Serpientes y escaleras - El reclamo de Lucía
En opinión de Eolo Pacheco
La actitud de la candidata perdedora no es un berrinche, es una estrategia post electoral
El reclamo de Lucía
La candidata opositora no acepta los resultados de la elección, dice que hubo fraude y alega que hay perdidos más de 300 mil votos. Por personalidad y estilo era difícil suponer que Lucía Meza aceptaría un resultado adverso por un margen corto, pero con 18 puntos de diferencia y más de cien mil votos de distancia es ilógico su reclamo. La senadora quiere vender cara su derrota y tratará de explotar el tema hasta donde le sea posible a pesar de que sabe que el resultado no cambiará. Quiere es generar caos para negociar.
Lo primero que debemos entender es que el objetivo de la candidata del cambio no es el recuento de votos, sino anular la elección. Ninguna de las dos cosas es fácil, pero la segunda está más a su alcance si eventualmente lograran acreditar faltas graves en el mínimo de casillas necesarias.
El frente opositor hizo lo que tenía que hacer en la campaña y su representante logró mucho más de lo que cualquiera hubiera esperado, sobre todo en términos de percepción; los estrategas cambiaron la Lucía pendenciera por una candidata fuerte, aguerrida, pero también solidaria; exactamente igual que como hicieron con Graco en el 2012. Esta semana reapareció la Lucía de siempre.
Los resultados de la jornada dominical tomaron por sorpresa a todos, empezando por los morenistas; ni el más optimista en la 4T había apostado que ganarían por una diferencia tan grande a pesar de sus encuestas, pero así sucedió en todo el país; ellos sabían que llevaban ventaja y que la batalla no sería sencilla, pero jamás esperaron una oleada tan grande como la que apareció en Morelos y en todo el país. Los números merecen un análisis aparte.
El bloque opositor exige un recuento de votos y trata de construir una historia de fraude a partir de supuestos que son escandalosos, pero no están comprobados; empezando porque el órgano estatal electoral está encabezado por una persona afín al proyecto opositor y hubo muchas señales de parcialidad del IMPEPAC hacia el FAM, la narrativa de fraude no acaba de consolidarse porque el INE no acepta lo que dice Lucía Meza.
El objetivo de la candidata opositora no es cambiar el resultado a partir de la apertura de paquetes electorales y conteo de votos, saben que la diferencia es enorme e irreversible; lo que quieren es acreditar inconsistencias que permitan solicitar la anulación de la contienda, un hecho sumamente complicado, difícil de acreditar y cuya validación está en instancias federales que no tomarán esa decisión.
Lucía Meza sabe que perdió la elección y muy en el fondo entiende que haga lo que haga no cambiarán las cosas, pero está apostando al futuro, a victimizarse, a elaborar una narrativa de fraude para venderse como una gobernadora legítima que, además, podría ser el rostro de la oposición en los próximos años. Esto último sí lo puede lograr, sobre todo si como hasta ahora se ve, sus adversarios se lo permiten.
La senadora entiende bien la política y maneja muy bien los medios de comunicación, sabe que aceptar la derrota sin chistar la podría mandar al ostracismo, como ha sucedido con todos los candidatos perdedores. Su meta, reitero, es generar el caos necesario para presentarse como víctima, para crear la percepción de que le robaron la elección y a partir de ahí mantenerse vigente y reinventarse.
La notificación que le hizo la fiscalía anticorrupción al momento que daba una rueda de prensa acompañada de los dirigentes de oposición fue una torpeza que fortaleció su discurso de víctima; los funcionarios pudieron esperar a que concluyera el evento o ubicarla en cualquier otro lugar, pero decidieron hacerlo frente a las cámaras, quizá pensando que la iban a amedrentar, pero el resultado fue contrario: la excandidata aprovechó la situación, llamó a la prensa y dijo ser víctima de una persecución. En castellano: quien dio la orden de notificarla frente a los reporteros es un imbécil.
Lucía Meza Guzmán es una mujer que lleva más de veinte años ininterrumpidos haciendo política, se formó a la sombra de Graco Ramírez, experto en moverse en el caos y en aprovechar las crisis. La senadora conoce esta estrategia y la aprovecha, lo mejor que le pudo ocurrir es que la fiscalía la notificara y busca que este tipo de situaciones continúen, porque sabe moverse en ese ambiente.
La senadora no se va a inmutar ante las presiones, ni tampoco va a aceptar fácilmente su derrota, aunque sepa que no cambiará el resultado. Los lerdos se ríen de ella porque consideran que está dando patadas de ahogado, que sus acciones son una payasada política o un berrinche personal, pero no entienden que cada una de estas acciones se hacen pensando en el futuro, en la manera como se puede convertir en un referente opositor y un factor de gobernabilidad para la próxima administración.
Cada golpe que le den a Lucía Meza lo recibirá con gusto, eso es lo que busca porque esa es exactamente la narrativa que quiere vender; sus afirmaciones de fraude son escandalosas, pero no tienen consistencia porque no ha presentado ninguna prueba de sus dichos. Esa línea es buena, pero perecedera, porque sin elementos de prueba en poco tiempo la gente la dejará de observarla; cosa diferente ocurrirá si, como sucedió en la rueda de prensa, surgen acciones gubernamentales en su contra, ahí sí crecerá porque se victimizará, porque se llamará perseguida política y la gente le puede comprar esa historia.
Margarita González Saravia ganó contundentemente la elección y será la próxima gobernadora de Morelos a pesar de todo lo que afirma su rival. La elección en el país y en el estado puede no gustar a muchos, puede adjetivarse de muchas formas, pero no hay manera de que se empañe la decisión de la mayoría en las urnas.
