Serpientes y escaleras - ¡Seguridad, seguridad!

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¡Seguridad, seguridad!

La organización de la gira presidencial a Morelos falló… y hubo consecuencias.

 

¡Seguridad, seguridad!

La última visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a Morelos no resultó como los organizadores esperaban, el evento se les fue de las manos desde el inicio, cuando la dependencia estatal encargada de la organización fracasó en la convocatoria y tuvieron que entrar al quite las delegaciones federales para llenar el lugar. Lo que inicialmente se concibió como un acto para mujeres terminó siendo una reunión variopinta con adultos mayores y personas convocadas de último momento. Por eso pasó lo que pasó.

Con hechos ha quedado claro que la presidenta de México tiene una fuerte afinidad con Morelos y ha construido una amistad legítima con la gobernadora. Y tiene sentido: la doctora tiene una relación histórica con el estado y ha visto en Margarita González Saravia a una mujer que comparte su visión, sus ideas, sus objetivos y su concepción de la vida.  

Lo ocurrido en Cuautla no fue un fallo menor y sería terrible que quedara como una simple anécdota, porque algo así seguramente incomodó a la presidenta y podría cambiar la manera como la jefa del ejecutivo federal ve al estado y trata a su titular. Claudia Sheinbaum no llegó a un lugar cualquiera, se presentó en un escenario que debía estar controlado, en el que participaría gente afín y con una agenda sin sorpresas. Como deben ser siempre los eventos presidenciales.

La noche previa a la visita las alarmas se encendieron en la delegación de bienestar cuando la secretaría de la mujer a cargo de la convocatoria tiró la toalla por no tener la capacidad de cumplir con lo prometido; la funcionaria tuvo esa encomienda con muchos días de anticipación, aceptó la responsabilidad, prometió resultados y unas horas antes soltó el evento porque no tiene estructura, ni capacidad de convocatoria.

Fue desde esas horas de la noche y durante la mañana del miércoles que varios delegados y funcionarios federales se dieron a la tarea de buscar gente para movilizar y se tuvo que recurrir a los adultos mayores del programa federal para que acudieran. La premura tuvo consecuencias: el auditorio se llenó de último momento, pero se hizo sin el cuidado de filtrar a las personas ni controlar a la gente.

Unos minutos antes de que llegara la presidenta y la gobernadora hubo connatos de bronca en la entrada, gritos de gente que exigía entrar para protestar y hasta roces fuertes con el alcalde de Cuautla Jesús Corona, quien a la fuerza intentó subir al presídium porque así se lo habían ofrecido y al no permitírselo tuvo que ser retirado del evento por la puerta de atrás.

De manera paralela el mismo día se llevó a cabo la Jornada Nacional Tequios por la Paz y Contra las Adicciones, a cargo localmente del IMPAJOVEN, evento que también fracasó porque la dependencia estatal no logró convocar jóvenes y fue necesario sacar alumnos de algunos planteles educativos para simular que la jornada se estaba llevando a cabo.

Un punto sustantivo sobre lo ocurrido el miércoles es que en ambos casos falló la estructura local y el trabajo de los responsables, lo cual deja en claro que existe mucha simulación en cuestión de estructura; la consecuencia de ello es mayor en el caso del evento presidencial, porque tanto Claudia Sheinbaum como Margarita González Saravia quedaron expuestas al reclamo público en un evento propio y la mandataria federal se tuvo que sacar de la manga una futura reunión en el estado del gabinete de seguridad, para reforzar el trabajo de prevención en Morelos.

El grito de ¡seguridad, seguridad! finalizado con el de ¡presidenta, presidenta! Representa el primer golpe social de este tipo para Margarita González Saravia y conociendo la bondad de la gobernadora seguramente el error ya ha sido perdonado y el mal sabor de boca quedará como anécdota. Si eso ocurre, es altamente probable que en lo subsecuente volvamos a ver este tipo de situaciones, porque las fallas que no se corrigen, se repiten.

