El llamado a un terco
En opinión de José Ma. Román
Un principio básico que debiera existir entre políticos y delincuentes, que, a ciencia cierta a estas alturas del gobierno federal, estatales y municipales no sé si se trata de lo mismo o si por ahí queda alguna una gota de decencia, es respetar a las familias, sobre todo a los niños y a las mujeres. Lo menciono por la crueldad de involucrar al hijo menor del presidente Jesús Ernesto en las benditas redes. No se vale eso ni es correcto y puede provocar una violencia política que debemos evitar. Lo peor, hubo políticos que se involucraron.
Pero no nada más ahí hay violencia. En México unos asesinan a balazos (los protegidos del presidente, delincuentes consumados), los otros destruyen y asesinan el futuro de esta nación (los políticos) De tal forma que delincuentes y políticos están acabando con la economía, con las pocas instituciones que teníamos y aún atentan contra las que conservamos, INE, por ejemplo. La gente también muere en manos de sus semejantes por diferencias absurdas y falta de justicia, mueren en la devastadora y mal atendida plaga del Covit, en la pobreza que suma día a día a más mexicanos. Todos de alguna forma nos hemos convertido, por egoísmo, falta de valores, principios morales y éticos en asesinos directos e indirectos. La falla no es solo en el gobierno, nosotros somos responsables de haber elegido a la persona incorrecta por no analizar y valorar a los políticos a la hora de votar. Nos guiamos por el populismo, por las regalías de un dinero que muchos no merecen y que no se han ganado, convirtiéndose en medradores de los que trabajan y producen, el final de los gobiernos populistas está de ejemplo en América: Cuba, Nicaragua, Venezuela. Las muertes en exceso han originado que abiertamente varios sectores importantes de la sociedad le hayan exigido o a veces pedido con respeto al señor de Palacio (AMLO) que cambie de estrategia en el combate de la inseguridad. Pero es obvio que no va a cambiar, él vive en su mundo, protegido por su seguridad y nosotros a nuestra suerte, pero no va a cambiar de estrategia porque sencillamente ésta no existe, no tiene rumbo, está al garete, recuerden que destazó a la policía del gobierno anterior. AMLO no sabe que hacer porque para él, su estrategia aun cuando no sea experto, es la única que importa y que vale la pena, aun cuando los resultados negativos le salten en su cara todos los días. Le ha hablado la Iglesia Católica, por cierto, la única, las otras callan como momias, aunque dentro de sus feligreses haya infinidad de víctimas, le han hablado del sector privado, su ex amigos y compañeros de lucha como Porfirio Muñoz Ledo, el propio Cuauhtémoc Cárdenas, etc. Unos le aconsejan que busque equipos de expertos suponiendo como es, que no tiene proyecto alguno, otros se han convertido en sus francos opositores y críticos como Ricardo Rocha.
Le han advertido que ha corrompido al ejército, degradándolo de sus funciones constitucionales para convertirlos en albañiles o titulares de jugosos contratos de la obra pública. Da pena ajena ver como estos muchachos (nuestros soldados) siguiendo instrucciones salen en las redes siendo perseguidos y ofendidos por los delincuentes sin que se atrevan a enfrentar la delincuencia para no exponerse a la ira del presidente que se ha convertido por sus propias palabras en el protector de los narcos y asesinos. Los Jesuitas le han dicho claramente que su estrategia no funciona y la verdad es que nunca ha funcionado, los resultados en las estadísticas lo reflejan (el 98% de los delitos, son impunes sus autores) No hay investigación, no hay castigo, si hay mentiras de las mañaneras y son tantas que pienso ya ha abatido el récord mundial de los Pinochos mundiales.
AMLO es un terco que como plaga reparte el daño a la sociedad con su actitud radical y sus oídos sordos de no querer escuchar el clamor de la gente, de las víctimas, la voz y la sangre que a ríos corre por nuestras calles de aquellos inocentes, incluso niños que han perdido la vida en manos de la delincuencia. Es insensible al dolor ajeno y en su terquedad está destruyendo las bases sociales. Los hechos: las extorciones crecen, ha superado su gobierno el número de asesinatos violentos de todos los gobiernos anteriores. En éste rio de problemas nos llega la noticia de que los Maras del Salvador están huyendo a México por las luchas que ahí si da su gobierno en contra de los delincuentes. Con una frontera sur porosa, seguro que con ellos vendrán mas conocimientos de la delincuencia para seguir victimizando a los mexicanos tal como en alagunas partes de la sociedad lo hacen los colombianos con su Gota a Gota. ¿Qué hacer con un terco a un poco más de 2 años de que termine su gobierno? Lo normal sería valorar su permanencia en el poder, pero esta sociedad está tan dividida por su propio presidente, que los pobres que fabrica, mas los que ya existían, se han convertido en su masa de incondicionales que probablemente estallaría la violencia en partes de la nación y eso empeoraría las cosas. Mientras, desde Palacio, su inquilino, como plaga apocalíptica, destruye todo lo que encuentra aun funcionado en la sociedad de este país.