Tiempo de cobrar a los políticos
En opinión de José Román
¿Le robaron el auto, le vaciaron su casa los amigos de lo ajeno, lo asaltaron, lo secuestraron, le asesinaron algún familiar, amigo o conocido?, ¿Se enfermó y acudió a los servicios del gobierno y no lo atendieron? ¿le suben constantemente el precio del gas, la luz eléctrica, gasolina o casetas de peaje, el agua potable o las tortillas? ¿Mira desesperado como el crimen organizado supera y somete al gobierno en amplias áreas del país? ¿Le entristece como se destruye la economía, miró cómo se perdieron empleos?
Todo lo anterior tiene que ver directamente con el gobierno y los servicios que pagamos a través de los impuestos ya sean directos, es decir, de los que nadie se salva o indirectos como por ejemplo cuando Usted compra papitas o un refresco (qué tampoco se salva). Se supone que la función de los legisladores federales o estatales y sus semejantes, los regidores para el caso de los municipios, están para controlar, vigilar, modificar y obligar a los ejecutivos, desde el presidente de la Nación hasta el gobernador y los presidentes municipales a que ejecuten políticas económicas congruentes con la realidad y ellos. Los personajes mencionados son los encargados en nuestro nombre de moderar o controlar a los ejecutivos para que al pueblo, o sea nosotros, no tengamos afectaciones de capricho o gastos en el gobierno que no se justifiquen o que no sea adecuado ejecutarlos. Por lo mismo, sus facultades son rechazar, modificar, aprobar o reprobar esos gastos o imposición de cargas fiscales y negarles a los ejecutivos (Presidente de la República, gobernadores, presidentes municipales) autorizaciones cuando no es ni prudente, ni adecuado, ni justo, según su criterio de acuerdo a la ley.
Es exactamente lo que no han hecho los legisladores, en especial los federales en al caso del gobierno actual. De alguna manera, en la elección anterior nos sorprendieron una bola de inútiles (hoy todavía diputados) que todo aprobaron, que meretrices fáciles, a todo dijeron que sí a AMLO. Por eso es de acusar desde Alejandro Mojica y correligionarios, de que estuvieron muy lejos del pueblo y muy cerca del poder sin vigilarlo, sin controlarlo. Confundieron todos, a propósito entre lo que es servir al pueblo y servirse del pueblo, haciendo lo último cuando su obligación, en una democracia como dicen que somos, es controlar y moderar a los ejecutivos de acuerdo a las necesidades y posibilidades y ademán conveniencia a los intereses sociales para que la nación y sus ciudadanos, progresen.
Eso fue el pasado. Ahora, hoy, para ser precisos, el domingo venidero, tendremos la oportunidad de un cambio donde podamos moderar al Presidente, limitarlo cuando no tenga razón, apoyarlo si la tiene, o no sea adecuada y justa su decisión como muchas de las que dejaron hacer en esta legislatura federal de triste memoria y peor recuerdo. Esa moderación, indispensable en una democracia, solo lo podemos hacer sin violencia, es decir, sin entrar en un acto revolucionario, a través del voto, eligiendo a los mejores hombres o a los partidos que puedan dar esa lucha, no a hombres o partidos que solo van a sumar al caos que ya padecemos y por principio rehuyendo con el voto a los serviles, es decir a los partidos paleros de Morena y razonar quien o quienes son los personajes que tienen ese valor y coraje de representarnos verdaderamente ante un poder como el de AMLO, que ya no conoció en estos últimos casi tres años, límites entre lo prudente y lo imprudente. Ha sido un gobierno de mentiras diarias, de enfrentar a los mexicanos contra los mexicanos en lugar de unirnos y fortalecernos como individuos o como sociedad. No tengamos gobierno personales porque tendremos dictadura, no nos hagamos poseedores de eso que venimos huyendo del antiguo PRI y cuando viví esa atapa de la dictadura de o partido con carencia de libertades civiles y asesinatos de estado, créanme, no se los deseo y para allá apunta el rumbo con el gobernante actual.
Razonemos, pensemos en la familia, en los hijos, en el empleo tan necesario para el desarrollo, en la inseguridad interminable y peor que hoy vivimos, en la salud cuyos errores padecemos tanto con pandemia mal atendida IMSS, ISSTE, etc., como en sí el sistema de salud.
Después, votemos éste domingo, cobremos el precio a los que nos dieron la espalda que ya se van pero que seguirán en Morelos, como Alejandro Mojica y démosle el voto a quien consideremos que representa el tipo de sociedad y pensamiento que tenemos para nuestras familias, para nuestros hijos que les espera un futuro incierto si esto continua. Elija lo mejor, no le peor, elija en conciencia, no por el regalo que le dan o las promesas. Piense lo que viene…cobremos y paguemos a la vez. Ya es tiempo.