La seguridad es una demanda muy fuerte de la ciudadanía en todo el país y de manera particular en Morelos; elegir llevar a la presidenta de México a Cuautla en un momento como el actual, donde ese municipio se encuentra agobiado por problemas de inseguridad y con un alcalde que fue videograbado en una reunión con un líder de la delincuencia organizada fue sumamente atrevido.

Sin control de las cosas, como fue, era previsible que la gente pediría seguridad, los cuautlenses están agobiados por la violencia, el cobro de piso, los secuestros, las ejecuciones y los asaltos, todo ocurre en un momento donde no hay confianza en las autoridades municipales porque parecen ser ellos mismos quienes están detrás de los grupos criminales y por tanto no hay condiciones para que el ciudadano común denuncie.

Cualquiera que acuda a aquel municipio notará que muchos negocios decidieron desde hace meses cerrar sus puertas a las siete de la noche por temor a la inseguridad, lo que representa un virtual toque de queda que está a la vista, que es sabido por las autoridades de los tres niveles de gobierno y aún así nadie hace nada. Con esas cosas ¿Cómo esperaban que la gente no le pidiera a la presidenta de México seguridad y le agradeciera a ella, no a la gobernadora, su promesa de resolver el tema?

La situación de Cuautla en materia de inseguridad y violencia no es distinta a la que se vive en muchas partes del estado y del país, pero ahí se agrava por el evidente desprecio que hacia el tema y la gente tiene el alcalde Jesús Corona, porque él mismo ha sido señalado y evidenciado públicamente por tener vínculos con líderes de la delincuencia organizada y a pesar de que hay pruebas y se confirmó que existe una investigación federal, no ha pasado nada.

Era evidente que el equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum no iba a dejar que Jesús Corona estuviese junto a ella en un acto público, aunque haya sido la propia secretaria de la mujer Clarisa Gómez Manrique quien lo invitó.

El grito de ¡seguridad, seguridad! no es criticable, ni tampoco representa una ofensa para las mandatarias, es una exigencia legítima, un sentimiento real de desesperación e impotencia ante situación que cuesta muchas vidas y ha arrebatado la tranquilidad de miles de familias; el trabajo en materia de seguridad se está haciendo a nivel estatal y federal, el problema está en el municipio y comienza con el alcalde, mientras esa situación no cambie las cosas no mejorarán y los reclamos se incrementarán.

El grito de ¡presidenta, presidenta! Fue una respuesta de agradecimiento que se centró en Claudia Sheinbaum y dejó de lado a la gobernadora, situación llamativa porque el público era local y los asistentes, se supone, se identifican más con Margarita González Saravia que con la presidenta.

Lo dicho: las cosas no están caminando tan bien como se dice en el estado, aún estamos lejos de hablar de crisis, pero los problemas pueden encaminar a esta administración hacia ese escenario si no se toman decisiones pronto, se corrigen errores y se pone más atención a los detalles.

Margarita González Saravia está haciendo todo de su parte para que las cosas mejoren, su esfuerzo y convicción son incuestionables, pero le falta acompañamiento, equipo y una urgente revisión del trabajo interno del gabinete, porque las cosas que le dicen no son las que realmente están sucediendo.

Las fallas en el evento de ayer no son poca cosa, la secretaria fracasó en la convocatoria, no logró llevar ni siquiera mujeres jóvenes y la premura con la que se rellenó el evento con adultos mayores y personas de todos lados generó la molestia que se reflejó en los gritos que desaparecieron el mensaje central del evento.

La gobernadora de Morelos quedó innecesariamente expuesta frente a la presidenta de México por la incapacidad de su equipo, sus errores hicieron que el sentido del evento quedara de lado y lo único que se posicionó en la mente de quienes asistieron o vieron el acto a través de los medios sean los gritos de reclamo.

Confiemos que este yerro no tenga consecuencias mayores ni para la gobernadora, ni para el estado.

·         posdata

La sentencia que obligará a todos los partidos a postular mujeres en 19 municipios de Morelos agrega un ingrediente interesante a la contienda intermedia; el acuerdo plenario que ordena al congreso local y al órgano electoral morelense a garantizar que se cumpla este mandato es resultado de un juicio promovido por la morenista Meggie Salgado Ponce, actual diputada federal plurinominal por Aguascalientes, pero aspirante a la presidencia municipal de Cuernavaca.

Interesante digo, porque aunque en el papel el Movimiento de Regeneración Nacional aventaja a los demás partidos y ello, en teoría, hace pensar que con cualquier candidata ganan, eso mismo se veía en el 2024 y todos sabemos cuál fue el resultado.

Leer el proceso electoral en base a números de escritorio o encuestas suele ser un error común de los estrategas, porque aunque técnicamente es la manera más probada de acercarse a la realidad, este tipo de predicciones suelen fallar con más frecuencia de la que los estudiosos quisieran.

Las encuestas y los números son cambiantes, dependen de muchos factores y en algunos casos derivan de la inversión económica que los interesados hagan en ellas. Veamos el caso de la gobernadora Margarita González Saravia, a quien la empresa Demoscopía Digital la colocaba hasta hace un mes entre los primeros cinco gobernantes mejor evaluados de México y en su estudio de abril la manda hasta la posición 22. ¿En serio cayó tanto en un mes? Obviamente no. Pero regresemos a la sentencia:

Aunque las favorecidas por el juicio promovido por Meggie Salgado (ella primero que todas) argumenten que se trata de un acto que garantiza la paridad y valida el derecho de las mujeres, olvidan que la esencia de la democracia implica el respeto a la voluntad de la mayoría expresada de manera libre a través del voto, sin filtros adicionales o candados que limiten su decisión. Aquí hablamos de paridad obligatoria.

Como hoy estamos en tiempos de lo políticamente correcto la democracia se combina con acciones que garantizan acceso a grupos y sectores obligan a la paridad e incluso equilibran las cosas cuando la gente no vota de manera paritaria.

Pero los números son fríos: de acuerdo con datos del INE hasta la elección del 2021 había 0.5 por ciento más mujeres que hombres registrados en el padrón electoral federal y 1.0 por ciento más mujeres que hombres registrados en la lista nominal de Morelos. En cuanto a votos emitidos, contados y validados, en Morelos vota un 5 por ciento más mujeres más que hombres. Luego entonces ¿Por qué no ganan mujeres? ¿Por qué se habla de machismo? 

La sentencia obtenida por la diputada federal es prácticamente un hecho y garantizará que en esas demarcaciones veamos solo candidatas mujeres; lo que no es claro es que Morena la postule a ella, porque regresando a la praxis electoral, lo que los partidos buscan es ganar elecciones y en el caso de Cuernavaca hablamos de un municipio clave para el proceso de sucesión del 2030 y ninguna de las mujeres de la 4T tiene condiciones para ganarle a la candidata del PAN.

La decisión en la mayoría de las candidaturas locales de Morena en el 2027 corresponderá a la gobernadora y será ella, a partir del razonamiento que quiera, elegir a quienes considere las mejores opciones para representar a sus partidos en las urnas, ahora obligada a que sean mujeres en 19 municipios por un juicio que interpuso una de sus correligionarias.  

La elección del 2027 será el andamiaje para la renovación del gobierno de Morelos en el 2030 y encaminará a quienes, eventualmente, le podrían recibir la administración a Margarita González Saravia. Más allá de argumentos románticos, en este tipo de decisiones lo que importa es la confianza de la gobernadora en las personas que ella elija.

La confianza es algo muy difícil de ganar y muy fácil de perder.

·         nota

Ojo con el evento del sábado en el Coruco Díaz; la hora y la forma como se tiene planeado no es la mejor y puede generar molestia.

Aunque como en los tiempos graquistas contraten a un cantante famoso para amenizar el evento.

·         post

Morelos se sumará a los estados que prohíben los narcocorridos. Sin ser un seguidor de ese género musical y aunque ciertamente puede llegar a hacer apología del delito, parece que ahora se quiere castigar más a un cantante que a un delincuente.

·         redes sociales

Mientras nadie diga nada, todos seguiremos pensando que vamos bien.

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