Breves de Abogados y Políticos - Al toro por los cuernos
En opinión de Alejandro Corona Markina
La instrucción de la gobernadora Margarita González Sarabia, de poner orden en el Centro de Reinserción Social, mejor conocido como penal de Atlacholoaya, ha comenzado a rendir frutos, al desactivarse la bomba de tiempo que le dejó la gestión del ex coordinador del Sistema Penitenciario, Israel Ponce de León y el director operativo del lugar, Jesús Francisco Flores Jiménez.
La administración de la primera mujer en gobernar el estado de Morelos, se “estrenó” con un muertito y tres lesionados por arma de fuego en el interior del mencionado centro penitenciario, por lo que de inmediato González Saravia instruyó al nuevo secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana Miguel Ángel Urrutia Lozano, encargarse de la situación.
De una manera clara -llamando a las cosas por su nombre-, se reconoció que el principal problema del penal es la corrupción. Y se puso manos a la obra, haciéndose un diagnóstico de la situación prevaleciente y ya se implementaron las medidas urgentes para su pronta atención.
De entrada, se detectó el cobro irregular -por parte del personal de vigilancia-, a razón de 250 pesos por cabeza por concepto de derecho para visitar a los internos por parte de familiares, estimándose ganancias millonarias, a partir de considerar que en un fin de semana normal ocurrían alrededor tres mil visitas.
El acceso de comida o artículos de limpieza personal, también tenían un cobro aparte. Tener una cobija, un colchón o una almohada para dormir, también se pagaba como una “renta” o bien se vendían a precio alto. Lo mismo ocurre con los sistemas de comunicación digital, tales como teléfono, Tablet o computadora. Por eso muchos reos tienen perfiles de Facebook, Instagram, “X” y más, algunos de los cuales servían para la extorsión que tanto ha afectado a los morelenses.
El mismo diagnóstico permitió saber que el sistema de videovigilancia era un desastre total. Sólo el 30 por ciento de las cámaras servía y no estaban vinculadas al C5, por eso era tan sencillo cometer todo tipo de actos irregulares o ilícitos.
Y los resultados ya empezaron a verse: en un operativo sorpresa se detectó una celda que era usada como una bodega se hallaron más de tres kilos de enervantes, los cuales se vendían a la población penitenciaria, al igual que el alcohol y hasta armas. ¿Quién o quiénes se beneficiaron de tanta irregularidad?
Además, de dará vista a la Fiscalía general, la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, a la Fiscalía Especializada en el Combate a la Corrupción y a la Contraloría del estado, para que en el ejercicio de sus respectivas atribuciones, inicien los procedimientos de responsabilidades a que haya lugar y contra quienes hayan incurrido en actos ilícitos.
Lo importante ahora será que no se detenga el trabajo de limpieza al interior de los centros penitenciarios y fincar las responsabilidades a quienes se beneficiaron la corrupción, caiga quien caiga. No puede haber impunidad en esto y se debe seguir la cadena de corrupción hasta donde tope.
Trabajo coordinado es lo que ha pedido la mandataria en materia de seguridad. Sólo así se podrá avanzar en el difícil problema de garantizar la seguridad de los morelenses. Ella misma lo dijo de esta forma: El tema de la seguridad se debe atender de manera transversal, aquí no hay super héroes, para tener resultados se trabajará de manera coordinada y en equipo, pero seré yo quien esté al frente de la Seguridad.”
A la gobernadora le dejaron muchos focos rojos y como lo dijimos al principio de esta entrega, el asunto del penal de Atlacholoaya era una verdadera bomba de tiempo que en cualquier momento podría estallar. Afortunadamente se ha actuado a tiempo para desactivar dicha bomba.
Ahora sólo queda esperar a que no disminuya la intensidad con la que comenzó la nueva administración, especialmente en el rubro de seguridad pública, pues a partir de que se reconozcan los errores, deficiencias y la corrupción existente, se podrá mejorar la situación que actualmente tiene a Morelos, como uno de los estados más violentos del país.
Por cierto, ayer se conoció el último reporte de evaluación de mandatarios del país, y quien gobierna Morelos ya no aparece en el último lugar -como era una constante en la pasada administración-, lo que evidencia que con trabajo en conjunto se pueden ir revirtiendo esas cifras en donde la entidad aparecía como lo peor de lo peor.