¨Habla María¨, una novela gráfica sobre el autismo (Segunda parte)
En opinión de Víctor Figueroa Bahena
El pasado 19 de noviembre en éste periódico se publicó la primera parte de reflexiones que hice sobre “Habla Maria”, una novela gráfica sobre el autismo, de gran utilidad para todas aquellos que trabajan y/o se relacionan con personas con autismo, incluso para sensibilizar al público en general. Aquella sección puede leerse en este link: https://www.elregional.com.mx/habla-maria-una-novela-grafica-sobre-el-autismo-parte-i
Probablemente los papás sientan incertidumbre cuando sospechen que su hijo tiene algo atípico en sus habilidades comunicativas y en su relación con los otros. Podrán vacilar entre esperar a que su desarrollo se normalice o buscar ayuda profesional. Con el diagnóstico, es probable que los papás se sientan indefensos y frustrados por no saber qué hacer. Podrían albergar sentimientos de culpa por creer que le han heredado o transmitido el autismo a su hijo y quizá se atormenten con pensamientos del tipo: ¿Qué hice mal? ¿De qué no me di cuenta a tiempo? ¿Será un castigo divino? Se corre el riesgo que ese sentimiento de culpa pueda convertirse en actitudes sobreprotectoras de los papás, que tarde o temprano van a obstruir el desarrollo de las potencialidades de su hijo y lo van a poner en un estado de mayor vulnerabilidad. También podrían sentir impotencia al imaginarse que no será eternos y algún día no estarán con su hijo para ayudarle… Es posible que los papás experimenten esa ruleta emocional. Pero lo más importante es qué van a hacer con ella. Estarán en el camino correcto si la convierte en combustible de esperanza y acción proactiva, porque como indica el autor: “no hay discapacidad física o intelectual que detenga el amor de unos padres por su hija”.
Las atenciones principales se centran en el niño con autismo y está bien, pero no es el único que necesita ayuda. Los papás se enfrentan a una batalla de magnitud desconocida. ¿Con qué recursos psicológicos y estrategias de afrontamiento cuentan? Como normalmente no reciben ningún tipo de atención, pueden llegar vivir un calvario silencioso, incluso como pareja, quizá debido a ello el “90% de las parejas que tienen hijos con autismo, se divorcian”, según el autor. Este alarmante dato invita a estar alerta y hacerle frente a tiempo o aceptarlo como destino manifiesto y convertirse en un caso más de la estadística.
Aunque los papás estén involucrados en brindar atenciones a su hijo, no han de olvidarse de sí mismos, de sus necesidades personales y de pareja, de retomar o reestructurar sus proyectos de vida y atender su salud mental, dado que estar en óptimas condiciones les facilitará darle mejores atenciones y oportunidades a su hijo. Ahora bien, si adoptan el “complejo de mártir” para dedicarse de lleno a las atenciones de su hijo, seguramente se descuidarán a sí mismos, a la pareja y/o a los hijos (si los hubiera), diversificando los daños colaterales a todo el sistema familiar.
Por último, aunque algunas veces los papás no vean el horizonte y perciban su escena familiar como una tragedia griega, que nunca dejen de buscar y pedir ayuda y tejan sólidas redes de apoyo, porque aún en las lágrimas germina la esperanza.
Postdata: Dedico estos apuntes a Dora Bahena y Rosario Bustamante, quienes colaboraron con Yutaro, (probablemente la persona con autismo mas conocida en Morelos) quienes despertaron mis inquietudes iniciales por el tema.