados, ceden ante el dinero fácil, ante la pleitesía o hipocresía de otros, se envenenan de soberbia y triunfalismo que les impide recordar su función de servidores públicos y coadyuvantes para construir un mejor estado.
El dinero en el Congreso podría rondar entre 2 a 6 millones de pesos anuales directos por Diputado, entre dietas, gestiones, informes, viáticos, eventos y asignaciones a grupos parlamentarios, además de otras fuentes como proveedores, aviadores o comisiones a su personal y fuentes externas al Congreso. Con esos recursos se puede castigar a los “ilusos” o premiar a los que sean “dóciles” y “colaboren” con los fines particulares de los interesados en un congreso a modo. Con los recursos y poder se puede marginar a un legislador de participar en comisiones y decisiones o limitar su personal de asesoría.
Quienes ocuparán las curules a partir del 1 de septiembre pueden tomar la decisión de ser parte una institución que colaboró a mejorar el desarrollo de los morelense o bien, de permitir que el poder y el dinero siga controlando o paralizando las decisiones de quienes deben revisar a los poderes Ejecutivo y Judicial y establecer las condiciones legales para el bien de la sociedad.
El próximo Congreso podría iniciar dejando de lado abusos y vicios establecidos como costumbres y derechos de los legisladores, reducir su presupuesto al menos un 40% y destinarlo al desarrollo social, inversión pública o combate a la corrupción con una auditoría autónoma y con personal y recursos suficientes.
Los primeros cuatro meses de la 55 legislatura nos mostrarán el camino que tomarán para el resto de su cargo. La seriedad, transparencia y profesionalismo con el que discutan el presupuesto 2022 del poder ejecutivo, evidenciarán su capacidad de análisis, autonomía y profesionalismo para redireccionar responsablemente los recursos. El trabajo y diálogo con los futuros alcaldes será reflejo de su apertura y compromiso para asumir costos en la autorización de las Leyes de Ingresos, acompañada de su capacidad y rigor para exigir un adecuado y transparente uso de recursos. El presupuesto que se auto asignen el Congreso, así como el presupuesto de la auditoría y la puesta en marcha de su Servicio Profesional de Fiscalización nos darán la señal de su interés de trabajar en favor de Morelos o seguir siendo del mismo grupo de políticos que viven de la corrupción y abuso de poder.
Los ciudadanos no podemos solo pedir al cielo “no los dejes caer en tentación” debemos estar atentos al trabajo de cada legislador, al uso de recursos, a las decisiones que se toman al interior y estar cerca de ellos para acompañar y señalar lo bueno y malo de su actuar. En junio pasado, la mayor parte de los legisladores actuales fueron rechazados para ocupar un nuevo cargo, pero no debemos esperar tres años para evaluarlos, debemos hacerlo de forma constante y profesional, con acciones legales para que cumplan con su labor.
La 55 legislatura tiene la oportunidad de dar un nuevo rumbo no solo al Congreso sino al desarrollo de Morelos y de cambiar la forma de hacer política. ¿Seguirán apartados y peleados con los ciudadanos o construirán una nueva etapa de relación y rendición de cuentas?
Roberto Salinas