Inclusión educativa en el nivel medio superior

En opinión de Rocío Yadira Castillo Enríquez

Inclusión educativa en el nivel medio superior

Decidí escribir esta nota porque me llama mucho la atención la baja o casi nula asistencia de estudiantes con discapacidad a las escuelas preparatorias de educación regular y en general, a las diferentes modalidades de bachillerato que se ofrecen en el País, a pesar de decir que se acepta la inclusión, en la mayoría de las instituciones, en la práctica es muy diferente, pues a diferencia de lo que ocurre en niveles iniciales y educación básica, no existen servicios de atención específicos para esta población dentro de las escuelas, y aún antes que eso, la mayoría de las veces los docentes del nivel medio superior no cuentan con la preparación para la atención de estos estudiantes, ya que hay que recordar que la mayor parte de los maestros en el nivel bachillerato estudiamos una licenciatura muy específica o un posgrado en las asignaturas específicas, pero no todos contamos con una formación pedagógica o docente propiamente dicha, lo cual dificulta que se lleve a cabo un verdadero proceso de inclusión.

La experiencia actual, en la mayoría de los casos, a mi parecer, es que la inclusión es percibida como un hecho extraordinario, y no con la normalidad que ésta exige, inclusive es difícil que los docentes veamos a la escuela como un espacio donde pueden convivir los estudiantes con y sin discapacidad, por lo tanto nos cuesta trabajo crear espacios más inclusivos para la atención a la diversidad, la participación y la colaboración de todos los actores educativos relacionados con las instituciones de educación media superior.

Existe un distanciamiento entre el discurso y una realidad que pese a todas las leyes, reglamentos, modelos, etc., no ha sido posible una congruencia por la vía del hecho, pues la inclusión supone evitar toda forma de discriminación y exclusión educativa, sin embargo, este conflicto se deriva de la confusión de los mismos docentes del propio concepto de inclusión educativa, haciendo énfasis en un modelo más integrador que inclusivo, es decir, los estudiantes se encuentran dentro de la escuela e integrados en un aula, pero difícilmente se les brinda la atención necesaria y probablemente no por falta de voluntad, sino de conocimientos para llevarlo a cabo.

De igual manera, en cuanto a nuestra práctica docente, dentro del aula de clases para atender a la diversidad de los estudiantes, es decir, la generación de prácticas inclusivas, que actualmente se le asignan a los tutores, pero como acciones remediales, y no como acciones de apoyo y seguimiento.

Por último, me parece importante que las instituciones fijen su atención en las necesidades de los docentes al implementar un modelo de inclusión en el nivel medio superior, tales como actualización docente desde la inclusión, lo cual significa capacitación en temas referentes al trato con alumnos que presentan alguna necesidad educativa especial asociada o no asociada con discapacidad, así como las estrategias que pueden emplear para que ellos tengan acceso al aprendizaje.