Juego de Manos - Ya lo encontraron

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Ya lo encontraron

Seguramente viste en tus redes la foto de un hombre jóven con la leyenda “Te vamos a encontrar”. Seguramente, también, pudiste ver los carteles de “se busca” de una joven llamada Jessica, una licenciada en educación quien, días después, fue encontrada muerta, sin prendas inferiores, en un terreno boscoso a las afueras de Morelia.

Estas dos olas en redes sociales se complementan, pues se tratan de Jessica Gonzáles y Diego Urik, la víctima y el victimario, respectivamente, del último caso de feminicidio que alcanzó la agenda pública; a partir del cual los gritos clamando justicia para Jessica y juicio para Diego.

Luego de que se encontrara el cuerpo sin vida de Jessica, el pasado 25 de septiembre, diversas colectivas feministas comenzaron a compartir la información disponible hasta el momento acerca de su desaparición y posterior feminicidio; como el último sitio en el que se le vio, horarios, lugares y pistas que apuntaban a que la última persona con quien estuvo —así como el principal sospechoso de este crimen de odio— fue Diego Urik.

Por ende, el Gobierno del Estado emitió una recompensa de hasta 1 millón de pesos a la persona que proporcionara información relevante que llevara a la captura de este prófugo de la justicia. Asimismo, el Instituto Nacional de Migración (INM) en colaboración con la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), emitió una ficha roja el 29 de septiembre en 194 países. Así, en 5 días se dio con el paradero y la captura de Diego, más pelón y menos contento, en un hotel en Jalisco.

La información disponible hasta el momento relata lo siguiente: Jessica salió de su casa en Morelia apriximadamente a las 5 de la tarde del pasado 21 de septiembre. Se reunió con Deigo Urik, quien la llevó a su domicilio y se reunió con Diego. Él, posteriormente, la llevaría a un predio en el Fraccionamiento Bosque Monarca en Morelia, donde presuntamente abusó sexualmente de ella y la asesinó.

Ahora, volviendo al presente, luego de la captura de Diego, se llevó a cabo la primera audiencia en su contra el pasado 4 de octubre; donde, además de acusársele del asesinato de Jessica, se le acusó de abuso sexual. El pasado jueves, él yacía recluido en el penal de Mil Cumbres del municipio de Charo, en Michoacán.

Finalmente, se pide a las personas que compartieron la fotografía en las que se muestre el rostro descubierto del presunto feminicida que borren dichas publicaciones, con la finalidad de no dar herramientas a la defensa del acusado para ampararse por daño moral en presunción de inocencia.

Además de la condenas, los exhortos de justicia y el recordatorio de que, a diario, asesinan a más de diez mujeres por el simple hecho de ser mujeres; vale la pena hacer incapié en la creciente capacidad de las mujeres y feministas de movilizarse, replicar información, unificarse y solidarizarse.

La creciente sororidad en México es uno de los grandes motores de cambio que se subestiman a diario. Los logros que antes podrían parecer imposibles, hoy dejan de serlo a partir del grito unísono de justicia. Ya no es una, ni son dos, son todas. Y lo están tirando. Ojo ahí.

 

Por cierto

 

El pasado 28 de septiembre se conmemoró el Día de Acción Global por el aborto legal y seguro, a partir de lo cual, como ocurre todos los años, se llevó a cabo una marcha para exigir que se dé garantía en todo el país al derecho de todas las mujeres a interrumpir voluntariamente su embarazo, garantía reconocida por instancias internacionales como la Organización de las Naciones unidas (ONU).

No obstante, a diferencia de lo que pudimos ver en protestas previas, pudimos dar cuenta de fuertes agresiones policiacas al paso de las manifestantes, cuyo punto máximo ocurrió en Avenida Juárez y Balderas, donde mujeres policías del Grupo de Ateneas encasillaron a las marchantes durante varias horas, impidiendo su paso al primer cuadro de la ciudad y su salida de la marcha para volver a sus casas.

La confrontación contra las feministas trascendió el plano físico y se replicó en redes sociales, donde dio inicio la guerra de etiquetas. A partir de ello, una foto tramposa (aunque usada de manera inteligente) de una mujer policía en lágrimas fue compartida por diversos internautas, con la finalidad de descalificar la manifestación feminista en favor del aborto, lo que dio origen a hashtags como #NoMeRepresentan y #Malditas para denunciar la presunta violencia desmedida ejercida por las manifestantes en contra de las granaderas.

No obstante, esta imagen fue pronto reclamada por la reportera de Telediario, Kena Uribe, quien afirmó que el llanto de la policía no se debía a algún tipo de agresión en su contra por parte de las protestantes, sino que fue ocasionado por los extintores y gases lacrimógenos que las autoridades estaban utilizando en contra de las manifestantes.

Dividir al adversario para, así, mantenerle controlado, es una táctica ancestral de la que han escrito grandes pensadores como Sun Tzu. En el contexto actual, es imperativo tener cuidado con los contenidos y herramientas utilizadas para que no se te caiga el evento, como ocurrió a quienes denunciaron la violencia en contra de las Ateneas durante la marcha del lunes pasado. Las redes sociales y la movilización son algunas de las grandes fortalezas del movimiento feminista actual, para entrar a su cancha, se necesita más que una fotografía llamativa.

Ahora bien, lo más preocupante del asunto es que esta táctica de deslegitimación de las feministas, a partir de una imagen retórica, es un intento burdo de distraer la atención del problema de fondo. Es una señal alarmante que sea más fácil tacharlas de vandálicas que cuestionarse cómo puede ser posible que 11 mujeres (en promedio) sean asesinadas todos los días por el simple hecho de serlo.

Porque parece más fácil ofenderse por la pinta de monumentos históricos que empatizar con el dolor de las miles de víctimas —y sus seres queridos— de feminicidio, secuestro, violación y acoso sexual. Aguas, la indolencia, el silencio y la apatía son las armas predilectas de este sistema indolente para poder seguir ejercerciendo violencia sin consecuencias.

 

¡Alerta! ¡Alerta!: 

  

diegopachecowil@gmail.com