Serpientes y escaleras - El reto de ser mujer
En opinión de Eolo Pacheco

Margarita González Saravia encarna a las mujeres; su éxito o fracaso impacta a todas
El reto de ser mujer
Ser la primera mujer gobernadora de Morelos no es solo un cargo, es una responsabilidad histórica. Margarita González Saravia no personifica a un partido, ni es una administración más, representa la posibilidad largamente esperada de que las mujeres llegaran al poder para ejercerlo de manera distinta, de forma menos autoritaria, más ética, más sensible y sobre todo más efectiva. El compromiso de Margarita no es únicamente con los morelenses, es con todas las mujeres.
Aunque el triunfo electoral del 2024 es importante, para el legado histórico no basta con haber llegado; como profesionista, como política, como morelense, pero sobre todo como mujer, Margarita González Saravia tiene que demostrar que sí se puede gobernar mejor y sí se pueden hacer las cosas diferente.
En diez meses el reto no ha disminuido a pesar de las buenas intenciones de la mandataria: la violencia no cede, la obra no se ve, la corrupción no se ha ido y la improvisación sigue estando vigente en distintas áreas de la administración pública. Al dedicar tanto tiempo al territorio, la dama ha delegado mucha responsabilidad a sus colaboradores, lo cual hasta ahora no ha sido suficiente para que el cambio prometido se vea y se sienta.
El discurso de igualdad pierde sentido cuando se usa para llegar, pero no para transformar. Hoy las cosas no marchan bien en Morelos, hay muchos conflictos a la vista y el gobierno estatal no se ve sólido, por lo que la esperanza comienza a desdibujarse. En un país donde el machismo aún marca el ritmo, el fracaso de una mujer puede convertirse en un argumento para cerrarle puertas al género y eso echaría por tierra muchos años de esfuerzo colectivo. Es algo que no debemos permitir.
No se trata de proteger a Margarita González Saravia por ser mujer, se trata de exigirle, justamente por eso, porque es diferente y mejor; la dama necesita estar a la altura de la causa que representa, no debe repetir las mismas fórmulas del pasado, ni escudarse en el discurso demagógico de los hombres (el de politiquerías). Muy grave sería normalizar la mediocridad bajo el amparo del género o asumir que cualquier crítica a una mujer por su desempeño profesional, es violencia.
Si el gobierno de Margarita González Saravia fracasa, cómo puede suceder si la paciencia ciudadana se agota antes de que lleguen los resultados, el golpe no será personal y político, será simbólico, generará un retroceso en la lucha que por años han librado las mujeres en busca de un espacio de gobierno y pegará en la confianza de todos aquellos que pensamos que una dama sí puede gobernar mejor.
Morelos vive momentos muy difíciles, enfrenta un atraso de décadas y padece los embates de una delincuencia que ha crecido al amparo de las últimas cinco administraciones. El estado no necesita una mujer que haga lo mismo que los hombres, ni mucho menos una gobernadora que ceda el poder a un varón, requerimos una ejecutiva que haga las cosas de otra manera, que demuestre capacidad y un estilo distinto de ejercer el poder, que se comprometa con todos, no solo con los pobres y que no utilice la bandera de género para defender lo indefendible.
En tiempos donde la equidad de género se ha vuelto una bandera recurrente y se celebra el acceso de las mujeres a los cargos públicos, cuando se habla de romper techos de cristal, de gobernar con sensibilidad femenina y hacer cosas opuestas, el reto es pasar del discurso que por sí solo no transforma, a los resultados que la gente exige; hay que demostrar que el cambio es posible y que realmente se puede gobernar de mejor manera. La igualdad no se mide en número de mujeres en el poder, sino en lo que ellas pueden hacer para bien de todos desde esos espacios.
Hace más de un año celebramos la llegada de la primera mujer al gobierno de Morelos; y no se trataba de cualquier mujer, sino de una cuya historia de vida, trayectoria pública y actitud personal la describen como un buen ser humano, como alguien que no se ha manchado por la política corrupta, que ha transitado en múltiples posiciones dando resultados y nunca ha estado envuelta en un escándalo.
En la boleta había tres mujeres, pero solo una con estas características, únicamente Margarita González Saravia ofrecía la posibilidad de generar un cambio real en Morelos, dejar atrás la vieja política machista y avanzar hacia la dignificación del servicio público. Hoy es justamente eso lo que se le exige.
Al gobierno le urge una revisión de fondo sin distingo de género, ni a partir de amistades o compromisos de campaña, sino de acciones firmes y resultados concretos. Hay que echar del gabinete a quienes simulan, a quienes llegaron sin saber y después de diez meses no han aprendido, a los que perpetúan las malas prácticas, a quienes se la pasan de fiesta, a quienes han adoptado el estilo de sus antecesores y a los que desacreditan la causa. Si no se corrige eso seguiremos en el mismo camino preguntándonos ¿Qué cambió? ¿El nombre de la placa de la oficina? ¿El tono del discurso? ¿O el género de quien nos gobierna?
El reto de la primera gobernadora de Morelos va más allá de sobrellevar una administración, implica demostrar que las mujeres pueden hacer cosas de otra manera, mejor que los hombres, con más eficiencia y sensibilidad. La igualdad mal entendida se convierte en simulación y cuando se simula desde el poder el daño es doble, porque no solo se eternizan las malas prácticas, también se desacredita una causa legítima, en este caso, la de las mujeres.
Vivimos tiempos en los que la equidad de género se ha convertido en un discurso políticamente correcto, necesario para transitar frente a una opinión pública frágil que se ofende de todo; pero muchas veces se trata de un mensaje hueco, hipócrita, porque detrás de las palabras no hay hechos que provoquen el cambio que se necesita. Se trata sólo de hablar bien, aunque no se actúe así.
