Escuela y familia: la dupla fundamental para el éxito en la educación
En opinión de Naara González Álvarez
El trabajo en el ámbito educativo supone enfrentar retos de manera constante, así como la consideración de factores de diversa índole: los modelos educativos, las modificaciones frecuentes a planes y programas, por un lado, pero al mismo tiempo tomar en cuenta el papel que desempeñan cada uno de los actores implicados en el proceso educativo: maestros, padres, directivos, etc. En ocasiones esa tarea puede resultar abrumadora.
Cuando volteamos a ver la labor que se realiza en el campo de la atención a la diversidad y en particular el que hace desde la educación especial, pareciera que los factores implicados se multiplican. Recuerdo alguna ocasión comentando en clase sobre la complejidad del trabajo del psicólogo en el ámbito educativo, uno de mis estudiantes de licenciatura me preguntó luego de escuchar la larga lista de elementos: “¿Y voluntariamente tú trabajas en eso?”, para mí la respuesta es siempre: “¡Absolutamente sí!”.
Es una realidad que la labor del psicólogo en este ámbito puede ser muy compleja, pero justo por eso mismo, resulta tremendamente gratificante lograr avances significativos en los estudiantes. Sin embargo, obtener estos logros, es en ocasiones menos frecuente de lo que uno espera. Reflexionando un poco sobre los elementos que llevan al éxito en las intervenciones que se hacen, me encontré con una constante: el compromiso y apoyo familiar en esos casos, siempre está presente. Como mencioné antes, los avances significativos que se logren en la intervención son resultado de un complejo entramado de factores diversos, pero sin lugar a duda, el papel de la familia resulta fundamental.
Las condiciones de la contingencia sanitaria realmente pusieron de manifiesto la importancia de la corresponsabilidad escuela-familia en el proceso educativo. El trabajo a distancia en la atención de los estudiantes que requieren el apoyo de educación especial estuvo mediado por las condiciones y características de la dinámica familiar, así como del apoyo de la familia (o la falta de este, en algunos casos) en la educación de sus hijos. El regreso a las aulas significó, en algunas ocasiones, encontrarse con los estudiantes que solo se habían visto a través de una pantalla, sin duda la modalidad presencial ofrece mayores facilidades para la atención de los estudiantes que presentan barreras para el aprendizaje y la participación. Retomar el trabajo en esta modalidad implicó para algunas familias, la posibilidad de delegar gran parte de la responsabilidad de la educación de sus hijos a la institución educativa, evidenciando nuevamente la importancia de la corresponsabilidad entre familia y escuela.
Es innegable el papel crucial que tiene el rol de los padres en el proceso educativo de sus hijos, cuando se piensa en los contextos en los que los niños se desenvuelven, es en el contexto familiar en que los niños de educación básica pasan aún la mayor parte del tiempo (si consideramos las 24 horas y que en la escuela pasan únicamente un promedio de 5 horas al día). En este sentido es la familia quien es la encargada de dar continuidad al estudio y las actividades escolares una vez culminado el horario de clase (Goyo, 2007).