Serpientes y escaleras - Las dirigencias

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Las dirigencias

Los dirigentes de los partidos tienen un rol en la elección. Algunas veces de estorbo.

 

Las dirigencias

La contienda electoral del próximo seis de junio se ha analizado a partir del perfil de los candidatos y de la fuerza de sus partidos; las siglas de Morena llevan la delantera, pero el perfil y la trayectoria de los candidatos hacen la diferencia. Hay un ingrediente importante en este proceso del cual poco se ha hablado: las dirigencias. ¿Qué dirigentes políticos están haciendo su trabajo para ganar las elecciones?

Reconozco que no identifico el nombre o las siglas de los 23 partidos políticos con registro en Morelos, ni mucho menos a quienes los dirigen; me ha parecido ocioso tratar de conocerlos porque estoy seguro que la mayoría de ellos perderán su registro y sus representantes pasarán al olvido más rápido de lo que surgieron.

Las dirigencias de los partidos juegan un papel importante antes, durante y después de los procesos electorales; primero tiene la encomienda de diseñar una estrategia política, definir los métodos de selección de candidatos e impulsar a los mejores liderazgos, luego viene el proceso de campaña, en donde tienen que ser acompañantes de sus candidatos, operadores políticos y facilitadores. Después de la elección sigue la defensa del triunfo en las urnas o la inconformidad jurídica ante los tribunales en el caso de que existan inconformidades, lo cual siempre sucede.

Revisar las dirigencias estatales de los partidos políticos permite entender el contexto de las campañas y la forma de operar de los candidatos. Morena, por ejemplo, es el partido con mayor intención de voto, pero también la institución con peor manejo partidista. Gerardo Albarrán está al frente de los trabajos de la Cuarta Transformación, pero nunca ha estado a la altura del reto obradorista: durante dos años dejó suelto al partido, luego junto con los consejeros se agandayaron las posiciones seguras, posteriormente trataron de boicotear la alianza por el PES y ahora, aunque ya le levantó la mano a Jorge Argüelles se ha desentendido del proceso y deja que cada candidato haga campaña a su modo, por separado y en algunos casos en contra de algunos de sus correligionarios.

Caso opuesto es el de Acción Nacional, donde los Terrazas operan con disciplina castrense en todos sus espacios; cierto: a los hermanos se les ha cuestionado mucho por el manejo que han dado al PAN en Morelos, por apoderarse de las candidaturas, por el cerrar el paso a sus críticos y desplazar a sus opositores, pero ahora que han arrancado las campañas están metidos de lleno en la elección, supervisan a todos sus candidatos y marcan una línea de actuación muy clara a todos sus abanderados: pidan el voto parejo por el PAN.

El PRI se encuentra justo en medio de estos dos partidos: aquí hay un dirigente que apoya a algunos de sus candidatos, pero no toma en cuenta a otros; Jonathan Márquez tiene su propio juego político, se mueve bajo sus propias reglas y aprovecha su cercanía con la dirigencia nacional para actuar sin recato. En el PRI hay candidatos de primera y de segunda, algunos tienen apoyo de la dirigencia estatal y otros andan sueltos, tratando de hacer lo que pueden con sus propios recursos; en uno y otro caso la constante es que no existe una línea política que unifique criterios y enfoque baterías en un mismo sentido. Lo que comentan los propios priístas es que la dirigencia estatal está operando el acuerdo que el dirigente nacional Alejandro Moreno hizo con Hugo Eric Flores.

Entre los partidos nuevos hay dos casos que observar: Movimiento Alternativa Social y Fuerza por México, el primero de Matías Nazario y el segundo de Pedro Haces; el MAS es un proyecto estatal que tiene orden y objetivos muy claros, su líder identificó y reclutó liderazgos regionales en todo el estado, les abrió espacio para competir en los distritos y en las alcaldías y se aseguró de unificar criterios para poder salir a campaña unidos. En el MAS hay varias figuras interesantes que sumarán votos, existe un proyecto político más allá de la elección y una campaña de imagen que arropa a todos los candidatos.

En el caso de Fuerza por México la apuesta mediática es el exgobernador Sergio Estrada Cajigal, pero los votos que consiga el mecánico en su carrera por la alcaldía de Cuernavaca no servirán al partido para mantener su registro. En FxM la situación es peculiar porque solo tienen un candidato rentable en las diputaciones (Javier Bolaños) y su candidato más rentable (Sergio Estrada) decidió hacer campaña solo, coordinado únicamente con los candidatos de la capital y anteponiendo su nombre a las siglas de la institución que lo contrató.

En los demás partidos lo que prevalece es el desorden o el desconocimiento: el PRD, Movimiento Ciudadano, Verde, Nueva Alianza y Encuentro Solidario son organizaciones sin pies ni cabeza, carecen de proyecto electoral, de liderazgo político y de estrategia; aparecerán en la boleta, pero sus dirigencias no están ayudando a ganar a sus candidatos. En Morena, el PAN, el PRI, MAS y FxM hay luces y sombras, pero en estos últimos no existe nada, están igual o peor que el resto de las instituciones de reciente creación.

Los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional tienen a su favor que son el partido mejor posicionado, pero esa ventaja no es definitiva ni será suficiente para hacer ganar a todos en cualquier condición, como sucedió en el 2018. A Morena le falta conducción política, le duele la ausencia de su dirigencia y padece la división interna que existe entre sus candidatos. A los panistas les ayuda tener una dirigencia con mano dura que sí se ha metido al proceso, que apuesta por la unificación del voto y obliga a sus candidatos a seguir una misma línea de campaña.

Veámoslo de esta forma: aunque no son posiciones que agregan votos, las dirigencias de los partidos pueden convertirse en un punto de apoyo muy importante para sus candidatos; las campañas se ganan con la suma de todos los aspectos que intervienen: la fuerza del partido, la imagen de los candidatos, las estructuras, la comunicación, la estrategia, los acuerdos políticos y por supuesto el liderazgo partidista.

Los problemas de Morena son tan evidentes como su ventaja: la falta de conducción partidista en el Movimiento de Regeneración Nacional no es un asunto exclusivo de Morelos, basta ver lo que ha hecho Mario Delgado para entender la crisis de la 4T.

A unas semanas de la elección algunas dirigencias de partido necesitan poner orden entre sus filas, alinear a sus candidatos y establecer una agenda de trabajo que no solo unifique criterios, también deben llamar al voto común.

Ganar una elección nunca ha sido tarea de un solo hombre.

                                                          

                              

  • posdata

En la tercera semana de campaña ya comienzan a notarse algunas líneas discursivas y cierta tendencia en el voto. Aunque la fuerza de Morena es notoria en las encuestas, en las calles no se siente tan sólida como la presumen los obradoristas.

En el caso de Cuernavaca, además, hay que tomar en cuenta que el voto lo define la clase media y en los últimos días comienza a surgir un argumento que podría marcar tendencia en los votos: identidad.

Varios personajes de la vida política, social y empresarial han comenzado a expresar públicamente su opinión sobre el futuro de la ciudad y los problemas que atravesamos; desde diferentes ángulos la coincidencia entre ellos es la misma: necesitamos un alcalde de aquí, que conozca a la gente y que le duela lo que pasa en Cuernavaca.

Este debate aparece en el contexto de una elección que hasta ahora se ve competida, pero que en unos cuantos días podría definirse a favor de alguno de los aspirantes si es que el mensaje de identidad permea entre la ciudadanía.

Los cuatro candidatos punteros tienen una estrategia definida que puede apreciarse a simple vista:

Jorge Argüelles apuesta por la estructura, por tener un voto masivo controlado que le permita ganar la elección más allá de lo que suceda en campaña o de las opiniones que genere su postulación. Su mayor fuerza es también su principal debilidad: más que el candidato de Morena, es el candidato de Cuauhtémoc Blanco.

José Luis Urióstegui sigue el camino de la empatía, trata de construir una candidatura ciudadana cuyo fuerte sea la identidad; el abogado sabe que no puede competirle a su rival en el terreno económico, pero lo intenta rebasar con trabajo de calle, destacando su arraigo con la mayoría de los votantes.

Matías Nazario es el aspirante que tiene más claridad en la elección y mejor diseño de campaña; cierto: no tiene la fuerza de Morena ni la rentabilidad de Urióstegui, pero ha sabido tomar parte de ambos proyectos para potencializar su figura: tiene estructura y genera empatía con los votantes.

Sergio Estrada Cajigal anda como quinceañera con zapatos nuevos, disfruta de su candidatura y camina como no lo hizo en las otras dos campañas en las que participó; el exgobernador busca el voto de la nostalgia y opera a través de los mismos personajes que estuvieron a su lado como jefe del ejecutivo; en su campaña hay ánimo, pero muy poca estrategia.

En los últimos días sigo sin sentir la fuerza de Morena en la capital, pero comienzo a escuchar voces que parecen comenzar a definir su voto. Tengo la impresión de que la identidad y el arraigo serán factores de mucho peso entre los votantes.

  • nota

Las encuestas publicadas por El Financiero el lunes pasado son un aviso a los morenistas: en 8 estados del país los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional han caído en la preferencia electoral; la baja va desde los 11 puntos en Guerrero, hasta los 15 en Campeche. Un dato peculiar: aunque la publicación periodística no refiere a Morelos, la imagen con la que ilustran la nota es del diputado Jorge Argüelles haciendo campaña en Cuernavaca.

Recordemos algo: históricamente los candidatos a la gubernatura de Guerrero siempre han hecho campaña en Morelos; desde hace muchos años los aspirantes a esa magistratura incluyen a nuestro estado en su agenda porque un número muy importante de Guerrereses vive, trabaja o tiene familia en la tierra de Zapata.

La imposición de Evelyn Salgado en Guerrero no solo hizo perder 11 puntos a Morena en ese estado, el escándalo desatado alrededor de Félix Salgado Macedonio y la pésima manera como la dirigencia nacional proceso el asunto representó un alto costo para la 4T en todo el país.

Suena feo pero es cierto: los guerrerenses son un pueblo machista al que le puede molestar más la imposición de una mujer como candidata que todos los escándalos que se le atribuyen al Toro.

Veremos si la fuerza de Morena es tanta para hacer ganar a Evelyn Salgado a pesar de todo lo que hemos visto.

  • post it

Ayer por la tarde Francisco Rendón dejó de existir. Buen amigo, buen padre de familia y entrañable compañero, siempre vio la vida con optimismo a pesar de las adversidades.

Su cuerpo se va, pero su recuerdo queda para siempre.

A mi amigo lo recordaré siempre con cariño.

Para su familia mi respeto y solidaridad.

  • redes sociales

Muchos candidatos caminan por las calles, algunos de ellos lo hacen a bordo de vehículos de lujo y otros a pie, hay quienes andan acompañados de mucha gente y otros que avanzan con algunas cuantas personas; los hay, incluso, quienes se mueven acompañados de fuertes dispositivos de seguridad y evitar meterse a lo que sus asesores consideran “zonas de riesgo”.

De todo podemos ver en esta muy peculiar campaña 2021.

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