Margarita González Saravia tiene que marcar la diferencia, debe enfocarse en el reto que tiene enfrente, en resolver los múltiples problemas que padece el estado y avanzar a pesar de los enormes conflictos que le heredaron. No tiene tiempo que gastar en batallas perdidas, en defensar absurdas, ni justificaciones que emulan a los viejos políticos hombres.
Margarita es una mujer que ha avanzado en la vida dando resultados, siendo congruente y actuando con sensibilidad; hoy como gobernadora no puede ser diferente, eso es lo que muchos esperamos de ella.
Si el gobierno de una mujer no funciona porque las cosas siguen igual o peor, porque quien decide y manda es un hombre, entonces no rompimos el techo de cristal, solo lo forramos de rosa.
· posdata
La clase política fue citada a la develación de la estatua ecuestre de Emiliano Zapata en su nuevo sitio, la plaza de armas.
La cita fue a las siete de la mañana y ahí estuvieron puntuales quienes forman parte del organigrama de poder en Morelos: diputados locales y federales, senadores, presidentes municipales, magistrados, líderes sociales, funcionarios de gobierno y por supuesto, secretarios.
Al frente se colocó un templete donde se ubicaron los integrantes del gabinete, ese que según el jefe de la política interna está unido. Los funcionarios se dividieron en grupos, algunos se saludaban con efusividad y otros, como Javier Bolaños y Alán Dupré, dejaban claro que su relación es como el chicle: se mastican, pero no se tragan.
Juan Salgado Brito, el más político de todos, llegó temprano y se dio tiempo para saludar a muchos invitados que estaban detrás de la valla; uno a uno el doctor abrazaba a quien tenía enfrente, siempre con algún comentario ingenioso y una muestra de afecto.
A las siete y media llegó la gobernadora flanqueada por el representante del ejército, el fiscal, el jefe de la gubernatura, el alcalde de la capital, la presidenta del congreso, el secretario de gobierno y el titular del poder judicial. La jefa del ejecutivo se dio tiempo para estrechar la mano de varios de los asistentes, entre ellos al senador Víctor Mercado, quien trató de ser efusivo y fue tratado con frialdad.
El evento transcurrió con rapidez: honores a la bandera, himno nacional, palabras de la gobernadora y marcha morelense; todo en menos de media hora. El mensaje con motivo de la develación fue sencillo, sin emotividad, ni altura; se quedó corto para un acto en donde se reconoció a uno de los héroes más importantes de la historia mexicana y el más representativo del estado de Morelos.
Al terminar el protocolo comenzó la salutación y las fotografías para presumir en redes sociales que se estuvo ahí.
La ceremonia estuvo nutrida en participación, pero careció de idealismo.
Visualmente el asta bandera podría ser reubicada para que la estatua de mi general pueda lucir mejor.
Emiliano y su caballo llegaron a la plaza de armas luego de haber sido abandonados en un sitio al lado de la carretera.
· nota
Mirna Zavala es investigada por la Fiscalía Anticorrupción por la construcción de una residencia que no incluyó en su declaración patrimonial, ni corresponde a sus ingresos; la carpeta abierta por la FECC confirma que, al menos, existe la presunción de un acto irregular, algo que ella negó, pero fue uno de los motivos de su cese como funcionaria.
Conociendo la manera como trabaja la fiscalía, es altamente probable que la historia quede en eso, en una finta donde se arma un expediente que nunca avanza y se deja que el tiempo borre de la opinión pública el escándalo. Ergo: la funcionaria no tendrá que explicar nada, ni habrá consecuencias; es la complicidad política de la que siempre se habla.
Hace una semana la gobernadora confirmó la salida de Zavala, dijo que dejaría el cargo cuando se fusionaran las oficinas de Hacienda y Administración, pero Mirna hizo berrinche y se fue apenas unas horas después de la declaración de su jefa.
La dama no se esperó a nada, no hizo entrega recepción, ni atendió los asuntos pendientes; dejó colgado todo. Mirna Zavala agarró sus cosas y se fue, confirmando con ello que lo que guía su conducta no es su capacidad, sino su carácter.
Lo dicho: ella nunca debió ocupar esa posición, no tiene la capacidad, el talento, la sensibilidad, ni la honorabilidad para manejar una dependencia tan importante. La crisis económica que vive el ejecutivo actualmente deriva en gran medida de las malas decisiones que tomó como secretaria.
Es la peor titular de Hacienda que hemos visto en la era reciente del estado.
· post it
El desgaste nacional de Morena por los viajes suntuosos de sus figurones, la vida ostentosa de representantes populares y los casos de corrupción que salpican a personajes representativos del movimiento afectan el ambiente local.
Si a eso se suma la sensación de crisis económica y de inseguridad, la inacción de varias secretarías y los crecientes rumores de corrupción en el gabinete estatal, el escenario electoral para el 2027 se complica.
Margarita González Saravia tiene la oportunidad de reafirmar con hechos que su gobierno es diferente y su liderazgo distinto; la decisión de expulsar a quienes fallan, escuchar el humor social y construir una nueva narrativa no solo fortalece su administración, puede redefinir el futuro del estado y el movimiento que representa.
La gobernadora no tiene tiempo que perder, el momento para actuar es ahora.
· redes sociales
La gobernadora parece inclinarse por una dama para que represente a Morena en la contienda de Cuernavaca. Si esa es la idea, hay que comenzar a posicionarla desde ahora.
Por preparación y capacidad, Karla Herrera es una buena opción.
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