Serpientes y escaleras - El primer manotazo

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El primer manotazo

Hay quienes todavía piensan que la gobernadora es manipulable. Se equivocan

 

El primer manotazo

La destitución de la directora del instituto de crédito no fue una decisión equivocada, ni un arrebato, Fabiola Urióstegui engañó, mintió y comprometió a la jefa del ejecutivo y al hacerlo traicionó al proyecto al cual fue invitada. Su cese fulminante es, además, una llamada de atención para todos los funcionarios que aún no entienden que el cambio propuesto por la gobernadora es de verdad.

Margarita González Saravia dijo desde que comenzó a recorrer las calles del estado en busca del voto que su proyecto de gobierno se basaba en la honestidad, pero su discurso no fue novedoso porque eso mismo decía su adversaria y se ha prometido muchas veces en todas las campañas y nunca se cumple.

Tras ganar la elección la dama reiteró que el cambio propuesto comenzaba con la honestidad, el combate a la corrupción, el freno a la impunidad y que ella pondría el ejemplo; parafraseando el lema obradorista de “no mentir, no robar y no traicionar”, González Saravia insistía que en su administración no había cabida para malas prácticas y que su gobierno atendería a los más necesitados. “Vamos a dignificar el servicio público”.

Nada de lo que dijo y continúa diciendo la gobernadora es nuevo, es más, parece el refrito de viejos discursos pronunciados por figuras de todos los partidos, en todas las elecciones, en todas las administraciones y frente a todos los públicos. La diferencia es que la gobernadora verdaderamente quiere hacerlo.

Cuando eligió a los integrantes de su gabinete Margarita González Saravia privilegió la confianza por encima de la experiencia, paridad en lugar de capacidad y el compromiso por encima de las siglas partidistas. De esa manera surgió un equipo de gobierno sui generis que para algunos emuló los sexenios panistas e incluyó a figuras que no aportan nada al proyecto que se prometió.

En base a un esfuerzo personal la gobernadora comenzó rápidamente a ganar más simpatías de las que logró en campaña; con una agenda muy intensa, una actitud sencilla y apertura a todos, Margarita González Saravia generó empatía ciudadana y construyó la idea de que finalmente veríamos un cambio en el gobierno.

No es sencillo modificar la percepción pública, pero el contraste de personalidades entre un gobernante ignorante, insolente y torpe como Cuauhtémoc Blanco y una dama seria y de pasado limpio como ella ayudó a posicionar la idea de que vendría un momento distinto para el estado, mejor, en donde realmente se apostaría por un cambio y se erradicarían los vicios del pasado.

La batalla con la percepción se libra todos los días, se gana en cada paso, con cada acción, pero se pierden puntos muy rápido cuando se cometen errores, como el de la exdirectora del instituto de crédito.

La salida de Fabiola del Sol Urióstegui es por su actuación en el juicio contra el exgobernador Graco Ramírez, porque al desistirse provocó un desgaste innecesario a la gobernadora y mintió; la única duda que queda en esta historia es si la exfuncionaria falló por torpeza o actuó en complicidad con el tabasqueño. Visto desde los ojos de la opinión pública, la directora se vendió y esa imagen lastima seriamente al gobierno del cambio.

El cese de la titular del ICTSEM es importante más allá del relevo en la institución, sienta un precedente importante en la manera como actúa la gobernadora y en la toma de decisiones de su gobierno; algunos de quienes forman parte del gabinete siguen sin entender a la jefa del ejecutivo, piensan que es manipulable, descuidada, que no se entera de lo que pasa a su alrededor y que alguien más gobierna por ella.

Esa idea tiene un origen: Margarita González Saravia dedicó los primeros tres meses de la sexenio al territorio, se metió de lleno al encuentro con la gente, saturó su agenda de actividades y como consecuencia dejó en segundo plano la toma de decisiones en el gobierno.

No había manera de que las cosas fueran de otra forma porque la gobernadora se mantuvo durante un trimestre agobiada de actividades, sometida a una rutina de trabajo extrema que comenzaba muy temprano y terminaba muy noche; se enfocó a las giras y físicamente no le quedaban fuerzas para nada más.

A Margarita González Saravia se le reconoce el esfuerzo que ha puesto en el gobierno, su decisión de estar en todos lados y atender personalmente a todas las personas, pero después del primer tramo también ha quedado en evidencia que la saturación de su agenda la ha obligado a delegar la toma de decisiones y la supervisión del gabinete. Y eso no es bueno.

El de Fabiola Urióstegui no es el único caso de funcionarios que no entienden ni respetan la línea de trabajo de la gobernadora, ni creen en el discurso de honestidad. El desistimiento en la denuncia contra Graco Ramírez no salvó al exgobernador del proceso judicial que enfrentaba, pero si representó una falta de lealtad dentro del gabinete.

La firmeza de la gobernadora es plausible y podría ser la primera de varias decisiones que tome en el mismo sentido, su voluntad está fuera de dudas, pero cada vez es más comentado que el equipo que la rodea no está a la altura, que hay integrantes de su gabinete no tiene la capacidad profesional necesaria y en algunos casos, como ya se vio con Fabiola del Sol, no responden a los preceptos de la 4T.

Superado el primer trimestre y tras presentarse el informe de cien días, lo que se esperan son ajustes en el equipo de trabajo y un relanzamiento del gobierno. El arranque no fue malo, pero se notó atrabancado; a partir de ahora, con un presupuesto diseñado por esta administración y el apoyo de la presidenta de México lo que se necesita es comenzar a ver el cambio.

