Escala de Grises - Consecuencias de la impuntualidad
En opinión de Arendy Ávalos
Después de que se diera a conocer la voluntad de Movimiento Ciudadano por participar en la contienda presidencial, el panorama no resulta tan favorecedor para el color naranja ni siquiera con dos de los nombres más populares de la política nacional actual: Marcelo Ebrard, excanciller de México, y Samuel García, gobernador (con licencia) de Nuevo León.
A pesar de que aún quedan un par de días para saber quién será el hombre que acompañe a las dos candidatas en las campañas del 2024, las encuestas no dejan mucho a la imaginación. Según los resultados publicados durante las últimas semanas, Claudia Sheinbaum se mantiene como la opción preferida del electorado, seguida por Xóchitl Gálvez en un evidente segundo lugar.
Las negociaciones siguen sobre la mesa y mientras Marcelo Ebrard se asegura de elegir la mejor opción en medio de una relación desgastada con Morena y sus compañeros de partido, Samuel García se juega la posibilidad de regresar a Nuevo León sin la candidatura y sin la gubernatura del estado.
Ahora, no es una sorpresa que la ambición por ocupar la silla presidencial y pasar a la historia como el partido que derrocó a la Cuarta Transformación crece cada día. Sin embargo, para que las estrategias sean efectivas, es indispensable considerar el contexto bajo el que se desarrollan.
Frente a los ojos de la población, las campañas iniciaron desde hace mucho tiempo y, por supuesto, hay un desgaste a nivel colectivo en lo que respecta a rostros, discursos, promesas y estrategias que apelan a las mismas pulsiones de siempre. Movimiento Ciudadano, bajo la idea de mantenerse al margen y darle una nueva perspectiva a la política, llegó tarde a la competencia (independientemente del candidato que seleccionen esta semana).
Por otro lado, Marcelo Ebrard está seguro de que participará en la contienda presidencial, la pregunta es cómo. ¿Con qué partido y con qué respaldo? Porque resulta muy inocente pensar que la superioridad de Claudia Sheinbaum no se debe, en gran parte, al partido del presidente y a los simbolismos que ha utilizado el mismo López Obrador para darle legitimidad como sucesora de su proyecto.
Las ventajas de Morena son claras a nivel discursivo y la oposición es casi inexistente. No hay un contraste efectivo en las propuestas que puedan considerarse mejores o “menos peores”. ¿Qué está pasando? El objetivo principal de la llamada “mafia del poder” o los nuevos rostros de la política no se centra en resolver los problemas estructurales que aquejan a la población, sino en golpear para afectar al partido hegemónico actual.
Si lo que se buscan son beneficios individuales, es indispensable mantener la cabeza fría al momento de negociar y no irse por la opción que parece más atractiva a corto plazo (como le pasó a Samuel García). Ahora, si el objetivo es trabajar en pro del bienestar poblacional, la visión debe ser abismalmente distinta.
Primero, no es indispensable un cargo presidencial para beneficiar a la ciudadanía. ¿Qué es indispensable? Ocupar cargos de representación con responsabilidad y con el propósito de avanzar, de solucionar los conflictos sistemáticos de raíz para, entonces, cosechar los resultados.
Pretender que la popularidad en plataformas digitales (independientemente de la red de su preferencia) es una nimiedad en la que se ha desviado la atención. ¿De qué sirven los seguidores y los likes si, al final de cuentas, no van a traducirse en votos al terminar el proceso?
Los resultados de la contienda del 2024 parecen estar claros, pero ahí no termina todo. Como siempre ocurre en este ámbito, las alianzas son indispensables y en este momento (como en cualquier otro) no conviene enemistarse con el poder si se pretende seguir cerca de él.
Mucho cuidado:
@Arendy_Avalos en X y Threads