Migración e identidad
En opinión de Rodrigo Abelardo Botello Martín
Ya hemos señalado en artículos anteriores, que como consecuencia de la historia de nuestro estado, se manifiesta una profunda fractura en nuestra identidad. En dicha historia inciden momentos decisivos, como el haber sido parte del marquesado de Oaxaca con el que fue premiado el conquistador Hernán Cortés por la conquista de la Nueva España, situación que perduró casi por 3 siglos.
En 1869 se da la erección del Estado de Morelos, dando inicio a la construcción de nuestra identidad, pero ésta no se da de facto; por el contrario, lo primero que surge es una gran confusión entre la población del territorio que hoy ocupa nuestro estado, ya que antes de esta nueva delimitación, pertenecía al estado de México y al de Guerrero. Imagine, amable lector, a los pobladores del territorio que de un día a otro habían cambiado de ser mexiquenses o guerrerenses a ser morelenses y aunado a este clima de confusión, le agregamos la lentitud con la que la información viajaba hace 150 años. ¡Realmente reinaba un gran desconcierto!
Desde entonces los habitantes de Morelos hemos tenido que construir nuestra identidad, afectada por nuestros rasgos históricos, iniciando desde nuestro gentilicio de morelense, concepto que ha ido llenándose de significado a través del tiempo.
Es con estos antecedentes históricos de nuestro estado que se inicia la formación de la identidad de los morelenses, no sólo la de los que hemos tenido la suerte de haber nacido aquí, sino también de los que han escogido este lugar para vivir, para que crezcan y estudien sus hijos.
Los frondosos paisajes formados por gran la variedad de plantas, flores y el clima de Morelos, han contribuido indiscutiblemente para que muchas personas de diversas nacionalidades, hayan llegado a poblar nuestro estado, originando una importante migración, y creando ese mosaico multicultural y multiétnico de familias que han ido poblando al estado, y de las que muchos nacimos siendo primera o segunda generación. Es indiscutible que los habitantes de este joven estado hemos contribuido con trabajo al desarrollo económico de la región, pero aún falta mucha labor en lo referente al compromiso de cada uno para la construcción y rescate de los símbolos de nuestra identidad como morelenses.
Después de la revolución mexicana al haber retornado el régimen constitucional a nuestro estado, algunas familias originarias de Morelos regresaron, pero como lo comenté en otros artículos, ya habían perdido gran parte de sus prácticas y tradiciones originarias, las cuales se transmitían de manera oral en el seno familiar. Así, se empieza a activar una economía aunque de manera incipiente en aquellos negocios de oportunidad, como la distribución de la cerveza, los materiales para construcción, las mueblerías, la distribución de gas entre otros, Asimismo, surgen algunas industrias, una que cabe mencionar de manera especial por haber sido emblemática en el estado: la de textiles Morelos, hoy desaparecida.
Por otra parte, se fomenta en el campo de Morelos la producción de la caña de azúcar que tiene una tradición de más de 400 años. También se construyen los ingenios de Zacatepec, Casasano y Oacalco. Los dos primeros en servicio hasta la actualidad. Esta actividad agrícola ha atraído la migración interna de jornaleros para la zafra azucarera y para el corte de caña de azúcar.
Es importante señalar que tanto estos jornaleros agrícolas como la gente que llega a las ciudades de Morelos, llegan a lugares ya formados, con una organización social determinada de los que no conocen sus problemas, sus tradiciones ni su historia. Y si esta misma problemática la trasladamos a los empresarios que llegaron a crear empleos, a los extranjeros que escogieron nuestro estado para su retiro y descanso, nos enfrentamos a la gran responsabilidad de seguir construyendo la identidad morelense; la cual no sólo se limita a sentirse parte de algo, sino que ese pertenecer a este estado, debe emocionarnos, enorgullecernos, pero sobre todo… ¡comprometernos!
En próximas participaciones ahondaré en este concepto de identidad y su relación con la migración interior, y en el desarrollo de nuestro estado.