Margarita González Saravia tiene que relanzar su gobierno con acciones firmes como las de la semana pasada, que refrenden la confianza en ella y generen confianza en su gobierno. La del Instituto de Crédito no puede ser la única decisión que tome dentro de su equipo, en ese caso se trató de un yerro que dañó la percepción, pero hay funcionarios que están haciendo cosas peores, que a la vista de todos están robando y comprometiendo la buena imagen de la gobernadora. Muy temprano en el régimen se está formando la idea de que en este gobierno también hay corrupción.

Pasados los primeros cien días de trabajo se necesitan cambios en el equipo y que la gobernadora dedique más tiempo a gobernar.

·         posdata

La apuesta del alcalde José Luis Urióstegui en su segundo periodo al frente del ayuntamiento de Cuernavaca es muy alta; ceder gran parte de su administración a los hermanos Martínez Terrazas y al PAN representa un salto de fe que le generará muchos dolores de cabeza.

El abogado ganó su segunda elección consecutiva por muy poco margen y gracias a los votos del PRI; su triunfo fue resultado de varios factores, empezando por el garrafal error de Morena en su acuerdo de coalición electoral, que permitió a la oposición obtener el triunfo en la mayoría de los municipios.

Visto a través de los resultados de su gestión durante los primeros tres años, Urióstegui Salgado debió ganar cómodamente la contienda electoral porque su trabajo fue bueno y rescató financieramente a la ciudad: en muy poco tiempo José Luis logró solventar los compromisos adquiridos en las últimas cinco administraciones sin recurrir a nuevos créditos ni endeudar a Cuernavaca.

Y todavía más: no solo sacó al municipio de la quiebra, también hizo mucha obra pública con recursos propios, elevó sustancialmente la recaudación y solventó gran parte de los problemas históricos del ayuntamiento.

Con todo eso se esperaría que la gente aplaudiera su desempeño y se lo reconociera en las urnas, pero contrariamente el voto se dividió y Morena le ganó la elección al PAN; la diferencia vino de la alianza opositora.

Tres años después José Luis Urióstegui ya tiene experiencia en administración municipal, sabe qué le duele a Cuernavaca y entiende bien qué partes del ayuntamiento se deben reforzar. Su primer periodo como autoridad implicó retos enormes que al final fueron superados de manera satisfactoria.

En su segunda vuelta, cuando se ha puesto orden en la casa, se tiene un margen mayor de actuación y solvencia financiera, el alcalde decide poner gran parte del gobierno municipal en manos de los hermanos Martínez Terrazas, entregándoles posiciones claves en materia política, de administración y de gobernabilidad.

Para tenerlo claro: José Luis Urióstegui tiene al tesorero, al secretario de turismo, a la de desarrollo humano y a la de seguridad; los demás son del PAN.

Ojalá no se arrepienta de sus decisiones.

·         nota

El desistimiento de la exdirectora del instituto de crédito en el caso de Graco Ramírez tiene más impacto mediático y político que legal, representa una falta de criterio de la funcionaria y un error que pagó con su puesto.

Pero si hablamos de mala fe, corrupción, impunidad, complicidad y protección hacia el exmandatario perredista es fundamental voltear a ver a la FECC. Es ahí donde se encuentra la verdadera protección al tabasqueño, porque su titular responde a sus intereses y a lo largo de seis años se encargó de que ninguna de las denuncias en su contra procedieran.

En breve Juan Salazar concluirá su encargo en esa oficina y por ello desde ahora cabildea para mantenerse o saltar a un espacio en el poder judicial; corresponde a los legisladores tomar esa decisión y en cualquier caso se debe valorar la manera como este funcionario ha actuado en los casos más importantes que han llegado a su oficina.

La protección de la fiscalía anti corrupción de Morelos empieza con los graquistas, pero a la vuelta del tiempo negociar la justicia se convirtió en un muy lucrativo negocio; recordemos, por ejemplo, la denuncia que presentó Rafael Reyes contra Manuel Agüero por haber dispuesto de los recursos del predial, cobrados anticipadamente y que correspondían a la siguiente administración.

La misma historia sucedió en Cuernavaca en el gobierno de Antonio Villalobos, sobre quien, además, existen más de cuarenta denuncias por diversos ilícitos relacionados con el manejo de recursos públicos. En ambos casos, igual que con los graquistas, la FECC se ha encargado de que las denuncias se congelen.

En un Morelos donde los últimos veinte años se han caracterizado por la corrupción pública ¿Alguien recuerda algún funcionario, político o servidor público importante que haya sido sancionado por actos de corrupción?

Un dato más: para el proceso de reconstrucción del sismo se destinaron más de 7 mil millones de pesos, diputados de las dos legislaturas pasadas denunciaron irregularidades cometidas en su manejo y falta de claridad en las acciones “porque habiendo tantos millones de presupuesto no hay obras que puedan justificar las inversiones”. Y a pesar de lo evidente, no hay nadie bajo proceso.

Si Morena, que gobierna el estado, el país y tiene la mayoría en el congreso quiere realmente combatir la corrupción, lo primero que debe hacer es renovar totalmente la fiscalía anticorrupción y si es posible, procesar por corruptos a varios de sus integrantes.

Es secreto a voces que esa oficina vende sus servicios al mejor postor.

·         post it

La gobernadora Margarita González Saravia anunció que presentarán denuncias contra los corruptos del sexenio anterior. Corresponde al consejero jurídico y a la contralora armar bien los expedientes.

Los cuauhtemistas se ríen.

·         redes sociales

La exsenadora y excandidata opositora al gobierno del estado comienza a aparecer al lado del alcalde de Cuautla. ¿Tratará de regresar a la política desde ahí?

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

X: @eolopacheco

Facebook: eolopacheco

Threads: eolopacheco

Instagram: eolopacheco