Escala de Grises - Protesta y jardín

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Protesta y jardín

Luego de las especulaciones alrededor del Día Internacional de la Mujer, las protestas se llevaron a cabo de manera puntual en los diferentes puntos del país. Las calles se tiñeron de morado para dar paso a las consignas de miles de mujeres que se dieron cita para visibilizar la violencia de género y para exigir justicia por las víctimas.

Además de las organizaciones y colectivas feministas, figuras públicas, creadoras de contenido y hasta funcionarias se bajaron de los escaños para sumarse a las diversas actividades planeadas para el pasado 8 de marzo. Como ocurre desde hace algunos años, la marcha de la Ciudad de México tenía gran parte de la atención mediática, especialmente después de que autoridades como el presidente y la jefa de Gobierno afirmaran que sería una movilización llena de violencia.

A pesar de no tener pruebas sobre lo anterior, la capital de México blindó algunos inmuebles con el objetivo de evadir la pintura, los vidrios rotos o cualquier percance que pudiera ocurrir. Sin embargo, parece que las vallas metálicas no fueron suficientes, pues —como se mencionó en la edición anterior— se convocó a la Secretaría de Marina para custodiar el Palacio Nacional y el Zócalo de la ciudad, por si las dudas.

Las mujeres marchaban de manera pacífica, con infantes y mascotas, con carteles y hasta grupos de música acompañando su recorrido. A pesar de las acciones realizadas por el bloque negro, las sospechas sobre presuntas bombas molotov se esfumaron y dos acciones particulares se llevaron la atención de los medios de comunicación.

Las flores

Un grupo de manifestantes decidió llevar ramos de flores, repartirlos entre las mujeres policías que se encontraban resguardando el perímetro de la manifestación y colocarlos en sus escudos o en los chalecos antibalas que portaban. De acuerdo con algunos testimonios, este acto se realizó con el objetivo de solidarizarse con las Ateneas (como se conoce a las policías), agradecerles por su labor y por brindarles seguridad a lo largo de la marcha.

A nivel simbólico, las flores como protesta no resultaron una sorpresa, pues se han usado como “arma” en contra de grupos represivos del Estado. La misma obra de Banksy logró retratarlo cuando pintó a un manifestante, con el rostro cubierto, lanzando un rampo de flores. Sin embargo, a nivel discursivo y tomando en cuenta el contexto nacional, resulta un poco contradictorio.  

Además de la protesta convertida en jardín, algunas manifestantes también optaron por abrazar a las mujeres policías, lo que desató el disparo de decenas de cámaras y la posterior difusión del material con la afirmación de que las mujeres policías no son el enemigo, con lo que no podría estar más de acuerdo.

Sin embargo, una de las consignas principales de la marcha es “la policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, como un señalamiento claro de que la policía como autoridad no representa seguridad ni tranquilidad para las mujeres. Todo lo contrario. La policía como figura de autoridad se ha convertido en un sinónimo de peligro.

Especialmente después de que se dieran a conocer casos como el de Beatriz Hernández (médica asesinada por la policía de Hidalgo), Victoria Salazar (mujer sometida por policías de Tulum) y las más de 500 denuncias realizadas —tan solo en la Ciudad de México—contra policías por delitos sexuales. A veces, la memoria colectiva puede ser muy corta.

Policía consciente

También durante el #8M, un contingente de las mismas Ateneas se unió a la marcha con diferentes consignas, entre las que destacaron “policía consciente se une al contingente” y “mujeres policía presentes”. Mientras avanzaban entre la multitud con el puño en alto, la acción del cuerpo de seguridad fue recibido con aplausos y gritos por parte de las espectadoras.

En el momento, con los sentimientos a flor de piel y las experiencias que representa el día per se, la emotividad es innegable. El video del momento se difundió como pólvora en plataformas digitales y, en ese momento, todo parecía ser genuino, increíble (en el sentido más literal de la palabra) y hasta revolucionario.

Sin embargo, la efusividad nos duró muy poco. La subsecretaria de Seguridad Ciudadana (SSC), Marcela Figueroa, compartió el video del momento [en primer plano] con el siguiente texto: “Esta es nuestra Policía y por eso somos la mejor Policía del país. Servir, cuidar y proteger a la ciudadanía”, seguido de corazones morados, color con el que se representa la lucha feminista.

Curioso, ¿no le parece? Mientras mujeres y niñas eran atacadas con gas pimienta en las vallas metálicas de Palacio Nacional por los mismos cuerpos de seguridad, algunas Ateneas recibían flores y vítores únicamente por seguir las instrucciones de quien las rebautizó como “la mejor policía del país”.

Vista desde la superficie, la estrategia podría ser considerada brillante y, si se complementa con las flores y los abrazos, mucho mejor. Aunque, mientas se institucionaliza y se lucra con el movimiento feminista, cambiar la idea de que la policía en lugar de ser represiva es aliada, no resulta tan sencillo. Por decir lo menos.

Las cuentas oficiales de Claudia Sheinbaum y Movimiento de Regeneración Nacional utilizaron las imágenes del #8M para reforzar el “abrazos, no balazos” de López Obrador: “Con abrazos y no balazos demostramos que sí se puede protestar sin violencia”. No sé si usted recuerde algún evento parecido, pero yo no tengo registrada ninguna convocatoria feminista para alzarnos en armas como método de protesta. En fin.

Seguimos en lo dicho. Me cuidan mis amigas:

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter