Serpientes y escaleras - Primer año

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Primer año

Parece que fue ayer cuando tomó protesta del cargo y ya transcurrieron doce meses de gobierno.

 

Primer año

En la víspera de cumplirse el primer año de gobierno de la primera gobernadora de Morelos el balance es bueno en lo general, pero no suficiente para echar campanas al vuelo; en estos primeros doce meses hay una estabilidad política relativa, con ausencia de conflictos mayores y programas sociales en marcha, pero sin avances significativos en los problemas que más aquejan al estado, como la inseguridad. La administración de Margarita González Saravia no está en crisis, pero sí en deuda con la ciudadanía.

El rasgo más representativo de este primer tramo del régimen ha sido el estilo personal de la jefa del ejecutivo: Margarita González Saravia ha apostado por la fraternidad al interior de su equipo, por el buen trato a sus colaboradores y la protección absoluta a quienes están a su lado. El camino elegido por la mandataria ha sido el de la generosidad, buen trato y camaradería, para fomentar la identidad y la lealtad.

Y no está mal: la dama aplica la misma regla empleada en toda su vida laboral y personal: apela a la cohesión que deriva de la solidaridad, el compañerismo, el respeto y la empatía. El problema es que aunque en ella todos estos razgos son naturales, en política no todo mundo actúa de esa forma.

La condición humana no siempre está en la misma sintonía y en política muy pocos valoran esas virtudes y se comprometen con resultados. Los últimos doce meses Margarita González Saravia ha sido más una mamá que una jefa: justifica los errores, sale al paso de los conflictos, explica los tropiezos y aclara los escándalos.

Mientras eso sucede algunos integrantes de su gabinete se ponen a su sombra, rehuyen los problemas y dejan que las crisis revienten y sea ella, con la credibilidad y liderazgo que tiene, la que ponga freno a los debates y enfrente a la opinión pública. La actitud habla bien de la gobernadora, confirma que se trata de una líder que respalda a su equipo, pero también le provoca un desgaste innecesario porque tiene que atajar todos los temas.

En este primer año de gobierno el trabajo en algunas areas ha sido sustantivo, aunque no del todo apreciado, porque la narrativa va en otro sentido. El aspecto más sensible hoy es la inseguridad, porque los indicadores de violencia siguen estando altos en materia de extorsiones, homicidios dolosos y desapariciones.

Aunque el gobierno repite el discurso de pacificación y coordinación con el gobierno federal, la ciudadanía aún no percibe una mejora sustantiva y en algunos casos se considera que estamos igual o peor que antes y el impacto político de esta percepción es tan grande que mina cualquier otro logro. Mientras la seguridad no mejore, todo lo demás que se haga no será apreciado por la gente.

En materia económica y social la historia es igual de compleja: la entidad se mantiene rezagada respecto a otros estados porque no existe un repunte significativo como el que se ve en Puebla, Querétaro o la Ciudad de México. A lo largo de los últimos meses se han hecho anuncios sobre futuras inversiones, pero el único hecho concreto es el centro de convenciones que desarrollará el propio estado de la mano de la federación; del lado del sector privado no existe todavía un proyecto emblemático que presumir.

Con el congreso local la gobernadora mantiene una relación sana, cordial, funcional, pero a la vez frágil, porque depende de la operación que ella misma haga para que los temas avancen. Los temas sindicales están en orden porque las organizaciones gremiales están del lado del gobierno y en algunos casos forman parte de la estructura orgánica de la 4T.

La percepción pública en estos primeros doces meses se ha enfocado en la figura de la gobernadora, en hacerla ver como una mujer cercana a la gente, como una política de territorio, no de escritorio, que ve y escucha a la gente de forma directa, que visita permanentemente todos los municipios y actúa sin distingo de siglas.

La narrativa en ese sentido ha funcionado: Margarita González Saravia está en un punto muy alto de conocimiento, se le mira con respeto, se reconocen sus virtudes y se le describe como una gobernante honesta, muy distinta a sus antecesores. El problema es cuando aparecen historias en paralelo que desvían la atención, generan polémica y obligan al gobierno a salir al paso de las crisis, como ocurrió hace unos días con el narcovideo.

En la percepción social morelense no hay enojo contra el gobierno, pero tampoco entusiasmo, es más bien un clima de expectativa cautelosa porque hasta ahora la gente no percibe un cambio de rumbo claro, ni el destierro de prácticas de corrupción que fueron comunes en las últimas dos administraciones. El combate a la corrupción pasada y presente sigue siendo una deuda pendiente de la administración del cambio.

El reto para el segundo año comienza con el estilo de gobernar de Margarita González Saravia: una administración maternalista sirve para apagar incendios en el arranque, pero no construye autoridad, ni da resultados sólidos; una buena gestión exige una jefa que tome decisiones, que corrija, que marque línea y sancione en caso de ser necesario, no una madre que justifique y absorva golpes por los demás.

Margarita González Saravia es una gran persona, pero gobernar exige más que buena voluntad; si la gobernadora no logra en su segundo año equilibrar su cercanía con el ejercicio de autoridad, corre el riesgo de cargar sola con el desgaste de todo su equipo y permitir que los integrantes de su gabinete se muevan sin asumir responsabilidades.

El primer año puede considerarse un periodo de aprendizaje donde la jefa del ejecutivo optó por la protección para construir lealtades, pero el segundo año debe avanzar por una lógica diferente: Margarita González Saravia tiene que dejar de cargar con los errores de su equipo y necesita comenzar a exigirles resultados tangibles y que cada quien asuma sus responsabilidades.

Gobernar no es solo acompañar, implica corregir y marcar el rumbo; si Margarita González Saravia logra dar ese viraje, puede transformar la percepción de un gobierno maternalista al liderazgo firme que los morelenses reclaman y pasar a la historia no solo como la primera mujer al frente del ejecutivo del estado, sino como la primera gobernante que realmente cambió las cosas en el estado.

En el segundo año de gobierno el reto es pasar de la mamá protectora a la jefa con visión de estado.

·         posdata

Durante dos días consecutivos el portal Animal Político ha tocado el tema relativo a la corrupción ocurrida durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, específicamente en el área de salud. En su primera entrega refirieron la manera como ese gobierno pagó cientos de millones de pesos a una empresa que se comprometió a entregar medicinas y servicios en hospitales, pero no lo hicieron.

La falta de cumplimiento de los contratos, que según Animal Político fueron pagados en tiempo y forma y que en el caso particular de tres empresas representaron 323 millones de pesos, afectó a pacientes de 238 clínicas y hospitales que no recibieron antibióticos, oncológicos ni servicios de anestesia; tampoco hubo mantenimiento ni reparación de máquinas de Rayos X, incubadoras, ventiladores y desfibriladores.

Estas tres empresas recibieron entre 2022 y 2023, durante el sexenio de Cuauhtémoc Blanco, más de 1 mil 161 millones de pesos; las compañías pertenecen al consejero estatal de Morena Christian Carmona Barón, primo hermano de Héctor Barón Olivares, en ese momento director de los Servicios de Salud en el estado.

Las empresas y personas en cuestión, refiere el portal, están relacionadas directamente con José Ceja Vega, socio de Cuauhtémoc Blanco en Blanco Sport S.A de C.V, cuyo apoderado legal es Edgar Riou Pérez, exsecretario particular de Blanco Bravo y esposo de la magistrada del TJA Mónica Boggio Tomazas.

En una segunda entrega, Animal Político refiere que las empresas de Christian Carmona han sido contratadas por IMSS Bienestar y el gobierno estatal a pesar de que en el pasado reciente incumplieron sus contratos.

Los datos que aporta la nota hacen énfasis en el hecho que la empresa no cumplió con el contrato pactado y a pesar de ello nuevamente fue contratada, también señala que las compañías beneficiadas son de reciente creación y a pesar de ello reciben contratos multimillonarios de dos administraciones estatales y del propio gobierno federal.

Animal Político no es un portal cualquiera, hablamos de una plataforma periodística que ha dado a conocer temas de alto impacto como la llamada Estafa Maestra, donde se reveló un esquema de desvío de más de 400 millones de dólares a través de universidades públicas, el caso de Ricardo Anaya o el uso de IA para promoción de logros ficticios o hechos que nunca ocurrieron.

Las historias que se detallan en el reportaje podrían no avanzar más allá de lo mediático porque en algunos casos las cuentas públicas ya fueron aprobadas y legalmente los casos han sido cerrados; la duda queda en el alcance político de la información y la presión mediática que la nota genere, porque el personaje central de la historia no es solo un empresario poderoso, también es consejero estatal de Morena y está al frente del secretariado de seguridad de Cuernavaca.

Por contenido y enfoque, primera publicación fue llamativa, pero parecía un hecho aislado; la segunda nota es complemento y deja muchas dudas: ¿Animal Político continuará revisando lo ocurrido en el sector salud de Morelos durante la pasada administración? ¿Es casualidad que justo ahora le den seguimiento a ese tema? ¿Será esta historia una de las tantas que se cuentan sobre corrupción y nunca llegan a nada?

·         nota

Una vez más la gobernadora mostró firmeza en la toma de decisiones; la salida del director del IEBEM, por la razón que sea, no pudo darse sin su visto bueno y autorización. Algo vio o supo la mandataria que dio paso al relevo inmediato de un personaje clave de su gabinete, nada más y nada menos que la figura que llevaba la operatividad del sector educativo, uno de los más complejos y desafiantes en cualquier administración.

A lo lejos parecía que Leandro Vique llevaba bien las cosas, no se veían nubarrones de crisis, ni señalamientos que hicieran pensar que algo andaba mal; incluso sacó avante el tema de la normal de Amilcingo. Pero repito: algo notó Margarita González Saravia que la obligó a tomar esa decisión.

El cambio en el IEBEM es interesante por sí mismo, pero también porque manda una señal para todo el equipo: Margarita observa lo que sucede en su gobierno y actúa en consecuencia. Leandro Vique parecía cercano a González Saravia, la acompañó y apoyó desde la campaña, es conocedor del tema educativo y respetado en el gremio magisterial. Aún así no duró un año.

Nadie tiene el puesto asegurado.

·         post it

A un año de distancia, doce meses de trabajo y muchos pendientes en la mesa, la pregunta se repite ¿Valió la pena votar por Margarita González Saravia? Cada uno tiene su opinión.

Personalmente estoy convencido de que sí.

·         redes sociales

La solicitud de juicio político ingresada al congreso local tiene fundamentos jurídicos, lo que no obtendrá son los votos que se requieren para avanzas.

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