Juego de Manos-Con (mis) niños no
En opinión de Diego Pacheco
Esta semana,como en todas las demás, el presidente, López Obrador se enfrentó en un duelo de declaraciones con el expresidente Felipe Calderón. Esto después de que el mandatario se viera afectado por la utilización masiva de los hashtags #PrensaProstituida, #PrensaSicaria y #PrensaCorrupta, que se relacionaba con los choques que tuvo el presidente con los periodistas estas últimas semanas (¿o meses?) por la cobertura desfavorable hacia su imagen.
Estas etiquetas fueron ligadas por el grupo de inteligencia del gobierno a la cuenta @tumbaburros, que a su vez se ligó a cuentas de personajes públicos, dentro de los que destacaba la cuenta del Luis Felipe calderón Zavala, hijo del exmandatario federal y, dentro de estos dimes y diretes, Calderón padre lanzó la etiqueta #ConLosHijosNo. Esta etiqueta podría asemejarse a la etiqueta #ConLosNiñosNo, utilizada a inicios de este sexenio por Beatriz Gutiérrez cuando las redes se mofaban del cabello de su hijo.
Sin embargo, expresiones como las anteriores no las vimos con el asesinato de los niños Lebarón hace unos cuantos días, o cuando violaron y asesinaron a una niña en Cuernavaca, por poner unos cuantos ejemplos. Entonces, ¿cuándo sí y cuando meterse con los no con los hijos? ¿Cuándo sí y cuando no nos duelen los niños?
A lo que voy es que la, más que una molestia genuina por el ataque a sus hijos, pareciera conveniente que se apuntara a los descendientes de quienes ostentan u ostentaron, cargos públicos, pues la victimización de estas personas le permite a los padres posicionarse en una “superioridad moral” y a su contrincante con la imagen de abusador. Después de todo, ¿quién objeta la inocencia de los niños?
El problema aquí recae en la utilización consciente de los infantes como herramientas políticas, su despersonalización y objetivación para que, de este modo, cumplan con los objetivos políticos planteados por los padres. Más allá de juicios de valor, lo que este fenómeno demuestra es el deterioro del tejido social en su estructura primaria: la familia.
Desde esta perspectiva, parece importante distanciar a los hijos menores de edad de las problemáticas en las que se encuentran envueltos sus padres; sin embargo, la realidad es que resulta casi imposible invisibilizar a la descendencia de una personalidad pública de los focos.
Ahora, si nos vamos a manifestar en contra de los ataques en contra de niños e hijos, hay que ser coherente con nuestras llamadas de atención. Niños e hijos es plural e inespecífico, por ende, no es posible que los tuitazos ameriten una llamada de atención pública con etiqueta personalizada, pero los balazos ameriten solo una condena enérgica. Coherencia, responsabilidad al comunicarse y decencia humana es necesaria para saber que todos los niños duelen (o deberían hacerlo).
La Guerra de los Mundos
La comunidad estudiantil de la Máxima Casa de Estudios del país vivió una semana complicada, donde se reeligió al rector, Enrique Graue, para que encabece a la institución educativa por los próximos 4 años; se convocó a paro en más de una facultad con motivo de la violencia de género que viven las mujeres día con día dentro del campus universitario, y el deficiente sistema de denuncias y las soluciones brindadas a quienes levantan un acta por violencia de género, en múltiples casos en contra de compañeros, profesores y personal administrativo.
Este último punto fue motivo por el cual el 7 de noviembre se convocó a una marcha separatista. Esta con la finalidad de manifestarse en contra de la violencia de género y la falta de herramientas eficaces para que el alumnado haga frente a esta problemática, o para que las victimas obtengan ayuda oportuna posterior a la agresión. Esta protesta tuvo como punto de partida la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y su destino se encontraba en la Facultad de Filosofía y Letras. La primera Facultad por la que cruzaron fue la Facultad de Ciencias y, a su paso, las marchantes dejaron mensaje en las aceras, señalamientos y paredes con el fin de dar a conocer su lucha y descontento.
Sin embargo, el paso caminar fluido de esta movilización se vio frenado por un primer obstáculo al encontrarse con las puertas de la Facultad de Contaduría y Administración cerradas y, al no poder abrirlas, las manifestantes tomaron una desviación por la Facultad de Ingeniería, punto donde se desencadenó la violencia.
Marchando y pintando, las protestantes se enfrentaron con el rechazo de las (en su minoría) y los (en su mayoría) ingenieros, quienes rechazaban lo que desde su óptica era un comportamiento violento. A partir de este punto, los humos se calentaron, las consignas se convirtieron en insultos, y las resistencias en agresiones. Ojo, hasta el momento de la redacción de este Juego de Manos la información es muy variada, los testimonios diversos, las autodenominadas fuentes muchas, y los egos incontables; por lo que no se conoce con precisión quien dio el primer paso hacia la violencia física. Lo que sí se sabe es que hubo un enfrentamiento semidirecto entre el colectivo separatista y los alumnos de la facultad.
Si bien el enfrentamiento entre compañeros es lamentable, vale la pena observar a detalle el resultado de ello. El choque entre mujeres politizadas hasta las raíces por su entorno, educación y cotidianidad; y de alumnos, en su mayoría hombres, que en promedio cuentan con un conocimiento menor acerca de movilizaciones sociales, las problemáticas que enfrenta la población mexicana en la actualidad, o las que sectores de la población han tenido que enfrentar durante décadas; culmina en la falta de empatía de una de las partes, y la ira de otra. Esto, a su vez, concluye en violencia que trasciende el entorno físico, multiplicando sus posturas en arenas digitales y en las agendas mediáticas y la temporalidad de este, dando pie a discusiones de personas ajenas al conflicto.
El fenómeno es interesante, la construcción de ambas trincheras producto de disciplinas e intereses distintos demuestra cómo, en espacios tan cercanos, las personas piensan, comprenden, actúan y reaccionan de forma distinta todos somos pumas, pero no todos los pumas son iguales.
además, el hecho permite observar como una posición de privilegio permite desviar cómodamente las desgracias de otros para volver el fenómeno acerca de uno mismo. Sí, las paredes pintadas se ven feas. Sí, escuchar consignas en contra del sexo propio incomoda. Pero vale la pena hacer el esfuerzo para ver más allá de la exterioridad de estos sentimientos y mirar más a fondo, a por qué incomoda, y por qué se busca incomodar.
Los gritos no van con nombre y apellido explícito; la intención no es que se tome como que todos y cada uno de los hombres violan, aunque sí sean suficientes los casos para que por lo menos una mujer conocida haya sufrido de esta u otra agresión sexual; sin embargo, eso no nos excluye de responsabilidad en el proceso de violencia contra la mujer. Lo importante es darse cuenta de la posición de privilegio en que nos encontramos y buscar la forma en que podemos ayudar desde nuestra trinchera a darle solución a la problemática.
Bien dicen que la UNAM es como un Microméxico. Bien, dejemos que este acontecimiento sirva de reflejo de lo que ocurre día con día en el país, y empecemos a pensar en cómo darle solución. Pista: la autocrítica y la empatía son el primer paso.
Un Goya por el reconocimiento de las problemáticas reales (doble si se dispone a solucionarlas):