A partir de este lunes la historia entre las excandidatas es distinta y debe atenderse de otra forma: Lucía Meza apuesta a la crisis, intentará crecer en el caos y busca trascender al proceso a partir de la hipótesis de que es una víctima del estado y de que le robaron la elección.
Margarita González tiene que actuar con mucha prudencia, pensar en lo que necesitará para que durante su administración las cosas sean mejores; no debe entrar al pleito directo, ni tampoco permitir que desde otros espacios validen el discurso de su ex rival.
Es aquí donde radica la importancia de un buen equipo.
· posdata
Primero Lucía Meza alegó fraude electoral en la elección estatal y luego salió Alejandra Flores diciendo lo mismo, pero en Cuernavaca.
En la contienda por la gubernatura la distancia entre la candidata ganadora y la perdedora es de más de cien mil votos y el resultado no se revertirá, aunque se vuelvan a contar todos votos. En Cuernavaca la distancia es menor, de apenas cinco puntos porcentuales, aún así es muy difícil que panorama cambie.
José Luis Urióstegui ganó la elección capitalina de forma apretada, gracias a la suma de votos del PRI, de su estructura y a los pleitos en Morena; si la 4T no se hubiera peleado otra vez, como sucedió en el 2021, hubieran mandado un mejor candidato o compitieran partido contra partido, es decir, Morena contra PAN, sin alianzas, la 4T gobernaría la capital. Pero el hubiera no existe.
Como alcalde de Cuernavaca Urióstegui hizo cosas buenas y cometió errores, como candidato no sobresalió, pero en la comparación personal siempre fue mejor que su rival. El triunfo de José Luis pudo ser con un margen mayor si el presidente municipal entendiera y valorara la importancia de la comunicación, porque a pesar de que su desempeño al frente del ayuntamiento fue bueno, nunca supo comunicarlo, como tampoco atinó a comunicar nada en campaña.
Alejandra Flores es una mujer de trato difícil que no consiguió convencer ni a los morenistas, eso tiene que ver en gran medida con la intervención de su pareja y de su papá, dos personajes que política, social y mediáticamente le hacen mucho daño y a lo largo de su corta carrera pública le generan muchos enemigos; mientras los tenga a su lado haciendo política, Alejandra siempre va a perder.
Veo el reclamo de Lucía Meza y me queda claro que se trata de una política profesional que no actúa por ocurrencia; la senadora sabe que algo puede recuperar en la derrota y que es importante proyectarse hacia el futuro, porque en unos meses no tendrá escaño; la excandidata a la gubernatura aparece flanqueada por los partidos de oposición, mientras que Alejandra Flores sale acompañada de Patricia Torres, una mujer de terrible trato, mala reputación y despreciada en todos lados.
Recapitulemos: José Luis Urióstegui ganó merecidamente la elección y como consecuencia de diversas coyunturas, será alcalde por un segundo periodo y eso es bueno para la ciudad porque se trata de un hombre honesto; lo único que se le pediría y no es fácil, es que se desprenda de los hermanos Terrazas, que no se vuelva rehén de los partidos y que haga cambios en su gabinete.
Alejandra Flores perdió por segunda ocasión consecutiva y ello está directamente relacionado con la terrible imagen que proyectan su pareja sentimental y su padre. Sin ellos a su lado, políticamente hablando, la candidata de Morena pudo haber gobernado Cuernavaca.
· nota
Morena gobernará Morelos por primera vez, pero la oposición controlará los municipios más importantes del estado.
El voto ciudadano refrendó o acabó con los mitos: bastiones que considerábamos morenistas, como Jiutepec, terminaron del lado de la oposición, mientras que zonas como Jojutla se volvieron el corazón de la 4T.
En política como en la vida se pueden decir muchas cosas, pero lo que cuentan son los resultados. Margarita González Saravia ganó de manera contundente y tiene toda la calidad moral y política para liderar a la 4T en Morelos; en el panorama político y dentro de Morena habrá acomodos como reflejo de los números: quienes tengan más votos merecen tener mejores posiciones políticas.
Pasada esta elección, la lección para muchos políticos debe comenzar en lo personal, en su actitud y en la arrogancia que mostraron en los meses previos a la elección; quienes se sentían dueños del voto popular, capaces de hacer ganar a cualquiera, prometieron mucho y lograron poco, tienen que revisar sus errores para corregir.
En política nadie pierde ni gana de manera absoluta, cada tres años los escenarios cambian y el estado se reconfigura. La madurez política implica aceptar y entender el voto popular y a partir de ahí tomar decisiones que en algunos casos implican cambiar de actitud.
La arrogancia siempre ha sido una mala consejera de los políticos.
· post it
La notificación que le hicieron a Lucía Meza los funcionarios de la Fiscalía Anticorrupción es por una denuncia que interpuso Gerardo Becerra Chávez, el mismo que ha presentado decenas de demandas contra Graco Ramírez, alguna contra Cuauhtémoc Blanco y muchas contra funcionarios graquistas.
Ergo: seguramente la demanda no tiene consistencia, porque ninguna de las que ha presentado Becerra han procedido.
Mi amigo Gerardo es muy bueno para declarar, pero malísimo para armar expedientes.
· redes sociales
¿De qué les sirvió a muchos pelearse en las redes sociales a causa de la política?
Los que apostaron por un candidato que perdió se quedarán con mucha gente resentida que ahora se burlará de ellos. Quienes ganaron esperan que los tomen en cuenta para algo, pero eso, si sucede, será con muy pocos.
Reitero: pelearse por un político es una tontería.
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