La transparencia como rehén de los partidos políticos y la crisis de los órganos garantes ¡Rescatemos al IMIPE!

En opinión de Aura Hernández

La transparencia como rehén de los partidos políticos y la crisis de los órganos garantes ¡Rescatemos al IMIPE!

“Transparencia y verdad no son iguales”

Byung-Chul Han

 

Esa innegable que en su origen el Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE) fue una institución de vanguardia. Su diseño institucional, en el que participaron expertos del entonces denominado Grupo Oaxaca, tenía un contenido incluso de más avanzada que las instituciones que prefiguró la Ley Nacional de Transparencia, entre otros cosas, el órgano garante de la transparencia en el estado de Morelos, incluía como sujetos obligados a los partidos políticos que a nivel nacional se les permitía la opacidad.

El verdadero problema fue entonces, como hoy, la designación de sus integrantes. Desde el inicio, este espacio fue copado por la representación de los partidos políticos que abierta y salomónicamente se repartían el pastel entre los tres partidos mayoritarios de entonces, PAN, PRI y PRD. Desde siempre en el IMIPE han estado representados los partidos políticos y tal vez en algún momento los ciudadanos. Pues,  para ser justa debo reconocer que a lo largo de su historia, por la institución han pasado personas muy honorables y que si bien al momento de ser nombrados no contaban con el perfil, se empeñaron en profesionalizar su actividad.

Esta situación histórica del IMIPE como rehén de los partidos políticos, más bien de los diputados que en el momento de  los nombramientos de los comisionados son titulares de una curul en el Congreso del estado, ha dado al traste la posibilidad de la profesionalización del organismo. Los ciudadanos de Morelos, algunas veces hemos corrido con suerte y otras, las más, no tanto pues se nos han recetado como titulares de este órgano colegiado a personas cuyo único mérito es ser cercano al legislador influyente en turno.

Hoy con tristeza vemos, quienes por razones de nuestra actividad profesional hemos seguido la evolución de un derecho que consagra el artículo séptimo de nuestra constitución, que la institución que nos llenó de esperanzas en sus inicios hoy está en una fase crítica, de la que esperamos que salga pronto.

En lo personal confieso, que esta garantía que el Estado debe otorgar a los ciudadanos, fue en alguna época mi objeto de estudio y, entre lo que planteábamos a fines de los años ochenta y principios de los noventa era la creación de un órgano garante como solución a la opacidad de los gobiernos contra la que dábamos la batalla día a día.

Hoy por hoy, la captura que los políticos han hecho de este organismo pone en tela de duda la utilidad práctica del órgano, en la era de las redes sociales que no sea el pago de facturas y el garantizar la impunidad con la que se conducen algunos servidores públicos.

Y digo, esto por el manoseo que en todo momento se ha infringido a la institución. Veamos. No solo la legislatura anterior del Congreso del estado de Morelos, modificó la Ley para ampliar el número de comisionados de manera tal de darle empleo a sus familiares y asesores, aun cuando alguno de ellos no reúna el perfil, sino que a lo largo de los últimos meses se ha mantenido la conformación incompleta del IMIPE a raíz de la renuncia de uno de los comisionados y lo que es peor, la designación de los comisionados fue moneda de cambio con el autodenominado G-7 del Congreso, para que la aprobación del Presupuesto 2020 pudiera transitar.

Sin embargo la esperanza se mantiene, deseamos que los integrantes de la actual Legislatura del Congreso, nos regalen para este 2020 la normalización del funcionamiento del IMIPE y cesen las intromisiones para que quienes integren este órgano colegiado y que sus integrantes respondan, únicamente a lo que manda nuestro cuerpo normativo y no a los intereses de quienes los eligieron, o mejor que el espacio no sea una beca para parientes y amigos de los diputados en turno.

Pues, el funcionamiento razonable, ayuda a construir ciudadanía que tanta falta nos hace en estos tiempos aciagos.