Árbol inmóvil - ¿Debate legislativo?

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - ¿Debate legislativo?

¿De verdad? ¿Hay debate? ¿La palabra insulsa, en el vaivén lingüístico del Pleno, la Junta Política y la Conferencia, significa discusión? ¿Eso piensan las mentes sandias de los 20 diputados?

            No existe nada en el cuartel inicuo de “Guillermo Gándara”. Sólo se da cabida al autoritarismo de la Presidencia de la Mesa Directiva y su exánime titular, así como a la abertura -anatema- de la apetencia desmedida. La historia del parlamento anterior se renueva con mayor vehemencia. Los actuales congresistas son otros, pero los mismos. Los une la ambición. Es el punto de intersección y, a la vez, de baldón.

            La ignominia se esparce en diversas direcciones. Los casos recientes lo constatan. Por ejemplo, el despido de personal, ordenado desde los órganos de control, ha acentuado la polarización interna. Cada vez se ven más lejos los 14 votos. Los pendientes, a la basura (el lodo cenagoso de la 4T y demás comparsas).

            Los subordinados reaccionan (empujados por alguien; en este caso, por la facinerosa Tania Valentina). La desazón constituyente sigue. Se avecinan más despidos: ahora, toca el turno a asesores y colaboradores cercanos. En esa lista estás tú, “Chabelo” (Javier López, el asesor “incómodo”). El G-12 (el real) sabe de tu papel detrítico, similar a la oscuridad.

            El año languidece y, de modo paralelo, los parlamentarios no van a aprobar el paquete financiero que el Ejecutivo propone. Al fin, el hedor de la degradación reside en los tres poderes. ¿Contrapeso? No lo hay. Este triunvirato está sobre los andamios del servilismo.

            Mirna Zavala, el factor “Acción Nacional”, se está inmiscuyendo -a pasos agigantados- en diferentes esferas; actúa, en sí, contra las mancebas de Rabindranath Salazar: Alejandra Flores y Ariadna Barrera.

            En tanto, el Pleno es un desierto en el piélago proceloso del oprobio. La Tribuna está infecunda. No hay disensiones. Es, en este instante, un receptáculo estéril, donde las acusaciones, la violencia (en sus diferentes matices) y la simulación se hacinan.

            Hay más… el gobernador, Cuauhtémoc Blanco, necesita la vileza de la humillación de dos constituyentes más. Hagan apuestas. En la mira están: Érika García Zaragoza y Keila Figueroa (la que, en breve, será expulsada de la bancada de Morena. Seguro…). Una más: Ana Cristina Guevara. A ésta no la quieren, ni necesitan, en Movimiento Ciudadano. En súmulas, no hay debate. ¿Hubo?

 

SOTELO MARTÍNEZ, EL PUSILÁNIME

            Este miércoles 23 de octubre, el presidente de la Mesa, Alfonso Sotelo, dio la orden de tapiar los accesos al Pleno. ¿Qué teme? Mueve escenarios, a placer. Quita y pone. Ordena y se camufla en la ceguera de la burla. En cambio, el pueblo enardecido le responde: Hueyapan a la vista. Hace tiempo lo dijimos (en este humilde espacio). Esto iba a “reventar”. Sotelo no tiene capacidad política. Nadie lo respeta. Es un títere del Ejecutivo.

 

ZALEMAS

            “Morir es ganancia”, dice Pablo, en Filipenses 1:21. Cuando se logra decodificar la ignominia del mundo, el anhelo de partir cobra auge (para encontrarse con el rostro del Ungido). Somos peregrinos, acá; por lo mismo, los adminículos son vanos.

            Al respecto, Alfonsina Storni vocifera la angustia de dejar los objetos para siempre.

 

Las cosas que mueren jamás resucitan,

las cosas que mueren no tornan jamás.

¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda

es polvo por siempre y por siempre será!

 

            La poetisa tiene razón: la materia es innecesaria. Cuando el cuerpo entre en corrupción, ésta quedará ahí, con sus explosiones termonucleares microscópicas. A cada instante perdemos algo banal, como un bolígrafo, un lápiz, un sello de goma, un teléfono celular, una cadena de oro, un fólder, una hebilla, una navaja… En fin… Algo inmundo. Storni continúa:   

 

Cuando los capullos caen de la rama

dos veces seguidas no florecerán…

¡Las flores tronchadas por el viento impío

se agotan por siempre, por siempre jamás!

           

            En este segundo cuarteto se repite la palabra “jamás”. ¿A qué se refiere? Simple: al improperio de la nada impronunciable, como la noche remota y oscura, en la que tus brazos no están. Estás inerte en la arena. Ahí te vi por primera vez, presumiendo el desencanto de la ausencia deliberada; entonces, la playa se alejó… Casi en soledad. En el silencio del bullicio de la melancolía (con la muerte a cuestas).

 

¡Los días que fueron, los días perdidos,

los días inertes ya no volverán!

¡Qué tristes las horas que se desgranaron

bajo el aletazo de la soledad!

 

            No vale la pena continuar escribiendo. El día fenece en el borde del río seco de la angustia oscura. (Hasta el próximo jueves…).