Ya basta
En opinión de Víctor Iván Saucedo
Señor Gobernador, por favor, deje de repartir culpas, deje de voltear al pasado, deje de eludir su responsabilidad, deje de minimizar las cosas.
Mientras al interior de su Gabinete la guerra civil sube de tono cada día, a los morelenses nos están matando.
Le muerte se pasea por el estado como si el territorio fuera suyo, con la fuerza que le da la impunidad, con la seguridad que le ofrece la incapacidad, con el poder que le otorga la división, con el empuje que le llega desde la inoperancia de un gobierno que prometió que las cosas serían diferentes.
Personalmente no tengo nada contra Cuauhtémoc Blanco y hoy por hoy poco me importan las circunstancias en las que llegó al cargo que ostenta; pero si me ocupa y preocupa el desastre que existe en la estrategia de seguridad, es imposible seguir tapando el sol con un dedo como lo hacen desde Palacio de Gobierno. Ya basta de decir que son ajustes entre ellos; aquí están pidiendo piso, robando, secuestrando, asesinando y sobre todo anulando por completo la confianza de la gente en seguir con su vida sin temor, sin miedo, sin certezas de un fututo mejor.
Esta sí es su responsabilidad, no basta salir a recordarnos las circunstancias en las que recibió al estado, era público y conocido que el gobierno que lo antecedió estaba infestado de sátrapas que estaban ordeñando al estado hasta dejarlo en estas condiciones, pero aún así, el hoy Gobernador decidió competir por ese cargo, asumió que a pesar de esas circunstancias podría con el paquete, aseguró que las cosas iban a cambiar, pero sobre todo prometió que habría justicia y paz.
Hoy, ambas distan mucho de ser una realidad, los ladrones se pasean mofándose de los morelenses; y la paz, la paz es una utopía cada vez más lejana en un Morelos que de a poco se desangra mientras mueren sus esperanzas.
Cuauhtémoc Blanco se irá cuando concluya su mandato para no volver, pero detrás de él quedará una estela de sangre, muerte y división de un pueblo que no merece esto.
Al menos honrando su origen debió imprimir el mejor de sus esfuerzos para revertir las cosas, para mejorar la forma de vivir de los morelenses, por brindarles seguridad, porque aquella madre trabajadora que vuelve de noche a casa pueda caminar por calles seguras, que ese joven estudiante no esté cerca de las drogas, que aquellos que concluyen sus estudios tengan una oportunidad en el mundo laboral, que los delincuentes sepan que en Morelos no habrá tregua y se les combatirá con todo, nada de esto ha sucedido, nada de esto sucederá.
No sé que opinen ustedes, pero a mi me parece que a reserva de que la Federación interviniera por completo los órganos de seguridad y gobernabilidad del estado, no hay otra forma en que este desastre se pueda recomponer. No con la incapacidad que han mostrado los que están encargados de brindar seguridad, no mientras sigan mandándose recados en los periódicos, poniéndose espectaculares o interfiriendo en la gobernabilidad de los otros poderes.
Hoy, para mí, la esperanza está perdida mientras ellos sigan al mando y los morelenses sigamos mudos.