Justicia para las mujeres violentadas
En opinión de Mirna Zavala
Sigamos concientizando
Obligado escribir sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas tan necesaria y urgente y al mismo tiempo tan compleja y difícil de erradicar. Se ha visibilizado en toda su desnudez, sobre todo, debido a las nuevas tecnologías de la información que ofrecen diariamente un sin número de casos presentados en todas las latitudes y sectores sociales. Esta condición también ha permitido cuantificar el grado, el tipo, los lugares y otras características más de tan lamentable y trágico fenómeno de la violencia hacia las mujeres.
Precisamente en el marco del día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas es preciso recordar las estadísticas existentes, a fin de documentar la gravedad y urgencia de avanzar con mayor rapidez en la defensa y protección de la vida de las mujeres de cualquier condición y clase social.
El INEGI ha presentado los últimos resultados de la encuesta levantada de octubre de 2020 a octubre de 2021. Una medición en pandemia que además reveló datos en condiciones especiales. Sin embargo, los patrones se van repitiendo no solo con más frecuencia sino también con mayor grado de agresividad y riesgo.
En el periodo considerado, la prevalencia de violencia alcanza el 42.8% siendo la psicológica y la sexual las más recurrentes, 29.4 y 23.3% respectivamente, la económica y/o discriminatoria alcanza el 16.2% y la física el 10.2%. Este dato ya nos arroja una definición de prioridades a atender. Hay que decir que se trata de mujeres de 15 años y más.
En cuanto a los ámbitos en que ocurren estas conductas, se presentan por igual (en porcentajes de poco más del 20%) en la comunidad, la pareja, la escuela, el trabajo y la familia. Situación que, como se puede comprender, deja un muy amplio espacio por cubrir para la actuación de las autoridades encargadas de frenar la violencia.
Afortunadamente, las mujeres han avanzado con valentía al denunciar o compartir con otros la victimización que han sufrido al alcanzar niveles mayores al 52%. Una actitud sin duda necesaria para recuperar, en lo que cabe, la tranquilidad personal. En contraparte y desafortunadamente estas mujeres valientes sufren también mayor violencia cuando deciden tomar acciones en su defensa (en promedio 89.2%).
No cabe duda que tenemos una titánica tarea. Seguiré en la próxima comentando tan lastimoso asunto.
MIRNA ZAVALA