Árbol inmóvil - Covid y desidia legislativa

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Covid y desidia legislativa

La 54 Legislatura se ha convertido en la peor de la historia (sin salvedades) del estado. El covid-19 es intempestivo; empero, vino a justificar la negligencia de los diputados, quienes están divididos (como es del conocimiento de la opinión pública) en dos bandos: el G-13 y el resto (insurgencia núbil).

            Por un lado, asumieron las medidas sanitarias (dictadas por las autoridades del ramo): suspender los quehaceres parlamentarios. ¿Y qué? De antemano no habían acuerdos ni voluntad. Todo continúa varado: designaciones de los comisionados del IMIPE, de los titulares de la ESAF, resolución del conflicto entre los municipios indígenas, iniciativas (un sinfín) y demás. La lista es prolija…

            Sobremanera, la emergencia sanitaria está justificando (como un galardón ante la miseria) la supuesta “mayoría calificada”, que consiste en el consenso de 13 congresistas. Por tanto, así va a terminar este Congreso: aprobando (casi sin pensarlo) diversos tópicos. Nadie les dirá nada. Al fin y al cabo, como en su momento lo advirtió el abogado Enrique Paredes Sotelo, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación resuelva esta controversia, los actuales huéspedes (áspides, algunos) del recinto de “Guillermo Gándara” estarán lejos… Cerca y acullá…

            La enfermedad fue un aliciente para ellos, que ya estaban dentro de la espiral de la holganza, evadiendo sus responsabilidades. Este parlamento es un escenario de la apatía apasionada.

            Además, la Corte, en este momento, dará prioridad a la pandemia; no así a temas de esta índole. ¡Un punto más a favor de la pereza de estos legisladores! Ahora es más importante la salud.

            Señores diputados: han perdido la escasa credibilidad. Cuando retornen a “trabajar”, el juicio en su contra se habrá de acentuar. Al tiempo y sus erosiones. El siguiente proceso comicial se convertirá en un juzgado, donde, mediante el sufragio, los ciudadanos los someterán a un escarmiento. A ver si aprenden.

            La actitud de los representantes populares propició la desaprobación. Los electores, sin duda, no están bien representados (y no por la nueva estructura distrital), sí por la turbiedad existente.

Las mujeres son mayoría y jamás hicieron contrapeso; al contrario, propiciaron una atmósfera antagónica, por la cual se creó un “frente”, liderado por la ambición de Tania Valentina. Rosalina Mazari se enemistó con todas ellas, a consecuencia de temas financieros. La aprobación de los presupuestos 2019 y 2020 fue el epílogo de la disensión estéril e infausta.

La improvisación (instaurada desde el 2018) no permitió el diseño de estrategias y métodos para mejorar la comunicación y el diálogo entre ellos y los habitantes; de ahí las manifestaciones de diferentes grupos. Los comuneros de Hueyapan, verbigracia, maniataron la cámara y, a cambio, sólo recibieron indiferencia; sus vicisitudes siguen…

 

COVID: ÍNSULA DE ESPLÍN

“Esplín” es un concepto que emergió de Charles Baudelaire, quien, al volverse heurístico (un instante), dio cuenta del campo semántico: hastío. El confinamiento propiciado por la pandemia de covid puede conducir, incluso, hacia la muerte.

            Estamos inmersos en dos mazmorras: la osteológica y el aposento (algunos sólo tienen la calle; y, de cobertor, los rayos del sol). En el enclaustramiento, además, otros trastornos merodean: aburrimiento, frustración, pérdidas financieras, sedentarismo y estigma.

            En Una partida de ajedrez, de Stefan Zweig, se narran las vicisitudes de Mirko Czentovicz, un genio en los movimientos de las piezas sobre los escaques. Y, a la vez, el autor nos da un panorama de las disensiones entre posturas disímbolas y la resistencia de un humano ante la adversidad. Una gran dosis de intriga y maestría.

            Sin perplejidad, la pandemia está probando nuestra paciencia. Otrosí, en la ínsula olvidada, el deterioro de la razón se reaviva, como una hoja seca en la intemperie del destiempo (con la puerta entreabierta).

            No obstante, la intranquilidad es un árbol plantado en el viento. El polvo lo deshace (como el olvido de la desmemoria en la calle solitaria).

 

ZALEMAS

            En “Sosiego”, Amado Nervo nos dice:

 

Ultra limen

más allá de la impaciencia

de los mares enojados la tranquila

indiferencia de los limbos irisados

y la plácida existencia

de los monstruos no soñados...

Más allá de la violencia

de ciclones y tornados,

la inmutable trasparencia

de los cielos estrellados...

 

            La impaciencia posee ramas enhiestas en la nada. Éstas se anegan en la reclusión y, sin proponérselo, hienden el alma. Es grato divisar el desprecio a través de la ventana de la penuria. Más allá… Cerca. Un año después. Mañana. Nunca.

(¿Hasta el siguiente jueves? Cada día tiene su afán. El Rapto viene…).