MACHISMO INACEPTABLE
En opinión de Juan Salgado Brito
El machismo es uno de los más serios problemas que padecemos en la sociedad de todos los niveles; comportamientos y actitudes de muchos hombres que tienen la idea equivocada , de que el género masculino es el más fuerte y superior y que las mujeres representan el sexo débil; nada más absurdo y reprobable que ese pensamiento arcaico de algunos que denigran con su conducta y proceder los valores de respeto, equidad, caballerosidad y además el sentido de responsabilidad y consideración a la dignidad humana. La educación e instrucción, así como el ejemplo que se vive en el seno del hogar desde la infancia es fundamental para cambiar conductas y patrones que fomentan el machismo y el paternalismo, tan dañino en la familia como en la sociedad porque conducen a la discriminación, a la violencia, a los sentimientos de superioridad y prepotencia de los hombres contra las mujeres; lo cual debe ser motivo para sumar esfuerzos y voluntades que conlleven a desterrar esos lastres que tanto lastiman no solo a las víctimas de esos comportamientos sino a las personas en general que injustamente a estas alturas de nuestra civilización no queda más que convivir con lastres como el machismo, la misoginia y el paternalismo.
Por fortuna, en mi opinión, estamos en el umbral de una nueva era de sacudimiento estructural de la mentalidad y las conciencias individuales y colectivas ante la posibilidad real que una mujer progresista, de convicciones firmes y de carácter como Claudia Sheinbaum llegue a la Presidencia de la República, lo cual significa también una revolución cultural que al generar una percepción de empoderamiento de las mujeres, contribuirá también a generar nuevos estados de ánimo en las mujeres, elevando la autoestima, confianza y seguridad en sí mismas, además de impulsar políticas, estrategias y programas de mayor acceso a las oportunidades y posiciones de dirección y de mando en los sectores público, social y privado.
Todo un reto para la ciudadanía y los gobiernos concurrir a la inauguración de una nueva etapa, en la lucha por la igualdad y la equidad de género, que sin duda obliga a modificar esquemas mentales, criterios y actitudes en la relaciones familiares, matrimoniales, de pareja, de grupo y de la sociedad en general; situación que seguramente y por el bien de todos se verá reflejado en la política, la economía y en la convivencia social.