El Tercer Ojo - A propósito de la conmemoración del Día Mundial del Síndrome de Asperger
En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara
Desde el año 2007, cada día 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger; esta fecha se eligió por coincidir con el aniversario del nacimiento del pediatra austriaco Hans Asperger quien, según se afirma por algunas personas que tratan este asunto, “describió por primera vez este síndrome”.
En el boletín informativo del grupo yotambien.mx de este día se presenta un artículo dedicado a esta efeméride y se intitula: “Asperger, el síndrome que debe perder ese nombre”, firmado por Teresa Peón y Nava. Este breve escrito se centra particularmente en el asunto de la relación referida por Edith Scheffer en su libro Los niños de Asperger (Ed. Planeta, México, 2019), que sugiere la adhesión y filiación del pediatra austriaco al nazismo. Bajo este nivel referencial plantea la necesidad de eliminar el epónimo de tal síndrome y dejarlo dentro de los TEA.
Debo decir que el argumento es de naturaleza ética o deontológica y no taxonómica o sindromológica en sentido clínico.
Asimismo, es imprescindible resaltar el hecho de que no fue Hans Asperger quien puso ese nombre al síndrome en cuestión; él lo denominó “Psicopatía autista”, en el año de 1944. Fue Lorna Wing quien, al haber traducido el trabajo de Asperger del alemán al inglés, hizo la publicación bajo el título de El Síndrome de Asperger (1981), siendo ella quien por vez primera utiliza, adopta y esparce el término dentro de los estudios y publicaciones dedicadas a este trastorno.
Debemos tener perfectamente claro que al haberlo decidido así, Lorna Wing, fundó su determinación en el propósito de dejar muy clara la diferencia entre lo que Leo Kanner había descrito y definido como “Trastornos autistas del contacto afectivo” y lo que Hans Asperger había descrito y nombrado bajo el rubro de “Psicopatía autista”.
A partir de aquí estaba clara la distinción entre estos dos síndromes o trastornos. Y, como parece comprensible, esta distinción refería al “Trastorno de Kanner” y al “Trastorno de Asperger”.
Con base en este parámetro, desde la edición del DSM III hasta el DSM IV y DSM IV TR, ambos trastornos, entre otros más, se incluyeron dentro de la categoría Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD); sin embargo, se mantuvo una distinción clara y explícita entre los dos trastornos o síndromes. Lo mismo fue para el caso de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) 10, de la OMS.
Al haberse publicado el DSM 5 y la CIE 11, cambió la clasificación y se eliminó la categoría de Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD), poniéndose en su lugar los Trastornos del Espectro Autista (TEA) y adicionando los Trastornos Específicos del Lenguaje (TEL); pese a ello la diferenciación entre lo propuesto por Leo Kanner y Hans Asperger siguió de manera clara.
Una referencia aquí será útil para comprender, estemos o no de acuerdo con la permanencia del concepto, el resultado. El presidente del Grupo de Trabajo para diseñar el DSM IV fue Allen Frances, éste pensaba que la adición de tantas etiquetas o “trastornos”, sin ton ni son, era cuestionable y debiera evitarse. De este modo, como refiere Steve Silberman en su libro Neurotribes: The legacy of autism and the future the neurodiversity (Avery Pub Group, 2016), “de los noventa y cuatro nuevos diagnósticos propuestos para la cuarta edición del manual, sólo dos, el Síndrome de Asperger y el Trastorno Bipolar de tipo II, serían seleccionados”. Sin embargo, aquí viene el pero, un asunto no se había aún resuelto, “los rumores de que Hans Asperger había colaborado con los Nazis”, y considerando que había fallecido en el año de 1980, colocaban una piedra en el camino: “Era una locura. –según refiere Silberman citando un segmento inédito de una entrevista que le hicieron a Volkmar, encargado de resolver la cuestión, con Gary Greenberg para The Book of Woe, 01 de marzo 2012—. Tardé semanas en solventar aquel asunto”. La cuestión se resolvió llamando por teléfono a Lorna Wing y preguntándole directamente sobre dicho tema. La respuesta de Wing (aunque para algunos era insolvente), fue que no. Que Asperger era muy profundamente religioso y católico. Que no era Nazi. Ello bastó para que el Síndrome de Asperger entrara en el DSM IV. La deuda con Lorna Wing es enorme.
Como ya fue dicho antes, con la edición más reciente del DSM, la versión DSM 5, se modificó definitivamente la categoría de TGD y se sustituyó por la de Trastorno del Espectro Autista, pero se mantuvo la del Trastorno o Síndrome de Asperger.
Hasta prácticamente el año de 1970, en tratándose del Autismo Infantil, el único modelo reconocido para explicar y diagnosticar éste era el propuesto en el año de 1943 por Leo Kanner. Tratándose de las explicaciones sugeridas por Hans Asperger (1944) y por Grunya Sujareva (1925), permanecieron ocultas y desconocidas hasta prácticamente 1980, más allá de los países que se encontraban tras la “cortina de hierro”; es decir, Europa del Este.
Si Hans Asperger era o no de filiación nazi o si militaba o no en el Partido Nacionalsocialista se ha ido escribiendo posteriormente y aún es poco clara la situación.
Dada la extensión de texto que demandaría exponer con detalle este asunto, únicamente compartiré el enlace a algunos artículos de mi autoría publicados a este respecto.
1. http://www.masiosare.org/es/seccion/cultura/1161/el-camino-de-la-vida-el-sindrome-de-asperger/
2. http://www.masiosare.org/es/seccion/opinion/1200/el-camino-de-la-vida-leo-kanner/
3. http://masiosare.org/es/seccion/cultura/1233/el-camino-de-la-vida-mas-sobre-el-autismoii/
4. http://masiosare.org/es/seccion/cultura/1300/el-camino-de-la-vida-mas-sobre-el-autismoy-iii/