¡Me dueles México! - ¿Enjuiciar o matar?

En opinión de Alicia Vázquez Luna

¡Me dueles México! - ¿Enjuiciar o matar?

Nuestro país con un 62% de rezago social del total de la población, observa, escucha, mas no entiende, lo que incluso a los hombres de leyes les cuesta trabajo entender. En un Estado donde siempre se ha simulado el Estado de Derecho, no asimilan el principio de legalidad cuando se antepone a la sed de justicia.

En los años 70’ los gobiernos en Latinoamérica acordaron la operación Cóndor, fueron momentos muy difíciles para la sociedad que comenzó a observar, escuchar y dio el paso al análisis de su realidad. Mientras esto sucedía en los ciudadanos, los gobiernos los mataban, los desaparecían.

Desde hace dos décadas Latinoamérica está buscando a los responsables de los desaparecidos, de los muertos, de los torturados. En México hasta se creó una ley para tal efecto, mas nada ha cambiado, la gente desaparece sin “aparente rastro” Las familias se quiebran, el trauma genera dolor hasta el tuétano. Solo de imaginar la incertidumbre de las víctimas me entra la nostalgia.

Desde la época de Felipe Calderón se impuso el sistema de justicia penal, un modelo que hasta nuestros días sigue experimentando transformaciones y aprendiendo de la propia cultura mexicana. Batallando con la corrupción. La sociedad sigue pensando que es una puerta giratoria hasta el Fiscal General Alejandro Gertz Manero cree que no funciona. Es así por su formación y experiencia obedece a otro modelo, es decir, ya es viejo en el sistema penal. Lo cierto es que los cuestionamientos al tema de la justicia nos llevan a pensar ¿estamos haciendo lo correcto en México? Las víctimas y muchos ciudadanos opinan que será mejor y terminaremos más rápido si se mata a los delincuentes en lugar de enjuiciarlos.

Cada vez que un ciudadano es víctima de una acción depredadora de otro ser humano, se reclama justicia, en el fondo es venganza por el dolor ocasionado. Es parte de nuestra cultura. Otras personas aun con su dolor piden justicia, ejemplo más claro muy a su estilo Rosario Ibarra de Piedra, incansable luchadora, que nos deja una lección inspiradora para seguir luchando con mucho ahínco para buscar la verdad.

En la realidad existen más personas que quieren venganza a su estilo y ese es un problema y una constante, opinan, desean, expresan que será mejor la muerte para los que delinquen. ¿Qué pasará si se mata a todos los delincuentes sin importar su delito? Sobrevivirán un mundo de asesinos, ¡cielos qué debate!

En Morelos en los años 80’ a 90’ se hablaba en las calles de la orden de ejecución a todos aquellos que fueran opositores al gobierno en turno. Después en la desesperación de no poder controlar la criminalidad, se habla de muchas muertes bajo este mismo concepto pena capital al delincuente. Por supuesto que es ilegal e inmoral. La violencia genera violencia. ¿Qué ruta debemos tomar? ¿Cuándo vamos a superar esta crisis de violencia?

Es multifactorial la violencia, sí. Empieza con la corrupción. Término que no se limita al quehacer de los gobiernos, la corrupción implica toda malformación, todo procedimiento irregular, anómalo, el cual también está al interior de cada ser humano.

El sistema acusatorio debe modificar la forma de reprochar a un sujeto la conducta que daña de manera directa a una persona y a su familia como al resto de la sociedad. Se exige mucha preparación a los operadores, los jueces no dejan de quejarse del policía y del Ministerio Público, pero nadie ni nada indica que a los jueces como a todos los operadores hay algo que les falta en el fondo: empatía al dolor, conciencia sobre el fenómeno de violencia, entendimiento de que la justicia es una sola estructura y un mismo objetivo, aunque se llame poder judicial, fiscalía o policía.

No hay sensibilidad para enjuiciar, por eso la sociedad tiene en su mente la idea de que matar a los delincuentes será la mejor, rápida y más barata de acabar con los delincuentes. A este punto se ha llegado en la sociedad, véase el justiciero solitario, las guardias comunitarias o policías comunitarias, la gente está desesperada, mas esta no es la solución, debemos luchar incansablemente por encontrar la forma de reconstruir a las redes sociales, a la familia y reconciliar a nuestro ser interior para iniciar de esta forma el proceso de reconciliación social.

 

No queremos más hombres y mujeres cargados de conocimientos legales, queremos s e r e s   h u m a n o s que entiendan la descomposición que estamos padeciendo y tener la disposición de cambiar por dentro y por fuera, ya es mucha sangre, ya son muchas lágrimas y mucha la desesperación y no vemos a los liderazgos iniciar esta batalla para que desparezcan las malas ideas sobre el sistema de justicia y la justicia de propia mano.